Ignorando a su amante actual, cruzó con paso impetuoso hasta donde estaba su anterior amante, su paso se percibía pesado y silencioso sobre la alfombra gruesa y suave. La rubia lo miró colérica, irritada por su distracción por otra mujer, ¡por esa mujer! Llevaba puesto nada más que un sweater y pantalones, nada muy a la moda, comprados en la feria de alguna sucursal de cadenas de tiendas de bajo presupuesto. Completamente indigno de la perfección que representaba Harry Styles.
____ estaba allí, esperando. En espera de Harry Styles, quien una vez había sido todo el mundo para ella, y para quién ella ahora no era ahora, peor que nada.
Él se paró en seco. Sus ojos brillaban intensamente como obsidianas. Llenos de odio.
-¿Qué diablos estás haciendo aquí? -gruñó.
Su voz era la misma, profunda y con acento, pero ahora estaba llena de una fría ira, exigiendo saber la razón por la que su descartada amante de hacía ya cinco largos años se atrevía a estar en su presencia nuevamente. Había desterrado a _____ de su vida, de su familia, de cualquier posible contaminación a cualquier otro Styles.
_____ sintió que una histeria angustiante se apoderaba de su garganta. Dios querido, ¿Realmente pensaba él que ella lo había estado acechando aquí a propósito? Un hombre al que nunca había pensado ver nuevamente por el resto de su vida? Mientras lo miraba, totalmente congelada, vio que dirigía su mirada a un hombre discretamente parado cerca de la salida del vestíbulo de la escalera mecánica.
Su guardaespaldas. Harry Styles siempre tenía un guardaespaldas acompañándolo. Era un hombre rico. Muy rico. Estos hombres eran un objetivo. Un objetivo para los ladrones, secuestradores, y codiciosas mujeres cazafortunas.
Eso era lo que Harry había pensado de ella, _____ lo sabía. Una más en la larga lista de hermosas mujeres que utilizan su belleza para poner sus deditos codiciosos dentro de su cartera. Apropiándose de su dinero para gastarlo a manos llenas.
Una sombra de autocondena cubrió sus ojos. Harry había estado en lo cierto al pensar así, se había sentido encandilada por su riqueza, incrédula de que él pudiera derrochar parte de su dinero en ella, para quien hasta ese momento el lujo había sido algo totalmente desconocido, después de toda una vida de perpetua economía y ahorro, con apenas lo suficiente para lo esencial, y mucho menos para otras cosas. Se había desenfrenado mientras fue su amante, ella lo sabía, lamiendo el estilo de vida lujoso de Harry, como un gatito en un recipiente de crema.
Había disfrutado de la ropa que le había comprado, de los regalos que le había dado, de los lugares a los que la había llevado. Deleitada en la dicha completamente maravillosa y mágica de ser la mujer en la vida de Harry Styles, envidiada por todas las demás mujeres, la elegida, a pesar de ser sólo una mujer corriente. La había arrancado de la tienda de regalos del hotel y la había elegido para ser su compañera de cama. Y ella había ido de buena gana, con entusiasmo, con impotencia; la idea de rechazar su maravillosa y mágica invitación ni siquiera fue una posibilidad. Porque ¿qué mujer podría rechazar Harry Styles?
