Caminaron sigilosamente, atentos a cualquier movimiento cerca de ellos. Sus pasos eran silenciosos, después de tanto tiempo aprendieron a mejorar esa técnica, pareciera como si el mismísimo aire rozara las plantas a sus pies. Los sonidos eran cada vez más fuertes, voces dando órdenes y movimientos rápidos. Ileana no pudo pensar más que en la ironía de la ubicación, si Damian -por razón desconocida- sabía dónde se ubicaba ese lugar, era por pura suerte; jamás se hubiera detenido a inspeccionar por esos rumbos. Al llegar al borde del lugar, escondidos entre toda la espesa maleza, se dieron cuenta de lo bien oculto que estaba la bodega supuestamente abandonada. Era un área realmente extensa, los grandes árboles tapaban la mayoría, apenas era visible la luz del sol; ni por helicóptero se hubiera detenido a ver. Gente iba de un lado para otro, la mayoría hombres, camionetas cargadas con cajas que seguramente no tienen mercancía sana.
- ¿Cómo vamos a entrar?- preguntó la rubia.
- Debe de haber otras puertas, aparte de estas.- contestó refiriéndose a las dos grandes entradas del frente. – Ven, vamos a rodearlo.-
Llegaron a la parte trasera y efectivamente había una puerta, al parecer cerrada. En ese momento se abrió dejando salir a una mujer robusta y de gran altura, que si no fuera por sus grandes pechos, pensarían que es hombre. Esperaron a que entrara de nuevo, para salir de su escondite y seguirla. Sus caras estaban tapadas de la mitad hacia abajo; Ileana se quejaría del terrible calor si no fuera por lo concentrada que estaba en llegar a su objetivo.
Al llegar a la única puerta trasera, Damián verificó primero si no había nadie cerca para después tomar a Ileana de la mano y adentrarse al lugar. Lo primero que pudieron notar fue lo oscuro que se veía en esa parte poco concurrida, y lo segundo fue el gran número de personas trabajando a gran velocidad. Rápidamente se escondieron detrás de una pila enorme de cajas.
- ¿Ves a la chica o a alguien conocido?- susurró Ileana viendo por el pequeño espacio entre dos cajas.
Damián pasó la mirada rápidamente por todo el lugar, encontrando una larga melena pelirroja en el piso de arriba, cerca de la entrada.
- Allá, en la parte superior. La pelirroja.-
La chica se veía seria mientras tenía una conversación con un hombre que igualmente tenía la cara tapada; se le verían los ojos si no fuera por los lentes oscuros que traía puestos.
- ¿Él será el primo del Escorpión?-
- Parece que sí, no creo que un simple trabajador se cuide de esa manera.- le contestó Dam.
- Tenemos que acercarnos más, están demasiado lejos.-
Afortunadamente una larga hilera de cajas los tapaban hasta llegar a las escaleras que los llevarían al segundo piso. La obscuridad del almacén los ayudaba mucho a camuflarse ya que sus ropas eran completamente negras. Subieron las escaleras de metal sin hacer mucho ruido. La ventaja era que los trabajadores estaban muy distraídos y concentrados en llevar cajas de un lado a otro, que no les hacían caso o simplemente no los veían.
De cajas en cajas fueron acercándose cada vez más a la chica pelirroja y al hombre que al parecer es el primo de la persona que buscan. Ileana jamás en su vida había bendecido a tantas cajas de cocaína… jamás, gracias a éstas, estaban ocultos.
No pudieron acercarse tanto como ellos querían pero pudieron captar levemente la conversación.
- Sólo dame lo que me tienes que dar para largarme de aquí.- pidió la chica un poco irritada. – De todas maneras mis tratos no son contigo. Sólo dámelo.- ordenó una vez más.
- Mira Trix, lo único que tienes que hacer es decirme que estabas haciendo la noche anterior en esa casa. No me creas estúpido, ¿Trabajas para alguien más?- le preguntó el hombre con una voz extremadamente tranquila.
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Te conozco.
FanfictionPerfecta, pura e inocente. Mala, desalmada y oscura. Dos personalidades completamente diferentes para una sola persona.