El Encuentro con El Anónimo
*Maia*
El mensaje anónimo que me enviaron a mi celular me dejó sin respirar ni dormir, sentí que un acosador que yo no conocía entraría a mi vida sin que tenga una autorización mía. Después de pensarlo tanto, llegué a la conclusión de que alguien le dio parte de esa información a espaldas de todos y eso lo debía investigar a como dé lugar, pero a la vez, tenía que ser cautelosa y evitar que nadie, mucho menos mi mama, sepa del problema que, a la fuerza, me quieren meter.
Yo pensé que las pastillas calmaban mi dolor de cabeza, pero vaya que me equivoqué; sin embargo, un descanso reparador y una buena taza de leche mezclado con un filtro de "dulce sueños" sirvieron bastante y me hicieron dormir como una bebé hasta el día siguiente en la que el ruido pesado de la alarma en mi celular me despertó a las 8am, hora en la que me preparo ocasionalmente para irme a la universidad. ¿Les conté cual era la meta que quiero cumplir? Bueno, quiero ser psicóloga, es un sueño para mi meterme en su fascinante mundo porque puedo tratar de darle solución a los distintos problemas que tiene no solo mi familia, también de la gente que me conoce... viéndolo de una perspectiva diferente, esto lo vengo persiguiendo desde siempre.
Me despido de mi mamá y mi hermano Fabián con un beso y llevándome su bendición para ir rumbo a la universidad donde Lorena, mi mejor amiga, y yo debíamos presentar un trabajo grupal de psicología y exponerlo ante la clase. Tantas horas y desvelos incluidos que pasé sola en casa o en la de ella dedicándome a estudiar y elaborar este proyecto con tanto esmero, tantos días pasaron para que, por fin, esto sea exhibido ante el profesor del curso y mis compañeros de salón y por suerte, todo salió de mil maravillas.
Sin embargo, me recordé el mensaje que me envió a mi celular anoche ese anónimo y conforme pasaban las horas y llegaba la salida de clases, mi corazón latía con extrema fuerza que debía controlarme para no preocupar a nadie si en caso me llegara a pasar algo malo. Felizmente, Lorena se acercó a mí y notó mi rostro pálido y enrojecido, se apoyó en mi hombro derecho para hablarme.
"Maia, ¿qué tienes? ¿Te pasa algo? Apenas sonó el timbre del descanso y te fuiste hecha un corre caminos... (saca su espejo) Mira tu rostro... poco a poco se va tornándose rojo como un tomate. (La voltea) Maia, en serio, mírame, se ve que algo tienes... ¿No me dirás acaso lo que te pasa?", dijo Lorena sujetando mis hombros con sus manos y poniéndome de frente para tratar de responder a su pregunta.
"¿Quieres que te cuente la verdad? Pues vamos al salón para platicar sin que nadie nos escuche", dije, mientras fuimos a nuestra aula para hablar a solas sin que otros entren de la nada y malogren nuestra charla.
"Esta bien, Maia, te escucho...", decía Lorena al llegar al salón. Cerró la puerta y se acomodo en su escritorio que estaba al costado del mío.
"Bien, aquí voy... (me acomodo mi ondeado cabello) Ayer no pude dormir bien y no se trata del trabajo que presentamos ante todos y que, gracias a Dios, salió muy bien... (le muestro el mensaje en mi celular) Este mensaje me mandó un anónimo anoche... Decía que hoy pasaría por la universidad a recogerme. ¿Tú crees que un extraño vendría por mi aquí en lugar de irme sola y en bus a mi casa como acostumbro hacerlo?", pregunté, preocupada por la presencia del anónimo.
"Esto me huele muy mal, Maia, ya leí el mensaje y quien quiera que sea esta especie de acosador, pues ya se ganó un gran problema sin apenas conocerse", dijo Lorena tras leer varias veces el mensaje NN que apareció en mi celular.
"Tengo miedo de que mi mamá se preocupe y sospeche que a mi me podría pasar algo... Debo inventar cualquier excusa para que decirle que tardaré en volver a mi casa, pero no sé cómo", dije mientras mis manos recorrieron mi cabeza muy angustiada por lo que me podría pasar después cuando tendría de frente a ese tipo anónimo cuando salga de la universidad.
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Maia: La Sumisa Joven | Terminada
RomanceFernando creyó tener el matrimonio perfecto, pero su infidelidad y su adicción al sexo lo llevó a su propia ruina. Sin embargo, para recuperar a su esposa Águeda y sus hijos recurrirá a Sebastián, su socio en la empresa y próximo heredero de los viñ...