Capitulo 10

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Lo miró sin comprender.

-¿Qué estás haciendo aquí? -

Su voz era un hilo.

Sus ojos, tan oscuros, condenatorios, la miraron. Ninguna expresión.

Y en el fondo, algo que ella no veía hacía ya una eternidad de noches solitarias.

Deseo.

Entró. No pudo detenerlo. Sintió que sus rodillas se doblaban.

Él vio su reacción y una sonrisa apretada cruzó su rostro. Cínica. Burlona.

Pero no era de ella de quien se burlaba, sino de él mismo.

La miró con ojos llenos de un fuego oscuro.

Ella estaba de pie allí, completamente incapaz de moverse.

En silencio, sin decir una palabra, él deslizó una mano alrededor de su cuello, acariciándole la nuca suavemente con las yemas de los dedos, y la otra se movió hasta su espalda para atraerla en contra de su cuerpo largo y esbelto.

La sensación, como de una inundación caliente, viajó a través de ella, empapándola.

-Todavía te deseo -dijo Harry Styles mientras bajaba su boca a la suya.

Por un instante, tan breve que apenas existió, ella trató de resistirse pero luego, con un gemido bajo, se rindió.

Harry sintió aumentar su excitación. ¡Dios mío! Él aún la deseaba. Buscó la sensación de su cuerpo ligero apretado contra él, quería que el calor de su boca se abriera para él, quería amasar y acariciar esos pechos suaves, redondeados...

Había intentado no desearla. Probando por tres meses no pensar en ella, no recordarla. Pero volver a verla así, de repente, volvió a encender una llama que había pensado que se había apagado hacía ya cinco años, cuando enterró a su hermano en su prematura tumba.

Y la llama ardía ahora nuevamente, punzante a través de él, disparando su sangre. ______ Richards había destruido a su hermano, pero ahora mismo eso no le importaba. Él la tendría una vez más.

Ahora mismo.

_____ se estaba ahogando, ahogando en dicha, en sensaciones, mientras Harry poseía su boca. La razón se había esfumado, estaba sumergida totalmente en esta corriente de ardiente deseo, con un hambre que consumía su alma. Ah, después de tanto tiempo, tan largo, tenía a Harry de nuevo en sus brazos, envolviéndolo contra ella, presionando su duro y musculoso cuerpo, con su boca rindiéndose a la suya, mientras él saqueaba su dulzura, clavando, como lanzas, los dedos en su pelo. Sus caderas tensas se arqueaban hacia delante, sintiendo, con excitante emoción, la respuesta instantánea a su estímulo.

No había palabras, ninguna. ¿Cómo podría haberlas? pensó mientras su cuerpo se arrebataba otra vez, cediendo a lo que tan desesperadamente deseaba hacer, recuperar lo que había perdido hacía ya mucho tiempo...

La mano de él se movió hasta su cintura, deslizándola entre sus cuerpos urgidos, buscando la cremallera de sus pantalones vaqueros. La movió hacia atrás.

-¿Dónde? -Fue todo lo que dijo, apenas levantando su boca de la de ella.

-Aquí -Las palabras de ella salieron sin aliento, y dejó que la condujera a su dormitorio a oscuras.

Era una locura, una locura. Tenía que pararlo… ¡Tenía que hacerlo! Tenía que parar ella...

Pero no podía. Un poder más grande de lo que podía resistir la poseía.

En silencio, sin palabras, sólo con el toque, le sacó la ropa y la echó sobre la cama.

-Tengo que poseerte -

El secreto de la amante (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora