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-Despiértame... Cuando todo haya terminado... Cuando sea más sabio y más viejo... Todo este tiempo estuve buscándome a mí mismo y no sabía que estaba perdido.- Esa frase se había estado repitiendo en su mente una y otra vez. Parecía no tener fin, no sabía que significaba, ¿Cuando todo haya terminado? ¿Qué era lo que tenía que terminar?

Se sentía tan bien durmiendo, todo estaba tan silencioso, tal y como siempre había deseado, él solo recostado sobre un gran campo verde con unas cuantas flores de colores, siempre un cielo azul y un radiante sol. Aún que a veces se escucharán entre el vacío de aquel campo un sollozo, pero a pesar de eso era perfecto, algunas veces sentía una presencia a su lado. De algún modo esa presencia lo hacía sentirse bien, pero, ¿De quien era esa presencia?

No lo entendía, por más que razonaba y volvía a razonar, no lo lograba recordar. Solo entendía que un día, esa presencia que lo hacía sentirse especial, desapareció en el vacío, la extrañaba, se sentía triste, solo. Aún que no supiera por qué exactamente. No recordaba mucho, su último recuerdo fue después de que aquel hombre lo golpeara hasta que ya no pudo más, era horrible eso, a veces se ponía muy mal con ese reciente recuerdo, ataques de ansiedad, nervios, miedo, fallos en su respiración y más, algo que noto fue que, apesar de que él estuviera mal, aquel campo no dejaba de ser hermoso, seguía bello y radiante. Hay fue cuando entendió que apesar de que el estuviera mal, el mundo no iba a detener solo para ayudarlo, que tenía que aprender a afrontar sus problemas él solo; así como el hecho de que no siempre tendría a alguien para defenderlo, que tenía, en cambió, aprender a luchar él solo.

También, por alguna razón, debía de recordad algo o a alguien importante, no sabía que era pero tenía que hacerlo. Tal vez, ¿Era alguien?... ¿Alguien?... ¿Alguien?... ¿Billy?... ¿Vilma?... ¿Bill?... ¿Bill?... ¡Bill!

Era verdad, Bill...

¿El era el que lo había estado acompañado...?

Al menos así lo sentía. Sentía algo especial con el, como, como si de algún modo estuvieran conectados...

El era... la hermosa presencia qué...

¿Lo hacía sentirse especial...?

Pero...

¿Por qué ya no la sentía?

Tal vez... ¿Se cansó?

Tenía que despertar, para volver a verlo a el. Quería verlo lo necesitaba. No le importaba si tenía que mandar todo al carajo.

Bill...

Bill...

Sabia que aún era un niño, un simple mocoso de 12 años, pero, ¡Joder! De verdad sentía algo especial por aquel chico un poco mayor. Se sentía mejor a su lado, en pocas palabras, se sentía completo. Había aprendido cosas maravillosas a su lado, había aprendido a amar. Amar de verdad, a dar todo por el amor y, a no dejar de luchar por lo que quieres, por tus sueños.

Y en este momento el era su sueño (literalmente) lo veía con él, estaban abrazados, se sentía la calidez de sus brazos. Era hermoso. Entonces, el sujetaba la barbilla y le miraba con amor y ternura, se fue acercando hasta quedar a centímetros de su rostro y le sonrió amablemente.

-Te amó, no dejes de luchar, quiero que despiertes para estar juntos una vez más. Nadie te volverá a dañar Dipper, lo juró, yo estaré ahí para protegerte en todo momento.- El solo miraba y escuchaba atento mientras, se llenaba de una mezcla de tristeza, amor y dolor. Sentía una lágrima escurrir por su mejilla y estaba sonriendo.

-¿Bi-bill...? ¿E-eres tú...? E-eres... tú...- Se calló un momento, miró al piso y comenzo a llorar de felicidad, sin más, se abalanzó sobre él y lo abrazo fuertemente. -¡Eres tú! ¡Te extraño tanto! ¡No te vayas!, ...no, no me dejes una vez más... No por favor...- Lloraba en el hombro de Bill mientras lo abrazaba del cuello con fuerza.

Eres mi niño Where stories live. Discover now