Un hombre de pelo oscuro estaba tranquilo en un acantilado, sin parecer importarle su proximidad a la caída de tres mil metros a solo unos centímetros. Una brisa suave recogió sus mechones iluminados por los rayos del sol mientras se hundían en el horizonte. Una gran espada negra estaba sobre su espalda, sujetada con una correa de cuero , algunas dagas escondidas bajo los pliegues de su ropa. Las cicatrices estropeaban su piel, algunas viejas y otras nuevas, y estaba claro que ese hombre era un guerrero experimentado.
Permaneció así durante bastante tiempo, tan silencioso e inmóvil como los acantilados en los que se encontraba.
- Nico - Una voz hizo que se volviera, el hombre sonrió a la mujer que estaba detrás de él, apoyada en una gran lanza de oro finamente labrada. La electricidad pareció explotar de sus ojos, el azul vibrante tan impactante como los voltios que se reunieron alrededor de la punta afilada de la lanza.
- ¿Hora de irse? - le preguntó a ella.
Ella asintió con la cabeza, cabello negro cayó molestamente en sus ojos. Ella se lo quitó de la cara con un bufido, sus mejillas resoplaron levemente. Nico se rió de su exasperación, aunque se calmó cuando ella le mandó una mirada mortal.
- Está bien, está bien -, el hombre se rió suavemente. - Vamonos.
La mujer se frotó la frente, sintiendo el comienzo de un dolor de cabeza. - Eres tan idiota.
Nico se rió y alborotó el pelo de su acompañante. Sabía cuanto odiaba que ella fuera más baja que él, ya que cuando dejó de crecer, ganó unos centímetros, tal vez unos treinta más que ella.
- También te quiero Thalia.
Thalia frunció el ceño. - Vamos, ¿quieres?.
- Si.
--------------------------------------------------
- ¡Hace mucho calor!.
Una mujer de corto pelo rojo se quejó con enfado mientras se dejaba caer sobre la cubierta de un hermoso velero. - ¡Odio el verano!.
En la distancia, ella podía escuchar una risa. - Ni siquiera hace tanto, ¿Por qué estás así?.
La mujer gimió. - Debería estar en algún lugar con nieve ahora. Pero Caos solo tuvo que convocar una reunión a mediados de agosto. Ella debe estar enfadada conmigo.
El hombre se rió entre dientes mientras caminaba hacia ella, arrodillándose junto a ella y asomándose a ella. - Tal vez ella está tratando de ayudarte. No creo que te estés derritiendo, aparte no es bueno para tu salud. O la mía en este caso.
Desde el costado, un relincho que sonó demasiado parecido a una risita hizo que la mujer entrecerrara los ojos. - Eres muy molesto. ¿Lo sabías?.
- ¿Cómo puedo olvidarlo? Me loo dices al menos dos veces al día -. Una risa estruendosa hizo que sus labios se torcieran.
- Tal vez deba decírtelo tres veces al día.
El labio inferior del hombre hizo un puchero ante sus palabras. - Eres mala conmigo.
Su risa musical resonó en el barco, unida a la de él mientras los dos se reían por varios minutos. Eventualmente, el hombre le ofreció su mano a la mujer, y ella la aceptó agradecida, permitiendo que la levantara.
- Creo que sé lo que te refrescará, - sonrió una vez que ella estaba en pie, su agarre se apretó en su muñeca.
Ella parpadeó confundida, antes de ver la travesura en los ojos verde-mar de cu compañero. - Oh, no -, trató de alejarse cuando comenzó a sonreír. - No no.
ESTÁS LEYENDO
Los cuatro jinetes del caos: traducción
FanficCuando Percy es abandonado por sus amigos y su padre, se va solo para ser encontrado por Caos, que le ofrece un puesto en su grupo de élite: Los cuatro jinetes del Caos. Su objetivo, proteger la tierra de peligros, pero cuando el Olimpo está bajo am...