Capítulo 15

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Alice fue la primera en salir del barco, sus pies golpearon suavemente la arena mientras negaba con la cabeza, respirando con alivio por alejarse de ese maldito barco. Cómo podía vivir Percy en el durante miles de años es una cosa que ella no sabía, apenas podía soportar una hora.

Detrás de ella, el sonido de la gente bajando indicaba que habían seguido su ejemplo. Danny se acercó a ella y ella giró su cabeza para encontrarse con su mirada.

Al ver su rostro se rió un poco, - No te gustan mucho los barcos ¿verdad? - preguntó, ya consciente de su respuesta. - Te veías un poco verde allí.

Alice no respondió, en cambió lo fulminó con la mirada, algo de color volvió a su rostro. Por otro lado, Percy se colocó a su lado, seguido rápidamente por Hanna, la pelirroja parpadeaba rápidamente por el sol.

- ¿Cómo puede vivir alguien con este calor? - La maga de hielo preguntó, colocando su pelo a un lado de su cuello. - Esto es el séptimo anillo del infierno.

- Te acostumbrarás -. Alice se rió entre dientes, aparentemente no afectada por el calor cuando Percy comenzó a sudar y Danny se quitaba su sudadera con capucha. Los semidioses salieron lentamente del barco, seguidos por Arabella, que nunca se había vista tan fuera de lugar como ahora que estaba rodeada de arena caliente.

- ¿Arabella? - Percy preguntó, mirando al caballo de piel oscura, - ¿Nos podrías llevar a Hanna y a mi en tu espalda?.

- Por supuesto -, Respondió el kelpie, su relincho misterioso mando escalofríos por la espalda a Annabeth. - Sería un honor.

Percy sonrió, agradeciéndola en silencio. - Alice, sabes como llegar a llí, ¿verdad?. - La chica en cuestión asintió distraidamente, su atención estaba en algo a lo lejos. - ¿Y Danny, tú y Alice iréis en tu moto?.

Danny dio una sonrisa malvada. - Ese es el plan.

- ¿Y cómo piensas hacer eso? - Annabeth preguntó en un tono que denotaba inteligencia. - No hay más que arena por aquí, una moto no puede circular por aquí.

Danny suspiró sacudiendo su cabeza, - Siempre hay escépticos. - Caminó hacia el Vortex para coger su moto.

- Oye - Dijo Jake. - ¿Qué hay de nosotros, cómo se supone que debemos llegar allí? - Se encontró con la mirada de Percy, trató de no estremecerse por su mirada fría que le mandaba este.

Hanna se puso en frente de los dos hermanos, sus ojos azules se enfocaban en el semidiós. - ¿Lo tenemos que hacer todo por ti?.

- Tranquila Hanna -. La fría voz de Alice los separó. - No hay necesidad de marcarlos de por vida. Todos vosotros están en mi dominio, y pensé que tendríamos este problema. Entonces pedí un favor-. Ella dejó salir un silbido bajo, el sonido hacía eco en las dunas de arena como música de una flauta.

De repente la arena estalló, explotando en motas en el aire, mancando el cielo por breves instantes antes de volver a caer a la tierra. Los semidioses se agacharon para esconderse, encogidos por la conmoción y el miedo, mientras que Percy y Hanna observaban con ojos atónitos como una gran figura surgía del estruendo.

Alice sonrió, sin importarle  cuanta arena le caía en la cara. Ella permaneció en silencio mientras dos grandes ojos rojos aparecían del polvo, seguidos por el cuerpo largo y resbaladizo de la serpiente más grande que jamas hubieran visto. Era tan alto como un coche, escamas brillantes de color crema cubriendo su cuerpo, un diamante negro estaba en el centro de su frente. Largos y curvados colmillos a cada lado de su mandíbula, demasiado grandes como para caber en su boca, mientras su lengua bifurcada, roja como la sangre, se movía fuera de su boca.

Los cuatro jinetes del caos: traducciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora