Capítulo 28

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Hoy debo volver al trabajo. A la cafetería. Y el miedo invade mi cuerpo de manera inmediata cuando imagino todo tipo de situaciones extrañas que pueden llegar a pasar una vez me encuentre allí.

¿Estará Caroline? La verdad es que, aunque no la conozco lo suficiente, parece ser una de las personas que tratan de evadir los problemas. Y no estoy diciendo que yo sea un problema, porque vaya que no lo soy, pero sé que para ella será difícil verme. Incómodo. Como lo es de igual forma para mí, porque, ¿qué hago cuando la tenga de frente? ¿Cómo debo actuar? ¿La saludo como siempre, no la saludo? No lo sé, siento mis nervios de punta a medida que estoy más cerca del café bar.

Me freno en un pequeño local de regalería cuando veo a lo lejos una cosa brillante que llama mi atención. Me paro para observarlo mejor: es una pulsera de cordón rojo que lleva un dije de un trébol colgando. Es simple y bonita.

—Es para la suerte. —me comenta el vendedor.

La tomo de inmediato, le sonrío al hombre frente a mí y le doy unos cuántos billetes.

Vaya que la voy a necesitar...

🌹🌹🌹

Busco con mi mirada por todos lados apenas paso las puertas de entrada. Sé que parezco una maníaca buscando algún tipo de asesino, pero no quiero toparme con ella... así, no lo sé. Pero bueno, aquí vamos. Supongo que esta es otra situación que tengo que enfrentar. Además, no es que digamos que me queda mucha opción, ya que si no vengo a trabajar mi jefe me despedirá. Me doy cuenta que si no hubiera estado con Jax, ahora yo estaría entrando al local con normalidad, sin temer de toparme con alguien.

¿Me arrepiento de estar con él? No... Lo quiero. Y sé que esto es solo una parte de su vida que acepté en el momento en que acepté ser su novia.

Suelto un suspiro de resignación, me acerco a la cocina a paso lento y saludo a mis compañeras de trabajo, agradeciendo que ella no esté aún. ¿Irá a venir? Me sigo preguntando.

Me cambio con rapidez dentro del pequeño baño que tenemos en la cocina y luego salgo ya con mi delantal puesto y patinando.

—¡Jenn!

Volteo cuando escucho a Aylin hablar detrás de mí. La ahora pelinegra, nuevamente, agita su mano en mi dirección para saludarme. Me aproximo hacia ella, no sin antes verificar en todos los ángulos posibles si ella no está. Bueno, supongo que tengo que resignarme y aceptar la situación. No puedo tratarla como si se tratara del mismísimo Voldemort y no pueda decir su nombre.

Caroline...

Caroline...

Saboreo las palabras en mi mente a la vez que voy llegando hacia la barra. Ahora Aylin se encuentra haciendo un batido de chocolate.

—Buenos días... —saludo, sentándome en una de las butacas no sin antes divisar si la gerente se encuentra cerca—. ¿Batido para?

Sus ojos se crispan por ciertos segundos y eso me da curiosidad. ¿Qué pasa? La miro con ojos entrecerrados y entonces ella tuerce sus labios de una manera extraña.

—¿Para quién es? —repito mi pregunta, esta vez con cierto atisbo de inseguridad.

Ella ladea su cabeza hacia un costado, haciendo un ademán hacia mi lado derecho. La observo un poco más antes de voltear, y cuando lo hago, me arrepiento.

Jason está allí, en de las mesas que dan contra la ventana, leyendo distraídamente la carta. ¿Qué está haciendo él aquí? ¿Acaso no se va a cansar más, no me va a dejar nunca en paz? Ruedo mis ojos a la vez que bajo de la butaca para ir directa en dirección hacia él, tomando de paso el batido que mi compañera ya terminó.

Ahuyentando los miedos de JaxDonde viven las historias. Descúbrelo ahora