Capítulo 13

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El sol comenzó a ponerse cuando Percy finalmente llegó a la cabaña de hielo de Hanna. Parecía silencioso, desierto, pero Percy sabía que estaba en casa. Podía sentir su humor frío filtrándose a través de la grieta de la puerta. Trató de abrir la puerta, no se sorprendió de que estuviera cerrada.

Intentando animarla, él llamó a la puerta - ¡Repartidor de pizza!.

- ¡No pedí ninguna pizza! - se oyó la voz de Hanna a través del hielo.

- No, aquí dice que tengo una pizza de queso para la cabaña de hielo dos cuarenta Frozen Hell Drive.

El silencio se encontró con él al principio, y luego, la puerta se abrió.- ¿Cómo se te ocurren esas cosas? - Hanna preguntó mientras lo miraba con ojos cansados de color plata, ¿sus ojos habían cambiado de color o se lo parecía? Ella lo miró de arriba a abajo antes de preguntar - ¿Dónde está la pizza?.

Percy sonrió y se encogió de hombros, - No sé.

Hanna frunció el ceño juguetonamente,- Oh cielos. Y pensé que había algo que valía la pena el tiempo que pasé aquí.

- Ay.- Percy fingió estar dolido.- La señora me ha herido.

Hanna rodó los ojos. - De acuerdo, pasa reina del drama, siéntete como en tu casa -. Abrió la puerta de par en par y dio un paso atrás, permitiéndole entrar en su cabaña. Se sentó suavemente en una de sus sillas.

- Entonces -, comenzó mientras ella se sentaba a su lado, - Nos vamos a Egipto por la mañana.

Algo ilegible brilló en sus ojos. - Si. Si, supongo que si.

- ¿Supones? - se encontró con su voz que hacía eco. - Hanna nos dirigimos a uno de las más grandes guaridas ocupadas por monstruos en el mundo, ¿y tú solo supones?.

- ¿A qué estás tratando de llegar?.

- Hanna, ¿qué pasa? - Percy finalmente preguntó. - ¡Has estado actuando raro por días!.

- No te preocupes por eso -. Llegó la respuesta familiar.

- ¡Pero me estoy preocupando!.- Él exclamó. - ¡No sé qué es lo que te está molestando, Hanna, pero quiero ayudar, por favor!.

- ¿Por qué estás tan preocupado por mi? - Hanna respondió, cerrando los ojos. - ¿Por qué te importa? ¿Eh?.

- ¿No está bien que me preocupe por ti? - Preguntó Percy, bajando la voz a un suave susurro. Esto pareció sorprender a Hanna, porque parpadeó y guardó silencio, perdida por sus palabras. Percy suspiró y negó con la cabeza. - Vamos.- Se levantó y le indicó que lo siguiera.- Quiero enseñarte algo.

Hanna lo miró con perplejidad, pero lo siguió de todos modos, detrás de él mientras él abandonaba la cabaña y caminó hacia la orilla, hasta que finalmente se detuvo en la playa. Se dejó caer sobre la arena, se quitó los zapatos y dejó que sus pies descalzos se hundieran en la arena. Miró a Hanna, que lo miró con una mirada de completa perplejidad. - ¿Bien? - Preguntó levantando una ceja.

Hanna se rió secamente - Estas desesperado -. De todos modos, ella también se quitó los zapatos y se unió a él en la arena suave y pálida.

Se sentaron en silencio por un rato viendo el cielo cambiar de azul a naranja cuando el sol se ponía detrás de ellos. Después de lo que pudieron haber sido minutos u horas, ninguno de los dos estaba seguro, los últimos rayos de luz habían desaparecido y el cielo se volvió de un color azul oscuro como la tinta, decorándolo con algunas estrellas.

- Cuando era más joven solía sentarme mucho aquí y mirar las estrellas, en ese entonces se podía ver más. La contaminación lumínica no era tanta.

Los cuatro jinetes del caos: traducciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora