-¿Mamá?
Mi madre estaba parada delante de la puerta con una pequeña maleta a su lado. Llevaba un abrigo y un vestido impecable y sin arrugas, su maquillaje era perfecto y su cabello debidamente en su lugar y correctamente peinado.
-¡Hola, cariño!
Gine mi madre dio un par de pasos y me estrujó entre sus brazos. Yo le devolví el abrazo con torpeza y bastante confuso.
-¿Qué haces aquí?
-Pues que voy a hacer, ¡ver donde vive mi hijo!
-Pe...pero mamá, no has avisado y...
-¿Goku?
Milk había llegado y miraba entre yo y mi madre de modo cauteloso. Antes de que yo pudiera abrir la boca, mamá se separó de mí y se acercó a Milk, y a ella también le dio un abrazo. Pude ver como la cara asombrada de Milk me miraba interrogante.
-Tú debes de ser Milk - mi madre le sonrió - soy Gine, la madre de Goku.
-Ah, hola, encantada - Milk la miró aún aturdida - no sabía que venía, señora.
"Ni yo" quise añadir.
-Oh, no, cariño, no me trates de usted. Sólo Gine, ¿de acuerdo? Siento interrumpir de esta forma, pero tampoco sabía.
-Pero mamá podías haber avisado y hubiera ido por ti al aeropuerto - y desde luego la habría llevado a un hotel, pensé. A ver que hacía ahora con ella cuando Milk creía que yo era gay y mi madre creía que Milk era lesbiana, ¡en menudos líos me meto!
-No te preocupes, he tomado un taxi.
- que maleducada soy - Milk se quitó de la puerta - pase, por favor, como si estuviera en su casa - con la mano le indicó el camino al salón.
-¡Oh, eres encantadora! - mi madre le sonrió y tomó su brazo. Yo tiré de su maleta de ruedas y la deje en una esquina que no molestara.
Fuimos al salón y le ofrecí un café o un té a mi madre, pero lo rechazo diciendo que ya había tomado algo en el avión. Solo quiso un poco de agua. Milk quiso irse para dejarme a solas con mi madre, pero ella le instó a que se quedara. Nos sentamos los tres en el salón, mi madre y yo en el sofá grande y Milk en el individual. No pude evitar sonreír cuando noté como Milk se peinaba el cabello con los dedos y se miraba discretamente para ver si estaba presentable. Sin embargo, no había duda de que estábamos los dos todavía en pijama.
-Bueno, mamá, ¿y cómo es que tu tampoco lo sabías? - le pregunté.
-No tenía pensando venir porque tú ibas a ir a Juneau en Navidad - cruzó las piernas - pero me han dado hoy y el lunes libre en el trabajo y como había un vuelo directo y barato lo he cogido. Tenía ganas de conocer el sitio donde vivías este curso y de verte.
Vaya momento para entrarle un arranque maternal a mi madre, justo cuando pensaba pasar un sábado tranquilo con Milk y ahora tenía que estar completamente alerta y sacar a mi madre lo antes posible de la presencia de Milk.
-¿En qué trabaja, Gine? - preguntó Milk.
-Trabajo en un despacho de decoración de interiores.
-Claro, por eso Goku tiene tan buen gusto - sonrió Milk - ¡su habitación está preciosa! La mía, en cambio, es la mar de aburrida.
-Oh, cariño, seguro que no es para tanto y supongo que Goku sólo heredó el amor por la medicina de su padre y el amor al arte de mí. Mi chico es todo un encanto.
Milk miró sorprendida a mi madre y le asintió gustosa. Tenía erizado todos los vellos de la nuca.
Gine, ¡qué madre tan comprensiva eres! - la elogió Milk - ¡ojalá mi madre fuera tan abierta como usted!