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Al abrir lo ojos todo estaba un poco borroso, la luz le calaba, se sentía cansado, aún estaba en shock mental, no podía moverse le dolía todo. También trato de hablar, lo necesitaba.

-A-ah...- Fue lo único que sus labios lograron articular. Un quejido.

Trato de mover una mano, aunque lo único que consiguió fue mover el dedo índice. Intentaba no volver a cerrar los ojos, no quería volver a aquel sueño...

En el que su mente se apoderaba de el...

Volviendo de aquel paraíso una pesadilla, un infierno. Pero no volvería a ese lugar, después no de que Bill se fuera, muchas cosas pasaron, cosas terribles, tuvo que escapar para sobrevivir.

Por eso, al abrir los ojos una vez más, no quería volver a cerrarlos, tenía miedo de volver a estar en aquel lugar oscuro y tenebroso, al que alguna vez llamo "paraíso".

Entró una señora de edad avanzada a la habitación, trate de llamar su atención, aún qué pensé, ¿Cómo podría llamar su atención? No sé podía mover ni hablar, a penas duras, pudo mover un dedo.

-A-ah...- La señora rápidamente volteó a verme y al ver que estaba con los ojos entreabiertos, sonrió de oreja a oreja. Aún no sabía por qué estaba tan feliz, si no me conocía.

-¡Oh, por dios! ¡Despertaste! Si el hubiera esperado un poco más, solo un poco...- Miró al techo y se quedo pensativa unos segundos. -Por ahora iré a avisar que has despertado, por ahora descansa un poco más, cuando despiertes bien y estés en tus cinco sentidos te lo diré todo.- Apenas pude escuchar, aún estaba cansado, pero ni loco volvería a cerrar los ojos. Miró como aquella señora, que había resultado tan amable con él, se retiraba de la habitación.

Se quedó observando todo a su alrededor. Aún no entendía por qué porque había tantas cosas conectadas, hasta que por fin miró su cuerpo. Estaba conectado a todos y cada uno de esos aparatos. Comenzó a alterarse, ¿Qué le había pasado para que se pusiera tan mal?

Escucho como de repente el electrocardiograma iba más rápido poco a poco (si, es el que hace bip Bip).

-¿Cómo llegué a esto?- Se preguntó a si mismo. -¿Donde está Bill?- Otra pregunta que logró alterarlo en cuestión de segundos.

Sentía su corazón latir con rapidez y la respiración se le iba, sentía que la visita se le nublaba y toda se ponía oscuro.

-Doctor le juro que el paciente a despertado.- Se escuchaba una voz fuera de la habitación. Y al parecer venía en dirección hacia mí. -Mire.- Al entregar me señaló y me miró. -¡Oh no! ¡Necesito un Tranquilizante! ¡Ya!- Gritó alterada y gutural.

-¡¿De que dosis?!- Saco de un cajón una geringa y una ampolleta. Su voz al igual que la de la enfermera estaba alterada, pero está contenía cierto toque de miedo, como si estuviera ¿amenazado?

-¡Fuerte! ¡La suficiente como para que no despierte en un rato! ¡Revisaré sus signos vitales y todo lo demás!- Se acercó a mí y reviso todo mi cuerpo y junto con ello todos lo aparatos que estaban conectado a el. -¡Demonios! ¡¿Qué fue lo que lo alteró?! ¡Si algo le pasa, cosas malas pasarán!- Rápidamente el doctor le entrego una geringa y procedió a inyectarla en el cuello. Poco a poco sentía como aquel liquido entraba en el y, poco a poco volvía a cerrar los ojos.

-¡No podemos dejar que esto pase de nuevo! ¡Si el se entera...!

-¡Yo me pondré a cargo de el!- la enfermera estaba alterada y muy enojada. Fue lo único que se escuchaba en la habitación antes de que yo callera en un profundo sueño, nuevamente.

Eres mi niño Where stories live. Discover now