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Se encontraba consolando a Mauricio, ya que me había dicho que acababan de morir sus papás, lo cual era muy malo ya que en la escuela nada es fácil cuando te sientes abandonado, y ahora el lo estaba, no sabia si tenía a alguien más, ya que lo acababa de conocer. Me dispuse a abrazarlo y dedicarle una tierna sonrisa, junto a una mirada que decía todo va estar bien no te preocupes la tormenta pronto pasará. Dicho se dispuso a mi abrazo y se acurruco en mi pecho y me dijo un amable y tierno "gracias".

Después de un rato de consolarlo, recibió una llamada, el se apartó de Dipper, quién miró sorprendido, ya que bueno, era un niño pequeño y tenía un gran celular, era algo impresionante.

-¿Bueno? - Contesto, y solo fue lo que pude escuchar antes de que caminara un poco más adelante y hablara un poco más bajo, para que yo no lo pudiera oír, después de eso regreso con un semblante más tranquilo y aun triste.

-Lo siento, pero, me tengo que ir. ¿Nos podemos ver luego?, si quieres, claro.- dijo tallandose los ojos tratando de esconder sus hinchados ojos, y tratando de ponerse lo menos triste posible.

-Claro, me encantaría que nos volviéramos a ver.- Dijo tratando de verse calmado, no quería que él se pusiera un más triste, así que lo abrazó una última vez, para que sintiera la calidez de un amigo siquiera.

-Me agradas mucho, seamos amigos, ¿Que te parecería?- dijo y le sonrió de la forma más tierna posible y yo al igual sonreí y de esta forma acepte.

-Bien, me tengo que ir, un auto me esta esperando, para ir a abrir el testamento que mis padres han dejado a mi y a mi hermano mayor.- Me dijo muy triste.

-Bien, nós vemos mañana aquí mismo a la hora del almuerzo.- Le dije al mismo tiempo regalándole una sonrisa.

-Bien.- Me dijo y se desvaneció, lentamente asta que lo perdí de mi vista.

Sin dame cuenta, ya era la ora de salír e ir a casa, no lo podía creer por primera vez en mi vida me había olvidado de todas mis clases, y todo gracias a ese chico.

Al salir de la escuela estaba como siempre, Mabel esperándome para ir a casa a su lado, ya que decía que el camino era demasiado para mi, lo cual es irónico ya que se supone que yo la debería proteger a ella, pero, no era así .

(...)

Sin darse cuenta, ya había transcurrido el tiempo y mi amigo Chris no paraba de llorar en el auto. Pasamos por su hermano menor a la primaria, para así poder ir con el abogado y abrir el testamento.

-Vamos Chris, no llores amigo todo estará bien, tal vez no ahora, pero las cosas cambian.- Le dije, acariciando lentamente su espalda, se abrió la puerta del auto y pude apreciar una pequeña silueta, y supuse que era su hermano menor, él se subió llorando y se aventó a los brazos de su hermano, Chris.

-¡Oh! Chris, dime que no es cierto, dime que papá y mamá no han muerto, por favor, dime que es una broma.- Dijo aferrándose a su hermano lo más fuerte posible.

Bill solo observaba, la triste escena.

-No es una broma, ¿Acaso crees que bromearía con algo como esto? - dijo muy enojado y triste, llorando al igual que su hermano menor.

-Cálmense, hemos llegado con el abogado. - Bajaron del auto, los tres se hacían notar mucho con porte y elegancia, a pesar de estar llorando.

Al llegar adentro, el abogado nos invito a tomar asiento, y comenzó a dar una platica, yo voltee a ver al reloj y no te que ya era bastante tarde, eran las 5:38 de la tarde, así que decidí enviarle un texto a mi madre, para que no se fuera a preocupar.

-En seguida vengo. - Dije y me retire del despacho del abogado, saque mi teléfono y comenzó a escribir sobre la pantalla.

Mamá .
Te mando un mensaje para comunicarte, que llegare un poco tarde, no me esperen para cenar.
adiós

Envié el mensaje y regrese al despacho. Al llegar pude observar que estaban apunto de abrir el testamento y tome asiento rápidamente, para no interrumpir. Y el abogado dijo:

Nosotros Mireya Montolla y Javier Montolla.

Declaramos que los bienes materiales que bien poseemos en vida y si por alguna razón nuestra vida halla terminado. Los vienes sea pasados a nuestros dos hijos Mauricio Montolla y Christian Montolla. Sea repartido de manera igualitaria. También como último deseo, queremos ser enterrados juntos el la orilla del mar.

Una ves que acabamos de leer el testamento, los tres firmamos, yo como testigo y ellos como enterados.

Al salir del despacho del abogado, lo invite a comer, pero se negó, ya que aun tenía muchas cosas que hacer como el funeral y esas cosas, así que decidí no interferir y lo deje irse a casa con su hermano menor.

Yo por mi parte tome un taxi y me fui a casa a preparar mi ropa ya que mañana saldría a pasear, y tenía pensado llevarlo a la feria así que había decidido que seria algo tranquilo.

(...)

Eran las 9 de la noche, sentía mariposas en el estómago, mientras veía su ropero una y otra vez, sacado varios pantalones, camisas, sueteres, zapatos, calcetines y una infinidad de cosas más. Estaba tan nervioso pero, ¿Porque? No lo entendía, solo era una cita de amigos ¿cierto?, no era como si fueran a casarse ni nada de eso.

Miraba al techo, buscándole soluciones a problemas inexistentes.

-No sé que debo de hacer mañana. No sé qué debo de ponerme, y no sé porque estoy tan nervioso. ¡Solo es un chico! Nada del otro mundo. - se dijo a si mismo -Además, ¿Qué hago saliendo con un chico 7 años mayor? Bueno, no es como si fuéramos novios ni nada de eso, además, a mi no me podría gustar alguien como él. Y el problema no es su sexo, eso me importa un carajo, el problema es él. Su forma de ser.

Cerró sus ojos, y suspiro tratando de calmarse. Se cobijó y dejó todo eso atrás.

Eres mi niño Where stories live. Discover now