Capitulo 4

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Se miró al espejo por última vez, ese vestido blanco ceñido al cuerpo le quedaba perfecto, corto, pegado y escotado. Por suerte no parecía puta. Su cabello rubio natural estaba levemente ondulado, llegándole un poco más arriba de la cintura, nada comparado con su cabello lacio y bien peinado de boba que llevaba para la escuela. Y por último su marca oficial: labial rojo salvaje, especial de la Dama Roja.

Un menaje le llegó al móvil, anunciando la llegada de Harry.

Momentos antes Ileana se aseguró de que su mamá se tomara su píldora para dormir y su papá se quedara completamente dormido viendo la repetición repetida del partido de futbol, como si viéndolo de nuevo fuera a ganar su equipo favorito.

Tomó su bolsa y trato de que sus tacones de 13 cm de altura hicieran el menor ruido posible al bajar las escaleras… bueno, completamente imposible, un movimiento en falso y casi se cae, causando un fuerte golpe en el penúltimo escalón, por suerte su padre estaba profundamente dormido y ni se inmutó. Rápidamente se dirigió a la puerta y antes de salir por ella miró por última vez a su papá para cerciorarse de que seguía en el mismo lugar. Lo estaba.

Rápidamente encontró la gran camioneta negra de Harry y se apresuró a ella.

- Creí que te bajarías y abrirías la puerta pero realmente no lo esperaba así que ya puedes arrancar.- dijo la rubia una vez en el interior de la camioneta.

- Buenas noches a ti también.- se burló Harry mirándola con una sonrisa divertida.

Ileana lo miró sonriendo de igual manera, una sonrisa coqueta más bien.  

- Buenas noches Harry.- ese tono de voz volvería loco hasta al más virgen de la ciudad.

El chico mentiría si dijera que ese Buenas noches, Harry no causó ninguna reacción en él… en él y en sus partes más bajas. Sus ojos verdes se la estaban tragando literalmente, sin ningún tipo de vergüenza pasó su mirada descaradamente desde sus ojos, sus perfectos labios rojos, su atrevido y más que generoso escote, hasta sus largas piernas bronceadas. Ese vestido blanco le quedaba perfecto.

Algunas chicas se sentirían indignadas, enojadas y hasta horrorizadas si las vieran de esa manera, sin ningún tipo de decoro… aunque obviamente no es el caso de Ileana, le encantaba tener ese tipo de atención en los hombres, ese tipo de deseo y brillo en los ojos del chico, que la hacen sentir deseada y notable entre las otras mujeres.

La sonrisa de la chica se ensanchó más y miró a Harry directamente a los ojos, sí, exactamente el tipo de brillo que a ella le encanta.

- Te vez bien, diferente a tus faldas rosas y blusas de flores que llevas a la escuela.- dijo Harry después de examinarla completamente.

- Tú tampoco te vez mal, siempre he pensado que el negro te va bien.-

Ella también estaba teniendo pensamientos de él que no son exactamente sanos.

- Entonces… ¿A dónde vamos?-

Llevaban aproximadamente 30 minutos manejando por la oscura carretera, cualquiera diría que se estaban dirigiendo hacia la nada, pero no, Ileana sabía perfectamente que era el camino hacia la gran casa de verano de Derek, había estado una sola vez ahí, pero eso bastaba para saber que estaban muy cerca.

- ¿Estas segura de que es el camino correcto?- le preguntó Harry por tercera vez a la chica desde que las luces de la ciudad se desvanecieron a sus espaldas.

- Ya te dije que sí. Giras a la derecha cuando te diga.- le ordenó Ileana viendo la carretera.

Cinco minutos más pasaron cuando Ileana habló.

Te conozco.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora