CAPITULO 27 "SIEMPRE ESTAS PRESENTE"

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LUCA

Cuando llegamos a nuestro destino bajamos todos del auto de Santiago, abrió su cajuela para bajar algunas cosas que habían llevado, después vi que Mel comenzó a caminar sola hacia los árboles y yo fui tras de ella, se detuvo.

- Mel ¿Te encuentras bien?- la tome del hombro, ni siquiera se había percatado de mi presencia.

- ¿Qué?- pregunto, sabía que algo le ocurría y me preocupe un poco.

- ¿Qué si estás bien?- volví a preguntar.

- Sí, es solo que... No nada, estoy bien.- Mel era muy mala para decir mentiras, en este tiempo que llevaba conociéndola podría decir que ya la conocía como a la palma de mi mano y sabía que algo andaba mal.

- ¿tuviste problemas para que te dejaran venir?- tome con mi mano un mechón de su cabello y lo hice a un lado de su cara.

- No, para nada.- dijo.

- Entonces ¿Qué pasa?, sabes que cuentas conmigo.- la tome de la mano.

- Al ver esto, me acorde cuando vivíamos en Canadá.- suspiro, observe su rostro, parecía un poco triste y yo no la quería ver así, me quede callado un momento tratando de procesar lo que me había dicho.

- ¿Y extrañas vivir ahí?- pronuncie viéndola.

- Si, en ocasiones si.- respondió nostálgica.

- Mel no quería que te pusieras triste.- suspire, yo la quería llevar al bosque porque sabía que le gustaría, termine haciendo que recordara su anterior vida y se pusiera nostálgica.

- No digas eso.- volteé a verla. –Si extraño vivir ahí, pero no me arrepiento de haber venido a este país, aquí soy feliz, he conocido gente que se ha hecho muy importante para mí, conocí a mi familia, el lugar donde mis papás crecieron y te conocí a ti.- nunca me imaginé que ella dijera eso, ¿en realidad había dicho eso? ¿yo era importante para ella?, me habían dejado en shock sus palabras.

- Sabes que soy afortunado por tenerte en mi vida.- tome su mano estaba tibia, la bese y después la puso en su pecho para que pudiera sentir como sus palabras habían puesto a mi corazón. –Mel, hay algo que te quiero contar, yo...- le iba a contra en ese momento sobre Lena y no sabría si también le contaría sobre lo de mi familia, pero Fernando nos gritó y no pude terminar de hablar con ella, tal vez era una señal de que debía esperar y contarle en otra situación.

Pasamos una buena mañana en el bosque, fue uno de esos días que sabes que jamás podrás olvidar, se comenzó a hacer tarde así que fue hora de irnos, esta vez Mel y yo nos sentamos juntos y en un abrir y cerrar de ojos ya estábamos llegando a su casa, se me había pasado muy rápido el viaje de regreso. Al llegar vi una camioneta estacionada afuera de su casa, mientras Santi se estacionaba vi que un señor entraba a su casa con unas bolsas, y por la ventanilla vi a una señora revisando la cajuela, no podía ser nadie más que los papás de Mel, para que ella bajara yo debía hacerlo primero así que baje del auto y detrás mío bajo ella, cuando Hanni bajo saludo a su mamá.

- Hemos vuelto.- dijo Hanni al bajar.

- ¿Cómo estuvo?- dijo su mamá, colgándose su bolso.

- De maravilla.- le respondió mientras bajaba su chamarra de la cajuela.

- Hola mamá.- le dijo Mel cuando bajo, yo me quede parado viendo cómo se acercaba a su mamá para saludarla.

- Hola cariño, ¿Quién es el?-le pregunto viéndome de forma extraña ya que no me conocía, pues nunca nos habíamos visto, la mamá de Mel tenía un ligero parecido a ella.

Tres amores tuve en la vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora