Capitulo 17

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-¡Entra! -

Leo chilló agudamente con regocijo mientras Harry lo acomodaba junto a él en el asiento del tren en miniatura. Su tío bajó la barra de seguridad y le puso su brazo alrededor del hombro.

-¡Nos vamos! -exclamó cuando el viaje empezó.

_____ estaba detrás de la barandilla, mirando el trencito moverse, lentamente al principio, luego ganando velocidad a medida que subía la pendiente a través de la “montaña” para luego girar y cambiar de dirección y luego otra vez de un lado para otro.

El sol primaveral bañaba el parque temático con luz fresca, las hojas recién brotadas en los árboles y arbustos daban cuenta del final del invierno y la aproximación del verano. Días cálidos. El fin del frío y la soledad.

Se sentía extraña, irreal. Fluyendo con una emoción que amenazaba con exceder e inundar su vida. Tres días habían pasado desde que Harry había llegado a su puerta, pero podrían haber sido tres meses o tres años.

Esa noche se quedó, llevándola de regreso a la cama, alejando con caricias cada último jirón de resistencia, hasta que se derritió como miel en sus brazos. Y después se durmió con ella, sosteniéndola con fuerza contra él, como si temiera que se escapara durante la noche, llevándose a Leo con ella...

Pero no había huido. Había visto, a todo corazón, como Leo había entrado en el dormitorio por la mañana, exigiendo saber por qué “el hombre” todavía estaba allí. Y Harry se había sentado y había hecho que _____ también se siente, poniéndole su brazo sobre los hombros y había invitado a Leo, y al oso de peluche se sostenía, a sentarse en la cama al lado de ellos porque tenía algo que decirle.

Y había visto, con los ojos muy abiertos y la emoción tan a flor de piel que apenas podía respirar, como Harry le había dicho que era hermano de su padre, y que le gustaría casarse con su madre y llevarse a los dos a Italia, para conocer a sus abuelos y vivir en una casa con piscina...

Leo había escuchado con ojos negros enormes.

-¿Una piscina? -dijo sin aliento, incapaz de creer tan buena fortuna.

Harry asintió con la cabeza.

-¿Nos vamos hoy? -Leo preguntó, deseoso de embarcarse en la increíble aventura.

-Hoy vamos al centro de Londres. A comprar un anillo para tu madre, para que podamos casarnos pronto, y también para conseguir un pasaporte para ti, así puedes venir a Italia -Se volvió hacia ____ -Asumo que necesita un pasaporte. ¿_____? -

Su voz había cambiado. Ella había estado allí, sentada contra las almohadas, clavando los ojos en ellos, con la emoción grabada en los suyos.

Él le había tocado la mejilla y murmurado -Todo estará bien -

La suavidad de su voz casi la había deshecho.

Luego Leo había reclamado su atención -¿Vas a desayunar con nosotros? -había pedido -Yo como tostadas para el desayuno. Hechas de pan integral -había añadido virtuosamente.

Y Harry le había sonreído abiertamente.

-¡Crecerás fuerte y sano! -

Leo le devolvió la sonrisa, satisfecho con semejante apreciación.

Ahora _____ los observaba dar vueltas y vueltas en el paseo, Leo chillando alegremente y Harry, también.

Algo se aferró a su corazón.

Tengo que hacerlo, pensó. No lo pedí. Vino a mí, sin preguntar. Voy a sufrir, pero eso no es importante. Sólo Leo importa.

El secreto de la amante (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora