Capítulo 26

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—No sé qué pensar al respecto, Nina... —declaro con la voz rota. Mi mente vuelve a traicionarme, y mis pensamientos son nuevamente: Caroline y Jax; Jax y Caroline —. ¿Tú crees que debería desconfiar de él? ¿O tener miedo de alguna cosa?

Miro con desesperación a mi mejor amiga, quien se limita a observarme con una mueca que no sé interpretar. Conociéndola como lo hago, sé que por su cabeza está pasando el escenario anterior como una película repetida, y aunque ella no estuvo allí para ver toda la situación con sus propios ojos, sé que puede sacar buenas conclusiones. Su imaginación es buena.

Tarda algunos segundos en contestar, y eso hace que yo comience a ponerme nerviosa de nuevo. A este paso, mi cuerpo tendrá un colapso de emociones. No sé controlar mis sentimientos y eso es realmente molesto.

—Yo creo que... deberías confiar en él.

La miro con ojos bien abiertos. Esperaba que me dijera más, que me diera al menos uno de sus típicos testamentos donde me dice por qué, cómo, cuándo, dónde.

Dejo escapar un suspiro y ahogo el grito que quiero pegar a los cuatro vientos. Esta situación está pudiendo conmigo, no sé qué hacer. Digamos que esperar no es una opción para mí, pero a la vez es lo que quiero hacer, por Jax.

—¡Lo hago! No es como si pudiera desconfiar de su pasado, de todos modos. —reclamo indignada, con una amarga sensación apoderándose de mi cuerpo —. Es solo que... Siento que él no tiene la confianza suficiente para hablar conmigo, ¿sabes? Le dejé en claro que no voy a juzgarlo, sólo quiero que confíe en mí y así poder comprender algunas cosas... ésto, por ejemplo —ruedo mis ojos, exasperada de la situación—. Solo no quisiera sentirme una espina clavada en su mano, como si estuviera allí de más, ¿entiendes? No quiero que me cuente exactamente todo, sólo lo necesario. Quiero poder comprenderlo y ahora no sentirme de esta manera. Es una horrible sensación no saber dónde estás parada, donde estás pisando. ¿Si quiera el suelo donde piso es estable?

Me cruzo de brazos y al instante recuerdo que con Nina hemos comprado un pote de helado, así que estiro mi mano para tomar la cuchara junto con el pote. Abrazo el helado como si este pudiera ayudar a mis penas, y le doy grandes bocados mientras mi amiga me observa con asco y un poco de lástima. Porque sí, doy lástima en esta situación, hasta yo misma me veo de esa manera.

—Sé que no puedes desconfiar de su pasado, pero confía en las decisiones que él tome a partir de ahora —aconseja —. ¿No crees que si él no te contó todas las cosas es porque allí hay algo que quizás él tema que te asuste a ti? —arrugo mi frente, pensando en sus palabras. No, no había pensado en algo como eso, pero tiene sentido. ¿Qué tan malo podría ser lo que tiene que contarme para temer por ello? ¡Jenna, solo es una conclusión! —. Piénsalo, quizás él hizo algo malo en su pasado y por eso teme contártelo. Y quizás eso también se deba a la desconfianza. Pero quizás no es que desconfíe de ti para contártelo, simplemente puede ser que desconfíe de él mismo a partir de eso, ¿entiendes? —niego con mi cabeza mientras hago un puchero. No, no lo entiendo ni quiero hacerlo, quiero que él mismo sea quien me lo explique—. Solo dale su tiempo, Jenna...

Tiempo.

Tiempo es lo que yo necesito para comprender toda esta situación. Para entender todos los misterios que acompañan a Jax, y así poder entenderme con ellos, no lo sé. Además, ¿cuánto más tiempo del que ya le di necesita?

Dejo escapar un suspiro y luego vuelvo a mirar a mi amiga con ojos de El Gato con Botas.

—¿Tú crees que él podría volver a enamorarse de Caroline? —pregunto mi miedo más profundo. No quiero que él se reencuentre con ella, no quiero que se vean, no los quiero cerca el uno del otro. Pero no son celos...

Ahuyentando los miedos de JaxDonde viven las historias. Descúbrelo ahora