Capítulo 2: "Tutor"

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- ¡Esto apesta! – la cabeza de Britt se desplomó sobre su cuaderno y se mantuvo así durante un minuto entero.

- Te dije que sería un grano en el culo – me quejé – Opino que nos larguemos antes de que aparezca algún maestro o supervisor.

- Hmmm... - balbuceó ella con el rostro pegado al papel de su libreta de apuntes.

Como parte de nuestra costumbre, con Britt ocupábamos los pupitres del fondo, para no tener miradas encima cuando no tuviésemos ganas de hacer nada. Si tan sólo los maestros supieran cuantas clases hemos dormido, o cuantas veces realizamos picnics, incluso cuantos juegos de tres en línea tenemos en la parte trasera de nuestros cuadernos. Quizás a eso se deban las malas calificaciones, sólo quizás.

- Mátenme – murmuró mi amiga sin alzar su rostro y arrastrando las palabras como si estuviera ebria.

De improviso ingresaron al salón un par de estudiantes con cara de nerds, y entre ellos, el adonis que tanto adoraba Britt.

- Hey, creo que querrás retrasar tu suicidio por esta vez – susurré codeándola.

- ¿De qué hablas? – respondió girándose, pero sin despegar la mejilla derecha del cuaderno.

- Tu chico perfecto está en esta jodida cárcel – reí.

Ella se levantó en media fracción de segundo, pasándose las manos por el cabello suelto, simulando un peine, y mirando con desesperación hacia el frente.

- ¡Oh mi Dios! No pensé que tuviéramos en común el hecho de ser estúpidos – declaró casi sorprendida.

- No eres estúpida, no lo somos – la corregí.

- No me importaría serlo, si eso significa tener algo en común con él – habló decidida – Creo que seré la esposa ideal.

Alcé una ceja ante la convicción con la que decía las cosas. Ella era tan inocente y frágil que temía de sólo pensar que la indiferencia de este chico la dañara o hiriera de alguna forma.

- Ok, creo que hemos tenido asistencia casi perfecta este primer día de estudio intensivo – comenzó a hablar uno de los chicos nerd, el más alto y que llevaba puestas unas gafas horrendas, parecidas a las de mi tía abuela Mildre.

- Para iniciar bien, nos presentaremos y luego les contaremos lo que hacemos aquí – añadió uno bajito y regordete.

Uno a uno fueron mencionando sus nombres y el grado en el que estaban, también su media de calificaciones, la cual ninguna bajaba del 9.5

- Mi nombre es Blaine Anderson – enunció, con una seriedad impresionante, casi como si odiara estar en este salón, el dios griego de mi amiga – Estoy en último curso y mi media es de 10 – mis ojos se abrieron en sorpresa. Este chico era un puto Einstein. Britt suspiró incontables veces a mi lado, y con sus crayolas, tapió su cuaderno de corazones coloridos.

- Se preguntarán qué hacemos aquí – volvió a hablar el regordete, del cual ya había olvidado el nombre.

- Durante el período que dure su estadía en este plan de estudio intensivo – explicó Blaine – nosotros seremos sus tutores, los guiaremos y aclararemos todas las dudas que tengan, entregándoles los mejores tips para estudiar. Como el número es bastante reducido, alcanzaremos con exactitud, uno para cada uno, lo que permitirá una atención muchísimo más personalizada.

Su expresión seria e inescrutable no se inmutó en todo el tiempo que se mantuvo hablando, hasta que le cedió la palabra a otro.

Lancé una mirada por el rabillo del ojo a mi amiga, quien estaba rogando y suplicando porque Blaine fuese su tutor.

Cupído [Klaine]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora