2.- 알 수 없음

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Sanae se quedó completamente hipnotizada al mirar la hermosura que portaba el atrevido desconocido. Tragó saliva inhibiendo cualquier posibilidad de raciocinio que pudo haber obtenido a lo largo de su vida.

El chico la miró interrogativo, esperando por supuesto una respuesta a lo que acababa de preguntar. Sin pedir permiso, se sentó junto a Sanae y ladeo el rostro.

— ¿Y bien? Te vi hablando perfectamente con aquel hombre, así que no puedes fingir que eres muda.

La chica negó débilmente, pronto, su imposibilidad para socializar se hizo presente. El muchacho levantó una ceja y acercó su rostro al de la joven.

— ¿No puedes ver a la anciana?

Sanae pensó que no sería para nada favorable hablarle sobre su don al joven, después de todo era un completo desconocido. Sin embargo, era obvio que el chico poseía la misa habilidad, pues ver a la abuela Cho era la única y verdadera prueba que necesitaba.

Suspiró y juntó toda la valentía que tenía para articular unas cuantas palabras.

— Por favor, déjame sola.

El chico esbozó una sonrisa taimada y se relamió los labios, arisco.

— Pero no estoy haciendo nada malo. Simplemente estoy preguntando. Te vi hablando con la anciana hace un momento y...

— ¿También puedes ver a los espíritus?

— Tenía razón. — El joven asintió para sí mismo y miró a Sanae directo a los ojos. — Sí puedo verlos, pero estoy seguro que no es por la misma razón qué tú.

— ¿A qué te refieres?

— Supongo que naciste con este don.

— ¿Y tú no?

— Sí, pero todos en mi familia pueden hacerlo. Es parte de nosotros.

— ¿Vienes de una familia de monjes o algo así?

El joven negó de inmediato.

— Soy uno de los hijos de la madre naturaleza.

Sanae frunció el ceño; el chico soltó una risita traviesa y negó con la cabeza.

— No es fácil de explicar. — En ese momento, SoBum llegó a la mesa con el pedido de Sanae, miró al desconocido enfrente suyo, desconcertado. El chico sonrió y saludo al mesero, cordialmente. — Una malteada de fresa con un panque de coco, por favor. — Pidió.

SoBum asintió y anotó la orden en su libreta. Miró a Sanae por última vez aturdido. Era verdaderamente extraño que la chica estuviera con alguien.

Al ver al mesero alejarse, Sanae posó la vista en el extraño enfrente suyo. La belleza del joven cada vez lo impresionaba menos, no obstante, su corazón parecía no querer tranquilizarse.

— Sí puedo ver espíritus. Desde que tengo 5 años lo hago. Ahora que tienes tu respuesta, por favor déjame sola. — Pidió.

— No lo haré. — Espetó el joven. — Mi nombre es Aarde*

— ¿Aarde?

Al escuchar lo que la chica acababa de decir, el joven se impresionó en sobremanera. Negó con la cabeza y suspiró.

— No dije Aarde... dije Taehyung. Kim Taehyung. — Repitió haciendo énfasis en cada una de las silabas.

Sanae frunció el ceño, podía jurar que había escuchado Aarde. Negó con la cabeza y se encogió de hombros, mientras bebía de su café caliente.

Jeongsin. pjm BTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora