Capítulo 13

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El despertador suena y gruño contra la almohada porque todavía no me quiero levantar. Hoy estoy más perezosa de lo normal. No sé ni la hora que es, ni el día, nada. Estoy perdida y confundida. Creo que tengo que levantarme para ir a Hellton.

Desde mi posición veo la ventana, todavía hay sol del otro lado así que no es la mañana. Más seguramente es la tarde. Me desperezo y estiro mi brazo para tomar mi teléfono. Es la tarde, tengo que ir a trabajar a la cafetería. Me mareo cuando a mi cabeza acuden flashes de las horas anteriores: Jax y yo escapando de clases; yo pensando en su torso desnudo; él proponiéndome ser su novia... y luego yo yéndome lejos.

Otra vez la tristeza invade mi cuerpo, mi estómago se revuelve y entonces tengo ganas de volver a dormir. Aún no me siento lista para enfrentar la realidad de nuevo, donde todos esos sentimientos me perturban, me molestan. Si es tan difícil para mí ahora no me imagino cuando sea mañana y lo tenga en frente. ¿Me hablará? ¿Me ignorará? Decido olvidarme por un momento de todos esos problemas.

Así que junto fuerzas de voluntad y me levanto de la cama aunque a la vez perezosa. Me acerco al espejo y me asusto de mi reflejo. Paso los dedos por mis ojos ligeramente hinchados, y para hacerlo peor tengo marcada las sábanas en mi mejilla izquierda. Me dirijo al baño, tomo una ducha y en una hora estoy saliendo hacia «Share a Coffe!».

🌹🌹🌹

—¡Nena!—Mara, la supervisora de la cafetería, me mira con rostro confundido y a la vez desesperado una vez estoy plantada frente a ella—. ¿Estás bien? Se te ve fatal.

—Yo... —río para mis adentros, quiero gritar: ¡No, no estoy nada bien! pero claro que no lo hago—. Sí, esto... iré a cambiarme.

Paso por su lado con rapidez y me escabullo para dirigirme hacia el baño. Mara no es de las típicas supervisoras que te fastidian por cualquier cosa, de hecho es todo lo contrario, es una gran amiga de todas las empleadas, incluyéndome. Pero ahora no tengo ánimos suficientes para lidiar con los demás y que así todos se den cuenta de mi estado, así que prefiero ignorar a quien pueda. Aunque supongo que a Aylin no la voy a poder ignorar por mucho tiempo, ella es capaz de partir las aguas al medio como Moisés para saber qué me pasa.

Entro a la cocina con mi uniforme ya puesto y tomo mi libreta rosa de siempre. Me detengo por la curiosidad cuando hay una chica que no conozco en lo absoluto en la cocina. ¿Quién es? Está de espaldas a mí mientras habla con Aylin, quien parece estar dándole instrucciones. De pronto me acuerdo del cartel que había fuera, ¡es la nueva! Se buscaba una camarera más, una compañera para mí.

—¡Jenna! —Aylin se percata de mi presencia y se para a mi lado mientras la chica desconocida la sigue. Ambas nos miramos por escasos segundos donde nos escaneamos a la misma vez—. Ella es Caroline, va a ser la nueva camarera, ¡la compañera que tanto pediste!

Yo me río, pero aun así mis mejillas se sonrojan un poco por su comentario poco apropiado.

—Jenna Collins—estiro mi mano en dirección a la nueva, presentándome—. Un gusto conocerte.

—Caroline Dublín —me estrecha la mano y yo le sonrío por amabilidad—. El gusto es mío.

Caroline sonríe y tiene una sonrisa deslumbrante que envidio de primer momento. Su pelo rubio platinado cae lacio a los costados de sus hombros y le llega hasta la cintura. Tiene ojos verdes y su piel es pálida o rosa, no lo podría decir con exactitud. Tiene un lunar bajo su labio inferior y algunas pecas esparcidas por sus pómulos que son apenas visibles. Ya tiene puesto el mismo uniforme que yo, así que supongo que comenzará hoy y que deberé guiarla.

Ahuyentando los miedos de JaxDonde viven las historias. Descúbrelo ahora