Ileana no sabía qué era lo que la estaba sofocando, si el espeso humo de puro en la habitación, o el estúpido suicidio al que los iban a llevar.
–No puedes estar hablando en serio.– dijo la chica apretandose los ojos. – Dime otra vez, ¿Por qué demonios nos estás mandando a hacer ésto?–
Rocco la miró desde el otro lado del grueso escritorio con mucha tranquilidad, para después pasar su mirada al chico que hasta el momento no había dicho nada. Regresó su mirada a ella que ahora lo veía fijamentep y prendió otro puro.
–¿Qué es lo que no puedes entender? van a ir por ese camión. Fácil.–
–No es eso lo que no entiendo.– ironizó la chica. –Es esa maldita idea tuya de hacerlo solos.–
–Cuida tus palabras, princesa. No es la primera vez que hacen algo solos, ¿Cual es tu problema?– la miró con superioridad.
Damián apretó la mano de la chica por debajo de la mesa. De camino a la casa mortalmente escondida y llena de guardias de Rocco, Damián se sintió culpable por la manera en la que le hablo a Ileana, su repentino enojo no lo dejó pensar bien, en realidad era miedo disfrazado de enojo, el miedo por perder a Ileana. La chica lo miró de reojo y la mirada que le devolvió Damián fue de absoluta tranquilidad, se dio cuenta de que su enojo de antes había disminuido. Respiró, esperando que un poco de aire libre de humo, entrara a sus pulmones y la dejara pensar mejor; no podía hablar y negociar como ella siempre lo hacía, si no podía concentrarse en otra cosa que no fueran sus pulmones obstruidos.
–¿Mi problema?– preguntó tranquila. – Mi problema es, que nunca nos has mandado a hacer algo así sin más de nosotros a nuestro alrededor, que vigilen, que nos protejan. Sabes que me gusta hacer el trabajo sucio sólo con ayuda de Dam, pero siempre con alguien que nos respalde. Sabes como es ésto Rocco. No lo vamos a hacer. Simple.– terminó de decir y alzó una ceja.
–No te lo estoy preguntando, Ileana. No es una opción, ni una encuesta donde pones sí o no. Te estoy diciendo que lo van a hacer, porque yo se los estoy mandando.–
Ileana trató de respirar un poco más, su creciente irritación no ayudaba a su estado.
–Hemos hecho ésto antes.– interfirio Damián. –Robar camiones completos de valiosa mercancía, pero no solos, y menos de Derek. Después de lo que le hicimos a su bodega va a estar más alerta que nunca. Seguro como el demonio que está buscandonos más que antes. ¿Quieres mandarnos a la muerte por algo qué asegura Trix?– la voz de Dam nunca había dejado de ser tranquila.
Trix, esa chica pelirroja de grandes cenos que asegura estar de lado de Rocco, cuando también trabaja con Derek. Algo parecido a lo que hacia Chris.
–Es peligroso hasta para nosotros. ¿Qué pasa, Rocco?, esa puta pelirroja te está dejando sin cerebro.– dijo la rubia con toda la mala intención que tenía.
Rocco se levantó de golpe apoyándose fuertemente en el escritorio, dejando su puro en cualquier lugar. El rápido movimiento de Rocco, hizo que Damián se levantara de igual manera mientras Ileana se ponía alerta desde su asiento.
–Escuchenme bien, par de idiotas. Me va a importar una mierda quienes son, se me va a olvidar que tú eres mi sobrino, Damián; y no me va a costar nada olvidar que tú, Ileana, seas mi mejor trabajadora. Los mataré. Si no hacen lo que les digo, lo haré.–
La risa irónica de Ileana llenó el espacioso lugar haciendo eco, evitando que Damián abriera la boca y la miraran. Se levantó de la silla y posó sus manos delante de ella en el escritorio, casi clavando sus uñas en la cara madera. Miró directamente a los ojos fríos y oscuros de Rocco sin ningún miedo. Él tampoco quitó su mirada de esos hipnotizantes ojos azules.
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Te conozco.
FanfictionPerfecta, pura e inocente. Mala, desalmada y oscura. Dos personalidades completamente diferentes para una sola persona.