Marea de Sospechas
*Maia*
Cada vez crecía mi profundo odio hacia Sebastián Leaño, adonde fuera siempre estaba en mis pensamientos, era una sombra invisible que no dejaba de perseguirme y me atormenta cada que se aparece. Maldita sea mi suerte el haberlo encontrado en mi camino gracias a que la genialidad de mi padre hizo que nos pusiera cara a cara, pero a la vez el destino estaba de mi lado porque en sus brazos estaba protegida a pesar de que me lastimaba tanto física como psicológicamente con sus castigos en las sesiones de sumisión. Les confieso que nunca conocí el amor en mi vida, solo tengo muchos amigos que me acompañan siempre y el hijo de Viviana que se muere por mí pese a no ser correspondido, pero las caricias y besos que me robó mi amo me demostraron que era súper difícil de conquistarlo a su modo. De todas maneras, el rencor que sentía por él era muy grande que arrancarlo de mi tomaría tiempo y demanda mucha paciencia tras la tercera sesión donde tuve sexo con el y un tipo que no lo conocía, pero... ¿Qué clase de explicación le daría a mi familia por salir a la calle sin su permiso? El disgusto que se llevaran será grande porque pensarán que alguien me secuestró, pero no fue así.
Llegué a mi casa a eso de las 4:34am, era muy de madrugada, mis pies me dolían gracias a estos tacones que usaba aunque el dolor no era tanto como las marcas y heridas que me dejaron Sebastián y su otro amigo cuando tuve sexo en trío por primera vez. Me las quité y sin hacer ruido alguno, subí las escaleras que daban a las habitaciones y de inmediato, entré al mío para, por fin, manifestar mi impotencia y desahogarme llorando durante 15 minutos sin parar. No había un motivo para llorar que cobrara tanta fuerza como fue el tener relaciones sexuales y forzadas con dos hombres con hambre y sed de pasión, siento que cometí un serio delito que, si no fuera creyente en Dios, me mandara de frente al infierno sin recibir su penitencia, la conciencia me retuerce al recordar cada una de las pinches imágenes cuando me entregaba a ellos y con eso, me mantuve en vilo durante 50 minutos sin hacer ruido para perturbar a mi familia porque creyeron que fui secuestrada.
Pensé en llamar a Lorena para quitarme toda esta pena, pero preferí hablar personalmente con ella en la universidad, así que me dormí unas horas, destapada, con la misma ropa que me hizo ser un pinche estropajo y al amanecer, me duché con agua bien fría para sacarme del medio todas las huellas y olores que Sebastián dejó en mi cuerpo anoche en la sesión en trío junto con todo mi sufrimiento vivido aunque las heridas y marcas seguirán dentro de mí y tomarán mucho tiempo poder borrarlas de mi piel y mi mente.
"Maia, ¿adónde vas con tanto apuro? Ni siquiera me saludaste ni tampoco dijiste que ibas a salir con Sebastián... ¿Qué te sucede?", preguntó mi mamá que me vio a lo lejos y antes de que saliera, se acercó para hablarme.
Oh Dios mío, mi mamá me matara porque ya lo sabe todo... ¿Qué haré? ¿Cómo lo supo? ¿De qué fuente lo sacó si no tenemos vecinos chismosos en la cuadra? Estoy muy nerviosa, siento escalofríos que recorrían mi cuerpo, me asusta pensar que pase lo peor, mis latidos en mi corazón no cesan, la única salida que me queda es fingir no saber nada de mi salida con Sebastián sin su permiso.
"Perdón, mamá... Si no te lo dije fue porque estabas durmiendo y no me gusta interrumpir tu sueño... Además, Sebastián me mandó un mensaje a mi celular invitándome a salir primero a cenar y luego a su casa, acepté y como conversamos tanto, no me dí cuenta de la hora; por eso, llegué tarde a la casa", dije tocando mi cuello.
"Ah... Me preocupé demasiado porque pensé que alguien entró a la casa para robar nuestras cosas, pero que suerte la mía que solo era producto de mi imaginación...", dijo mi mamá creyendo en mi mentira blanca y quitándome un peso de encima.
"Mamá, ¿tú crees que Sebastián es un chico bueno como para que me enamore de él?", pregunté poniendo como simple excusa el asunto de enamorarse por primera vez para desviar el tema por completo.
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Maia: La Sumisa Joven | Terminada
RomantiekFernando creyó tener el matrimonio perfecto, pero su infidelidad y su adicción al sexo lo llevó a su propia ruina. Sin embargo, para recuperar a su esposa Águeda y sus hijos recurrirá a Sebastián, su socio en la empresa y próximo heredero de los viñ...