Epílogo

502 41 22
                                    

1 año y medio después

- ¡Esto es un estrés! ¿Ellen podrías ocuparte tú de la videoconferencia con la delegación de París? Tengo a los japoneses al teléfono- dije gritando desde mi despacho al de amiga.

- ¡Voy! ¡Por cierto tenemos una nueva pareja en China!- gritó de vuelta ella.

- ¡Genial! Luego les daré mis felicitaciones a Shanghái- dije mientras me lo apuntaba en mi agenda.

- ¡Ah! Y tu madre ha venido, dice algo de unas flores para mañana. Está en la sala de espera.

- Buff, vale. Dile en 5 minutos que pase- le respondí.

"I Am Cupid" iba más que bien. En el último año habíamos enviado a las mejores casamenteras por el mundo y habíamos abierto delegaciones en China, Japón y Francia, la empresa estaba creciendo más y más. Ellen y yo enseguida empezamos a estar desbordadas de trabajo, así que tuvimos que contratar a más personal... mi abuela y sus amigas. Verlas con los auriculares y el micrófono puestos todo el día, hablando por videoconferencia e intentando comunicarse en francés, chino o japonés, era algo graciosísimo que no te podías perder. Pero se desvivían por la empresa. Y con ellas y su experiencia habíamos conseguido duplicar el número de parejas.

También hay que decir que nuestra colaboración con TS Telecom había tenido algo que ver. El hecho de asociarse con una empresa tan importante y con tanto reconocimiento internacional nos había ayudado a ganarnos un respeto y una buena imagen en la sociedad. Las casamenteras ya no éramos estafadoras que con engaños tratábamos de sacar el dinero de la ilusión de la gente, sino que realmente llevábamos el amor, esa ilusión y la felicidad a todo el mundo. Y eso fue gracias al software que nos hicieron desde TS Telecom que nos permite encontrar a las almas gemelas en todo el mundo. Fue una idea de Kyle, y enseguida se pusieron a trabajar en ella desde la empresa. Que alguien tan serio y respetado como lo era él, apoyase y colaborase en nuestro proyecto supuso un antes y un después para "I Am Cupid", y estaría siempre agradecida.

Justo en ese momento, la cabeza de Kyle se asomó por la puerta con dos chocolates en la mano. Le hice pasar con un gesto mientras terminaba de hablar por teléfono.

- Arigato, sayonara- dije y colgué.

- ¿Eso era japonés?- preguntó riéndose de mi japonés acercándose a mi mesa para besarme.

- Cállate, estoy agotada- resoplé recostándome en mi silla. Él dejó los chocolates encima de la mesa, y empezó a masajearme los hombros.

- Deberías relajarte, trabajas demasiado. Podrías delegar... ¿conoces esa palabra?- me dijo de forma sarcástica.

- Me sorprende que la uses tú, quién hace un año no sabía ni lo que era- le respondí.

- Vamos, lo digo en serio. Necesitas desestresarte. La empresa va genial, y las "chicas" son mayorcitas, saben hacer su trabajo solas, sin necesidad de que estés controlando todo.- Me hizo reír la forma en la que se refirió a mi abuela y sus amigas como "chicas".

- Lo sé. Solo no puedo evitarlo... Nunca pensé que diría esto, pero como comprendo al gran Kyle Sanders- le dije. Él se rió, giró mi silla para quedar frente a frente y se agachó para estar a mi altura. 

- ¿Gran Kyle Sanders? Me gusta eso... Y bueno ¿qué te parecerían unas vacaciones con el Gran Kyle Sanders después de la boda?- preguntó y yo me reí de sus ocurrencias, pero de verdad necesitaba unas vacaciones, solos los dos.

I am CupidDonde viven las historias. Descúbrelo ahora