1. La carta

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Cuando el problema de la sobrepoblación estaba en su más alto pico, la humanidad, ya más evolucionada, dejó de procrear tanto, así que, en el momento en el que una terrible enfermedad de laboratorio, creada por error, se expandió y empezó a matar a gente, la población humana de la tierra, disminuyó hasta límites insospechados.
Una enfermedad que te contagia y te mata en menos de dos semanas, no es algo que se pueda curar así de fácil. Científicos de todo el mundo se reunieron para intentar encontrar una cura, pero no la encontraron. Encontraron, sin embargo, un método para poder evitar la enfermedad. A pesar de que era una "cura" muy cara, la empezaron a repartir gratuitamente, a todas esas personas que no tenían la enfermedad, con tal de evitar que más gente muriera.
Cuando eso se hizo, ya habían muerto millones de personas en el mundo. En 2030, cuando 10.000 millones de personas habitaban el planeta, la plaga comenzó. En 2033, después de encontrar la cura, solamente 100 millones de personas habían sobrevivido.
Pocos adultos quedaban, y casi ningún anciano. En su mayoría jóvenes y adolescentes, acompañados, quizás, de algún que otro niño. Ya dicen, que, en la juventud, es cuando más fuerza tienes, o quizás fue porqué los científicos quisieron salvar aquellos que podían procrear, que podían darle esperanza a la humanidad.

Los gobiernos se volvieron a formar. Se tomaron medidas preventivas para todo. Cualquier cosa que pudiera significar la muerte o el contagio de alguien, era tratada con suma rapidez. La población se concentró, en su mayoría, en los países del norte, y, sobretodo, Estados Unidos y Japón, dónde la avanzada tecnología permitía un funcionamiento mejor de la sociedad.

En 2035, todo parecía haberse calmado, hasta que los gobiernos de Estados Unidos y Japón, ahora, un solo país, llamado "Estados Unidos del Pacífico" (EUP) se pusieron de acuerdo para promover una ley que debía salvar el futuro de la raza humana.
Ahora, en 2041, la ley ya está en vigor.

Mi padre y yo sobrevivimos "al desastre", como suelen llamarlo en todas partes. Yo tenía, entones, nueve años.
Mañana, por suerte, o por desgracia, cumplo 16, cuando la ley empieza a tener algún sentido para mí.
Mañana deberá llegar una carta del gobierno, del ministerio de salud y procreación, diciéndome quien será mi futuro marido.
La ley dice que, menos de dos meses después de que llegue la carta, debemos quedar para conocernos. La gente, en general, no tarda ni una semana. Todos quieren saber con quién se supone que van a pasar el resto de sus vidas.
Las chicas de mi clase están bastante emocionadas, todas piensan que su marido será un hermoso galante. Un caballero de reluciente armadura, al igual que en todas las novelas. Los chicos actúan indiferentemente, o a veces hacen coñas de si su esposa va a "estar buena", y esas cosas, pero todos sabemos que, en realidad, sí que les importa todo esto.
Papá, en cambio, se deja llevar por la parte científica (pues él es científico, uno de los que encontraron la cura, en realidad). Dice que el gobierno encuentra a la persona que debería ser más compatible. Por ADN, por familia, por cultura, por carácter... Yo confío en él, si trabaja en el gobierno, es normal que lo sepa, pero no sé realmente que pensar. Soy una chica tímida a quien le cuesta relacionarse con la gente. A las únicas personas a las que me acerco, a parte de mi padre, es a mis dos únicas amigas. Abey y Ruby son dos gemelas, que viven en la casa de al lado. Hemos sido amigas des de siempre, y solo tienen un año más que yo, así que es fácil llevarnos bien. Por mala suerte, no van a mi instituto.
Yo voy a un instituto en donde "solo las personas más inteligentes pueden entrar", y es un privilegio, o eso dicen. Por mi parte, no necesito ese privilegio, pero papá quiere que tenga una educación "digna de mi capacidad intelectual".

Estoy nerviosa, aunque sé que no hay necesidad de estarlo. Es muy sencillo, cuando se cumple 16 años, llega una carta, informándote de quien será tú futuro marido o mujer. Si eres mayor que el otro, en la carta te llega la fecha del cumpleaños, de modo que cuando llegue esa fecha, y al otro le llegue la carta, tendréis dos meses para conoceros.
Nada puedes hacer para evitarlo. Es muy lógico, en realidad. Sin esta ley, la raza humana se extinguiría. Gracias al gobierno sobrevivimos, y gracias al gobierno volveremos a nuestra posición.
De momento, se considera peligroso ir a un país externo a la EUP, pero aseguran que en cuanto la población vuelva a estabilizarse, ya se podrá ir a los países que los grupos de investigación hayan asegurado.

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