Narra Jane:
Luego de pasar una semana y media de diversión con Noriel, Anuel y las chicas, tuvimos que volver porque Anuel debía trabajar y su padre necesitaba de su ayuda mientras viajaba al otro lado del mundo.
Nos encontrábamos en el avión, Anuel estaba viendo una película mientras por momentos cerraba sus ojos y los abría de golpe. Yo, por mi parte, estaba a su lado, leyendo una revista sobre chismes de famosos, nada interesante.
Anuel estiró una pierna y me pateó haciendo que me sobresaltara y la revista cayera al suelo, maldije por lo bajo y me agaché a tomar la revista.Anuel: ¿No tienes sueño?-preguntó bostezando. Negué con la cabeza y tomé de mi jugo de manzana.- ¿Ni un poco?-preguntó apagando el pequeño televisor frente a nosotros.
Jane: Anoche pude dormir como Dios manda.-dije sonriendo y volví a tomar del jugo.- ¿Tú no?
Anuel: Supongamos que dormir en ese sillón nunca fue lo más cómodo.-se quejó mientras se acomodaba sobre el asiento.- Convídame.-dijo estirando su mano.
Jane: No, búscate el tuyo.-le dije sacando el vaso de su alcance.
Anuel: ¡Que mala persona!-dijo de mala gana.- Quiero jugo.-se quejó. Le di el vaso y me sonrió antes de tomarlo.- Retiro lo dicho.-me dijo y tomó del vaso, dejándolo completamente vació. Me lo devolvió.
Jane: Hey Gazmey.-dije mirando que el contenido del vaso, ya no estaba.- Ahora me buscas uno.
Anuel: No queda nada para aterrizar.-dijo acomodándose mientras me daba la espalda.
Jane: Quiero un jugo.-dije insistente.
Anuel: Pídele a Astrid.-me dijo.
Jane: A bien, ahora le dices Astrid.-dije más que molesta. Volteó y me miró.
Anuel: ¿Celosa?
Jane: ¿Qué crees?
Anuel: Pensé que no te gustaba ni un poquito.-me dijo sonriente.- ¿Ves? Te dije que nadie se resiste a mi, soy una bomba sexual.-sonrió.
Jane: Que este celosa no significa que me gustes tú.-dije arqueando una ceja.- Aparte, cuido lo que es mío y tú serás mi esposo y no dejare que me engañes.-me crucé de brazos.
Anuel: ¿Y también soy tuyo?
Jane: Basta Emmanuel.-dije enojada.
Si bien nos llevábamos mejor, las peleas eran muy comunes día a día. Podíamos pasar momentos muy lindos juntos, mientras que cuando uno miraba a otra persona, el otro ya se fastidiaba y se iba todo por la borda. Anuel, quien siempre quería tener la razón, me hacía casi vendarme los ojos cuando íbamos a la playa, y yo, que según él, siempre quería tener la razón, no podía decirle que dejara de mirar a las chicas, porque comenzaba con sus juegos de preguntas sobre mis celos hacia sus actos.
Xxx: Anuel vamos a aterrizar.-dijo la castaña cuando se colocó frente a él.- Le sugiero que se ponga el cinturón de seguridad.- esa era Astrid, la castaña que de seguro traía loco a Anuel. Eso me hacia enojar bastante.
Jane: Claro y que a mi me parta un rayo.-dije enojada. Anuel rió.
Astrid: Oh, a usted también.-sonrió. Falsa, estúpida, castaña hueca.
Jane: Si, si, comprendimos, puedes retirarte y dejar de tirarte a mi novio.-dije mientras me abrochaba el cinturón de seguridad. Anuel volvió a reír y la castaña se retiró con cara de perro.
Anuel: Eso fue descortés.-me dijo.
Jane: Lo descortés me lo paso por ya sabes donde.-le dije de mala gana. Rió.- Oh, ¿estas risueño Gazmey?