Narra Goku
Había perdido la cuenta de cuantos cigarros había encendido. En el cenicero pude ver cinco colillas, pero algunas estaban tan destrozadas que no sabía si quizás habían tres más.
Golpeé el trasero del paquete y salió el último. Lo puse con furia entre mis labios y lo prendí. Di una profunda calada y tiré de mis cabellos.
-¡Diablos!
Cerré las ventanas porque ya tenía frío por solo llevar los pantalones de pijama, y total olía tanto a tabaco en el salón que ni abriendo todas las ventanas del piso conseguiría ventilarlo antes de que llegara Milk.
Dejé el desecho de las cenizas en el cenicero y aspiré una nueva calada. Paseé de arriba abajo por el salón. El reloj acababa de dar las dos y media de la madrugada. Hacía ya una hora de la llamada.
¿Dónde diablos estaría Milk?
Apreté el puente de mi nariz y me dejé caer en el sofá. ¿Cuántos tipos habrían intentado ligar con ella? Y lo peor, ¿cuántos lo habrían conseguido ya? Debería acostarme y dormir, mañana sería un nuevo día, como ya me había dicho alguien. Pero no podía, los pensamientos en mi cabeza me impedían descansar y cerrar los ojos.
Me levanté, caminé tres pasos de ida y tres de vuelta, apagué el cigarrillo y volví a sentarme. Gruñí. ¡Tenía que irme a mi dormitorio! ¡Milk no podía encontrarme aquí cuando llegara! Uno, porque ella ya sabía todo, y dos, si volvía acompañada podría morir a causa de los celos o matar al tipo con mis propias manos.
Bufé y volví a mesar mis cabellos con furia. Como siguiera así, me quedaría calvo.
Dejé caer la cabeza hacia atrás, sobre el respaldo del sofá, pero la alcé de inmediato. Escuché el ruido del ascensor en el silencio de la noche. Me tensé. Oí la cancioncilla característica del ascensor cuando llegaba a una planta y luego, un ligero taconeo y una pausa. Tintineo de llaves.
"Goku, es ahora cuando huyes"
Mi cerebro mandaba esa orden a mis piernas, pero éstas estaban clavadas en el suelo y mi trasero en el sofá. No pude mover ni un miserable músculo de mi cuerpo.
Milk entró en mi campo de visión. Llevaba el bolso bajo el brazo y los tacones en una mano. Se le veía cansada.
Nuestras miradas se encontraron cuando ella franqueó la puerta del salón, y mis músculos reaccionaron ahora, poniéndome de pie.
- Goku… - musitó Milk con voz baja. Sus ojos brillaban y juraría que habían recorrido las líneas de mi pecho desnudo.
Di tres zancadas hasta ella y me coloqué delante, a un escaso paso de su cuerpo. A Milk se le cayeron el bolso y los tacones. Un atisbo de miedo cruzó su rostro y tragó saliva. Un segundo después, se recompuso y alzó unos milímetros la barbilla, desafiante.
-¿Qué sucede? – dijo orgullosa y con voz segura.
Los dos sabíamos a que jugábamos.
-¿Con cuántos tipos has follado? – le increpé con furia. Milk dio un respingo y sus ojos se agrandaron.
-¡Eso no es de tu incumbencia! – dijo con jactancia, recuperándose rápidamente del ataque.
-Solo te lo repito una vez más, Ox, ¿con cuántos tipos has follado? – bramé y noté retumbar la voz en mi pecho. "Goku, serénate, no eres un cavernícola"
Ahora, Milk si se asustó de verdad al ver mi expresión. Retrocedió y chocó con la pared a su espalda. Se veía realmente aterrada, con una expresión cautelosa y con las palmas contra la pared, como si buscara donde sostenerse. Desde mi posición, la veía muy baja sin sus tacones y como una criatura débil e indefensa.