Capítulo 11: "Especial"

417 44 12
                                    

Luego de cantar un par de canciones muy animosos, yo le informé a Blaine que tenía la canción perfecta para él, literalmente perfecta. Di play al televisor y juntos terminamos cantando "Fucking Perfect", la cual nos salió hermosa. En cuanto acabamos de cantarla, nos miramos a los ojos diciendo mucho más de lo que éramos capaces de decir en ese momento con simples palabras. Blaine se me acercó demasiado, casi podría jurar que en una actitud romántica y yo me sentí tan malditamente nervioso, que no pude soportar el temblor de mi cuerpo. Él era capaz de conseguir eso y mucho más.

- Blaine, yo... - balbuceé, rehuyendo del poder de sus ojos mieles – Necesito... voy y... regreso en seguida...

Salí corriendo directo hacia mi cuarto, con el corazón bombeando en mi cabeza y sin saber cómo controlar estas mil sensaciones que me invadían. A pesar de que me gusta demasiado Blaine, y que besarlo es lo que más anhelo, no logro sacar de mi cabeza el recuerdo de él diciendo que le gusta otro chico. Eso me tiene enfermo.

- ¿Estás bien Kurt? – me dijo Blaine entrando a mi cuarto, algo que no esperé que hiciera.

- Todo... todo está perfecto... sólo... yo me... - no tenía forma de hablar con coherencia.

- No mientas, Kurt... ¿He hecho algo mal? – insistió, aproximándose cada vez más.

- No, no... no has hecho nada...

Como iba retrocediendo, mientras él se acercaba a mí, me tropecé con mis botas de cuero que estaban en el piso, cerca de la cama, haciéndome caer, pero Blaine fue más rápido y me atrapó.

Aquello gatilló a que nos encontráramos frente a frente, y que él pusiera su mano grande y varonil en la parte baja de mi espalda. Nuestras miradas conectaron, atrapando la una a la otra. La química era innegable. Ambos sentíamos una atracción demasiado grande por el otro, y no lo lograba comprender.

El rostro de Blaine estaba tan cerca del mío, que podía cerrar la distancia con tan sólo moverme medio milímetro. Sentía a mi corazón latir con fuerza, repiqueteando salvajemente contra mi pecho. Su mano, posada suavemente sobre mi espalda, sosteniéndome contra su cuerpo, me estaba desquiciando. Quería sentir sus labios en los míos, necesitaba hacerlo, sino moriría de un colapso emocional. Eran tantas las sensaciones revoloteando en mi cabeza y mi corazón, que todo daba vueltas a nuestro alrededor. Fijé mis ojos en los suyos, líquidos como miel, y luego de regreso a sus rosados y carnosos labios que me pedían a gritos que los mordiera sin piedad. ¿O tal vez era yo quien deseaba ser mordido? No podría saberlo a estas alturas.

- Blaine... - gemí en un susurro, golpeando con mi aliento su bello rostro.

- Shh... - su boca se frunció para producir aquel encantador ruido, provocando con ello un leve roce de nuestros labios – Sólo... hazlo... - siseó, dándole a mi cuerpo el coraje que le faltaba.

Sin detenerme a pensar un segundo en lo que hacía, me lancé sobre él, atrapando su boca como si fuera un pastel de cumpleaños y yo el festejado. La suavidad de estos tocando los míos logró aniquilarme por completo. El suelo bajo mis pies desaparecía y no tenía claro si era a causa de mi imaginación o realmente estábamos flotando en la nada.

El presionó su cuerpo con vigor, cerrando el agarre de su brazo alrededor de mi cuerpo y con su otra mano libre, empujando mi cabeza más contra la suya. Esto era alucinante, lo que siempre había soñado. Que un chico guapo me tomara por sorpresa y me sostuviera contra él, mientras robaba mi aliento con un beso desgarrador. Un sueño hecho realidad pero...

- Blaine... - lo detuve hablando casi sin aliento y alejándome un par de centímetros de sus hipnotizantes labios.

- Kurt, no digas nada... - sus ojos apenas se abrieron para mirarme, como si estuviera en un éxtasis.

- ¿Qué hay del otro chico? – solté, sintiendo los celos perforarme la piel.

La sonrisa perfecta y reluciente de Blaine se abrió paso en su bello rostro de ángel. Me contempló como a un niño pequeño, mientras reía.

- Kurt... ¿Qué no te das cuenta? – Murmuró acercándose a mí y presionándome contra su cuerpo nuevamente – Tú eres mi amigo y es a ti a quien quiero – fruncí el ceño, ya que no entendía – Tú eres ese chico especial.

- ¿Qué? – exclamé sin voz.

- Siempre has sido tú. Llamaste mi atención desde aquella tarde en el salón de estudios. Eras un chico problema y tenías malas calificaciones, pero eso no quita que eres el chico más lindo que alguna vez haya visto. Y tus ojos... Dios, cada vez que los veía, imaginaba que flotaba por un cielo completamente despejado, o me sumergía en el océano más profundo.

- Pero ¿por qué...?

- Quien te quiere, se preocupa por ti... Y yo sólo quise ayudarte a surgir en los estudios, a demostrarte a ti mismo que eres capaz de lograr hasta lo que piensas imposible de lograr. Tienes un gran potencial y un corazón lleno de buenos sentimientos, entonces... ¿Cómo no enamorarme perdidamente de ti?

- Es que no puedo creerlo, yo... jamás me lo hubiera esperado – reconocí realmente confuso.

- Lo que me temía era que... tú no me vieras de esa forma – confesó endureciendo la mirada.

- Pero ¿por qué no? si eres perfecto, un sueño de chico, eres... hermoso – mi sinceridad estaba hablando.

- Pues, porque me organizaste una cita con una chica ¿qué querías que pensara?

- Oh, eso... yo... Sabes que lo siento – respondí avergonzado.

- Lo... lo sé y ahora ya ni siquiera me importa, porque aquellas dudas han sido aclaradas por fin y... podremos amarnos libremente – su sonrisa regresó a su rostro, al igual que el brillo en sus ojos.

- ¿A qué te refieres? – quise saber.

- Bueno, no en la escuela, pero si fuera de ella... Soy tan feliz, y no te imaginas cuanto – la alegría le brotaba por los poros a tal punto que sin ningún tipo de vergüenza, me apretujó contra él y me besó con descaro.

Aunque no me molestaba en lo más mínimo que lo hiciera, porque yo también era inmensamente feliz con él.

Cupído [Klaine]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora