No hay manera de perdernos • Flozmin •

13- El adiós

Jazmín regreso a su puesto de trabajo, con sus ojos hinchados y prácticamente, con un hilo de voz.

Le costaba entender que el día anterior, estaba más feliz que nunca por el primer beso y la charla con Flor.  Y ahora, todo eso se había evaporado por un viaje que le era imposible postergar para más adelante, ¿Por qué todo debía ser tan complicado?

A veces, durante la cotidiana reflexión de la vida, se nos ocurre pensar que cada persona que conocemos o cada situación que nos toca atravesar, tiene un por qué.
Probablemente este viaje también lo tenía. Pero en la actualidad, tenía más cosas en contra que a su favor. Ojalá que en un futuro, se trate de un buen recuerdo.

A pesar de la gran insistencia de Javo a su amiga, de que se vaya a su casa a descansar y a preparar su equipaje para el día siguiente, ella decidió quedarse.
Tal vez con la pequeña esperanza de ver a Flor nuevamente y hablar de otra manera, pero no fue así.

En el transcurso de la tarde y noche, la cocinera pudo ver como las hermanas se encontraban revolucionadas por no saber qué era lo que tenía a Florencia tan mal.
Subieron a su habitación para charlar con ella reiteradas veces, pero todos los intentos fueron en vano. No contestaba ningún mensaje en el grupo de wpp de Las Estrellas y evitaba las video llamadas.

Cuanto terminó su turno, Jazmín decidió ir a hablar con Virginia sobre su viaje y la ausencia en hotel por los siguientes meses. Al tener una gran relación entre ellas, la abogada le dijo que no había ningún problema y que su puesto de trabajo iba a quedar vacante hasta que ella regresará.

Luego, se dirigió al vestuario para cambiarse e irse a su departamento a preparar todo para su repentino viaje. Su vuelo saldría alrededor del mediodía, ya que no pudo encontrar otro para más temprano.

Terminó de armar su valija a la madrugada y el cansancio la estaba invadiendo por completo. Así que, se acostó en su cama e intento descansar, sin poder evitar que la imagen de Flor invadiera sus pensamientos constantemente.

El día después de recibir una de las peores noticias de su vida comenzaba para Florencia. Prendió su celular y vio la cantidad de notificaciones que tenía en él, principalmente de sus hermanas que se encontraban muy preocupadas por ella.

No quería levantarse, no quería comer y si era posible, tampoco respirar. Cualquier tipo de esfuerzo, por más mínimo que fuera, le estaba resultando una molestia.

Como era muy temprano y probablemente, no estaría nadie en el hotel, decidió bajar al deck a tomar un poco de aire.
Para su mala suerte,  estaban todas sus hermanas que se acercaban como lobos feroces hambrientos en busca de su presa.

-Al fin das señales de vida Florencia! Nos podemos explicar qué es lo que te pasa? – Dijeron las cuatro prácticamente al unísono.

-Paren un poco, no baje de mi habitación para que me interroguen, VULVAS METICHES. Necesito estar tranquila.

-Vas a estar tranquila cuando nos expliques el motivo de tu estado de ánimo. Ayer te encerraste en tu cuarto y no supimos nada más de vos, nunca fuiste de desaparecer así. Trata de entender nuestra preocupación. – Virginia, la persona que más la conocía, trataba de hacerla entrar en razón, mientras las demás escuchaban expectantes.

-Vir, podemos hablar a solas por favor? – Flor trataba de modular las palabras lo mejor posible. No pensaba charlar con nadie sobre lo que le pasaba, pero Virginia era una persona de absoluta confianza para ella, prácticamente era como una madre más que una hermana. Por eso la eligió para tratar de desahogar sus penas.

El resto de las hermanas se retiraron sin quejarse. Mientras tanto, la mayor trataba de darle su espacio y su tiempo a Flor para que se animará a hablar.