Capitulo 1

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"...y se callaría el secreto de su maldición por el resto de su vida." terminó de decir la abuela mientras me acariciaba el pelo.

- ¿Es por eso que yo puedo ver el amor abuela?- pregunté desde mi cama mientras la abuela terminaba de acomodar las mantas para que durmiese. Tenía cinco años en ese entonces y todas las noches me gustaba que me contase cuentos antes de dormir.

- Si Amy, tienes un don, igual que yo- respondió ella sonriendo.

- ¿Pero y cómo puedo verlo? No lo he visto nunca- dije triste. Entonces mi abuela entrelazó su dedo meñique con el mío como si estuviésemos haciendo una promesa. Automáticamente apareció un hilo rojo atado a nuestros dedos.

- Ves, esta es una forma de ver el amor. Cuenta una leyenda que dos personas que están destinadas a encontrarse están unidas por un hilo rojo muy fino atado a sus meñiques- dijo levantando nuestras manos entrelazadas- El hilo puede enredarse o tensarse- entonces separó nuestras manos haciendo que el cordel rojo se estirase- pero nunca jamás podrá romperse.

- ¡Qué guay!- exclamé entusiasmada.

- ¿Has visto? Tú también tienes el don- dijo sonriente mi abuela, pero eso me hizo acordarme de otra cosa.

- ¿Entonces nunca voy a encontrar a un príncipe azul como los de los cuentos?- pregunté.

- No... pero no pasa nada mi vida, serás muy feliz igual que lo soy yo. Buenas noches cariño -contestó la abuela mientras me daba un beso en la frente y salía de mi habitación.

Siempre hemos vivido las tres solas en casa en San Diego, California. Mi abuela, mamá y yo. Mi padre era reportero de guerra y desapareció en cuanto supo que mamá estaba embarazada. Cogió sus cosas y volvió a Inglaterra, su país natal, dejando en Estados Unidos a su novia y a su futura hija. Por suerte a la abuela le iba muy bien en su negocio de adivinación y como casamentera, así que compró una casa grande para las tres. Y a pesar de que ellas dos se quieren mucho, siempre discutían por el mismo motivo, mi educación.

En cuanto mi abuela cerró la puerta de mi habitación, le oí hablar con mi madre, así que como tantas noches me levanté, entreabrí la puerta y me puse a escuchar la conversación.

- Mamá, ya estas otra vez contándole historias a Amy para que no pueda dormir bien ¿no?

- No son historias, es la verdad y pronto deberá conocerla y hacerse a la idea de lo que es. Tiene un don y cuánto antes aprenda a convivir con él, mejor será. Las dos queremos que crezca feliz.

- ¿Cómo va a crecer feliz si ya le dices que va a ser una solterona para toda su vida?- respondió mamá molesta.

- No tiene porque ser una solterona, puede encontrar a alguien con el que compartir su vida, pero ambos sabrán que no existe amor entre ellos.

- Mamá deja de decir esas cosas. La historia de esa mujer Wang Li, es una leyenda. LE-YEN-DA. No es cierta- dijo mamá mientras recogía los platos de la cena y se dirigía a la cocina.

- Y si no es cierta ¿Cómo explicas que Amy, o yo misma podamos ver el futuro y tú no?- contestó la abuela mientras la seguía a la cocina- Porque te recuerdo que la "leyenda" dice que el don se salta una generación- añadió señalando a mamá.

- No digo que no crea en tu don, o en que Amy haya sacado de ti tu intuición, solo digo que no es cierto que no haya nadie en el mundo que pueda hacerle feliz. ¿Además si es verdad todo eso de que se salta una generación, no debería yo estar felizmente casada con el amor de mi vida?- preguntó mi madre con un deje de molestia en su voz.

I am CupidDonde viven las historias. Descúbrelo ahora