Capitulo 2

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Tras 4 largos años estudiando en la Universidad Estatal de San Diego, por fin había acabado la carrera, y era el último día que pisaba ese patio ajardinado en el que había leído horas y horas sobre econometría, contabilidad o política empresarial. Mientras dejaba el campus para dirigirme a casa me llegó un correo al móvil. En el asunto ponía:

"Quiero enamorar a alguien, ¿de verdad puedes ayudarme?" Y el remitente MJ.

Hacía un año y medio había abierto de modo confidencial un sitio web llamado "I am Cupid". Allí me llegaban correos de personas que querían encontrar al amor de su vida, enamorar a alguien que no les hacía caso, o simplemente tener a alguien que escuchase sus problemas amorosos.

La abuela estaba orgullosa de mí por esto, e incluso me ayudaba algunas veces. Mamá también se mostraba contenta, aunque en el fondo sospecho que sólo esperaba que fuese un entretenimiento para mí y que pronto encuentrase un trabajo de verdad. Pero la experiencia de "I am Cupid" me ha abierto los ojos al mundo, y me ha ayudado a comprobar que efectivamente era a esto a lo que me quería dedicar.

Aparté el correo para leerlo tranquilamente en casa, y leí dos mensajes que tenía, uno de mi mejor amiga Ellen y otro de mi amigo Jake. El de Ellen decía que había conocido al amor de su vida y que fuera de inmediato al café para contarme todo. El de Jake solo decía: ¡Feliz último día de universidad!

He sido amiga de Ellen toda la vida, desde que teníamos 3 años y su madre, alguien muy mística y esotérica visitaba cada semana a la abuela para sus sesiones de lectura de futuro. Mientras tanto, nosotras nos pasábamos las tardes jugando en el jardín trasero. Hemos ido a la escuela primaria y secundaria juntas. Ahora ella está acabando la carrera de química. Pese a lo que pueda parecer, la chica es un cerebrito, pero es demasiado enamoradiza, por eso no le va tan bien en los estudios como podría irle. Tiene un trabajo a tiempo parcial en el Café Saint James al lado del centro de negocios de la ciudad y siempre nos juntábamos allí para estudiar. Fue por eso por lo que conocí a Jake Green. Éste es compañero de trabajo de Ellen, un chico bueno y atento que ha acabado la carrera de periodismo, pero esta sin trabajo por eso continúa en el café. Llevábamos siendo amigos 3 años, pero parece que nos conocíesemos desde siempre.

Les contesté que enseguida llegaba al café y me puse en camino. Una vez allí, vi a Ellen luchando con la máquina de café para poder limpiarla y a Jake tratando de ayudarla. A Jake le desesperaba que fuese tan despistada, pero aún así eran muy buenos amigos.

- ¡Hola chicos!- saludé fuerte desde la puerta para que pudieran oírme por encima de todo el ruido.

- ¡Amy Hanley!- chilló Ellen y dejo todo lo que estaba haciendo para salir de la barra y venir a abrazarme. Por el contrario Jake solo me dirigió un saludo y siguió con lo que estaba haciendo. Sabía que necesitábamos un momento a solas.

- ¡Ven, siéntate! Tengo cosas que contarte- dijo canturreando Ellen. Después se fue a por un chocolate para mí, odio el café, y un espresso para ella. Mientras, yo me sentaba en la mesa más cercana a los ventanales del café. Nuestra mesa, la que habíamos ocupado durante tanto tiempo mientras estudiábamos.

- ¿Cuándo no tienes algo que contar?- pregunté sarcásticamente cuando se sentó.

- He conocido al amor de mi vida- dijo Ellen sin hacer caso a mi comentario sarcástico. Estaba acostumbrada a ellos, por eso me evitaba.

- Seguro que si...-comenté rodando los ojos. Normalmente no solía ser tan quisquillosa con la gente, pero Ellen y su facilidad para enamorarse me sacaban de quicio. Para mí, unir a parejas felices era mi trabajo, mi don, mi futuro, no entendía porque Ellen se tomaba el asunto tan a la ligera.

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