Capítulo 10

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Narra Goku

El lunes me levanté tarde. Corrí a la ducha mientras escuchaba a Milk trastear en la cocina. Al bajar el chorro de agua, volví a pensar en la actitud tan rara que había tenido Milk anoche. Parecía suspicaz y eludía mi mirada de todas las formas posibles, pero por lo menos pude comprobar que estaba totalmente recuperada de su gripe.

Entré a mi habitación para vestirme y recoger los libros que tenía tirados por la mesa. Me había pasado todo el día de ayer estudiando. Aún no tenía los exámenes cerca, pero me gustaba tener mis estudios al día por si las moscas.

Cuando llegué a la cocina, Milk estaba lavando en el fregadero su bol de cereales y su taza de café. Había algo extraño en ella. Sin embargo, me di cuenta al momento, y como no darme cuenta si me sabía de memoria el contorno de sus caderas y trasero. Milk llevaba jeans, como todos los días, pero no eran los jeans que usaba normalmente, que apenas se le entallaban, eran los jeans que se ponía cuando salía, esos jeans que se pegaban a sus piernas y a sus pantorrillas como una segunda piel.

También había otra cosa que me llamó la atención. Llevaba el cabello suelto. Los mechones lisos le caían sobre la espalda y los hombros ensortijados en las puntas. Podía contar con los dedos de una mano las veces que había visto a Milk con el cabello suelto, y desde luego, nunca para ir a clase.

-¡Ey! Buenos días - Milk se giró y pude ver como su cabello se movía a la vez que ella - ¿preparado para un nuevo lunes? - me mostró una sonrisa amplia y franca.

-Bueno, no me queda más remedio, ¿no? - me acerqué a ella y metí mi pan en la tostadora que estaba junto a ella - ¿cómo es que vas hoy con el cabello suelto? - no pude evitar tomar uno de sus mechones y darle un tironcito.

-Me apetecía - sacó una taza de la gaveta y me la llenó con el café que quedaba - toma.

-Gracias - cogí la taza y la dejé en la mesa. Vi como Milk empezó a fregar la cafetera - oye, eso me toca a mí.

-No te preocupes, aún me quedan unos minutos antes de irme y ya tengo todas mis cosas listas - me sonrió y se giró para ponerse a lavar la cafetera.

Mientras untaba mi pan tostado con mantequilla, me fijé como los pocos rayos de sol que entraban por la ventana incidían en su cabello dándole leves toques rojizos y como las puntas rizadas se movían al compás de sus movimientos.

Cuando terminó con la cafetera, Milk se secó las manos, recogió su mochila que estaba en el salón y se acercó de nuevo a mí.

-¡Nos vemos en la noche, mariquita! - y pellizcó mi mejilla como siempre, pero para sorpresa mía, dejó también un casto beso en mi frente, como el que se le da a un hermanito.

Sólo cuando escuché el sonido de la puerta cerrarse, me di cuenta que llevaba un rato mirando a la nada y que algo dentro de mí gruñó al pensar que Milk se arreglaba así para encontrarse con alguien.

[...]

El martes por la tarde terminé las prácticas bastante tarde. No tenía nada de ganas de prepararme la cena cuando llegara al piso, así que estaba dispuesto a entrar en una hamburguesería para comprar algo para llevar, pero no llevaba dinero suficiente encima.

Me resigné y fui directamente al piso. Quizás no tenía tanta hambre, podía pasar de la cena e ir directamente a la cama. Estaba tan cansado. Abrí la puerta de entrada y un olorcillo sabroso me llegó hasta la nariz.

-¡¿Goku? - la voz de Milk salió desde la cocina. Su cabeza asomó por la puerta - te estaba esperando.

Dejé mis cosas sobre la mesita del salón y fui a la cocina. Milk tenía preparada la mesa para los dos. Abrió el frigorífico y sacó una jarra de agua. Cuando se volteó, vi que llevaba un lindo delantal blanco con algunas manchas y que había recogido su cabello en una trenza lateral.

Mi compañero gay. ✔️Historia ConcluidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora