10: Magia Perdida

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Black

—Mago Grey, ¿me permite a Black y a White un tiempo, si es posible?—le preguntó el zorro a Grey con amabilidad y firmeza.
—Sí, Rey Jack.—le respondió Grey con amabilidad y seguridad al Rey Jack.
Grey le hizo una reverencia, y con el ojo nos guineo en dirección a Jack.

Logré entender el por qué del guineo de Grey, y tomé de la mano a White.
Ambos avanzamos en dirección de la puerta, cuando, mientras salía de la puerta de la casa, Grey acerca mi cabeza y me susurra algo al oído.

—No me vayan a fallar de nuevo, por favor.—me susurró al oído Grey.
No pude entender exactamente lo que Grey me quería transmitir, pero el Rey Jack nos seguía abriendo la puerta.

White y yo seguíamos al Rey Jack cuando de pronto oigo una pequeña risa por parte de White.

—Jeje, "Mago Grey", "Mago Black", y "Mago White", ¿qué falta? "Mago.."—contaba White cuando lo tuve que interrumpir.
—White, ahorita no es momento de uno de tus chistes malo-
—¿¡Ibas a decir chistes malos!?—me repuso White, un poco angustiado.
—White, recuerda que yo..—le iba a responder cuando noto una mirada angustiada por parte del Rey Jack,—¡soy el Mago White y tú el Mago Black!
Con esto, noté que el Rey Jack sacó una pequeña sonrisa de la nada, como si fuera magia.
—Jeje, ¡me gusta que no tengan problemas de pareja!—nos exclamó aliviado el Rey Jack.
—¿¡Problemas de pareja!?—exclamamos White y yo, sorprendidos por lo que había dicho el Rey Jack,
—¡Sí, como lo oyeron! El Rey Ernesto y yo tampoco hemos tenido problemas de pareja, pero el Mago Grey se notaba un poco mal por ustedes. Nos decía que ustedes dos se gritaban a cada rato, se lanzaban cuchillos a modo de juego, y que incluso tú, Mago White—nos exclamaba el Rey Jack cuando se refiere a mí—, le habías dejado por "accidente" una cicatriz en el cachete al Mago Black. Mira, Mago White, aquí está.

El Rey Jack se acercó a White, lo agarró de la cabeza, rebuscó un poco en su pelo, y encontró la cicatriz.

—Mire, Mago White,—me muestra el Rey Jack señalando el cachete de White,—aquí está la cicatriz. Nunca pensé que usted, un Mago de clase alta en nuestro nuevo reino, ¡hiriera a su esposo de esa manera!
—Mire, Rey Jack, no quiero tener problemas con usted. Si le he hecho algún mal que le haya afectado tanto al Mago Black como a usted, por favor, dígamelo.
—¡Ahhhh! ¡Ahora sí eres amable, Mago White! Entonces, ¿eso quiere decir que ya no le lanzarás cuchillos al Mago Black, ni siquiera de juego, verdad?
—Sí, mi rey.
—¿Y eso quiere decir que no le lanzarás Hechizos de Paralización a la gente de mi nuevo reino, verdad?
—Sí, mi rey.—le volví a responder al Rey Jack.
Se estaba poniendo un poco inseguro. Pero era normal. Si yo realmente tuviera una pareja, me preocuparía más por mi pareja antes que todo lo demás.

—¿Y eso significará que ya no más problemas que tengan que ver con la magia, verdad?

—¡SÍ, mi rey!—le respondí nuevamente cuando saqué el "sí" con un grito por accidente.
Eso no era normal. Yo nunca hablaba porque me podían salir gallos en mi voz, pero porque mi voz era la de un adolescente común y corriente. Yo no quería problemas, y ahora me veía envuelto en esta situación. No pude contestarle bien al Rey Jack, así que, con la poca voz grave que me quedaba antes de empezar a llorar, le volví a responder.

—Sí, mi rey.—le respondí de una forma más clara, sacando una lágrima.
No quería que White me viera llorar, o que me viera en estas situaciones. Yo, yo realmente quería ser su pareja, una pareja feliz, sin preocupaciones, pero Grey tuvo que intervenir, tuvo que mandarnos al siglo XIX, donde no existía el internet, donde las parejas estables existían sólo como milagros.

—¡Rey Jack, por favor, llévenos a un cuarto de su castillo en donde podamos descansar! ¡El Mago White y yo ocupamos descansar en un cuarto de la realeza!—exclamó White al Rey Jack,—¡El Mago White y yo no hemos presentado problemas de pareja! ¡Seguramente el Mago Grey se inventó que teníamos esos problemas por puros celos!
Sentí cómo White no podía sostenerse más, él también quería llorar, pero, por alguna razón, también sentí como si hubiera leído mis pensamientos.

El Rey Jack, al ver esto, decidió no seguir hablándome, y empezó a caminar apurado en dirección del castillo.

¿Nos quería mostrar algo?

...

—..y este es el baño, la cocina está por aquí, le pueden pedir al chef cualquier comida que se les ofrezca, al doctor cualquier medicamento que ocupen, y a mí o al Rey Ernesto cualquier asunto personal que tengan. Recuerden que esto de la magia es nuevo para mí, así que discúlpenme por cualquier cosa.—nos explicaba el Rey Jack mientras nos dirigía nuestro cuarto dentro del castillo.

—Muchas gracias, Rey Jack, por todo.—le agradeció White.
—¡No hay problema! ¡Siéntanse como en casa! Y, una última cosa, es para usted, Mago White.
El Rey Jack dejó su sonrisa de lado, y me habló con la cabeza agachada, un poco apenado.
—Perdón por herirle sus sentimientos, Mago White. Yo a veces también he herido a mi esposo, el Rey Ernesto, y me he sentido fatal, pero porque sé que aunque yo sea el menor en nuestra relación, él me perdonará, de aquí hasta que la muerte nos separe,—le iba a interrumpir cuando White me agarra la mano,—y no me gustaría interrumpir la relación que tenga con su próximo esposo, el Mago Black. Perdón por eso, en verdad, no lo quería hacer llorar. Bueno, ya los dejo descansar. Cualquier problema, solo díganmelo a mí o al Rey Ernesto.
El Rey Jack ya Se iba de la entrada de nuestra nueva habitación, cuando, ante de irse a su habitación, me voltea a ver.
—¡El Rey Ernesto es un canguro, un canguro de pelaje café con blanco!—me grita a lo lejos mientras subía unas escaleras plateadas hacia su cuarto real.
—¿Con quién hablas, amor?—le pregunta una voz grave al Rey Jack mientas subía las escaleras.
—¡Con nuestros nuevos invitados!—le contesta alegre el Rey Jack.
—¡Oh! ¡Cuéntame, cuéntame!—le responde la voz grave al Rey Jack, en un tono infantil.
—¡Ay, cállate, canguro tonto!—le responde el Rey Jack.

—¿Canguro... tonto?—me repetí en voz baja, un poco confundido.
De repente, White me agarra de la mano, me empuja dentro de la recámara real, cierra con todos los candados la puerta de la recámara (Que por cierto, eran como 6.), me empuja de la túnica en dirección a la cama, me desviste de mi túnica, se quita su túnica, dejándonos el pecho y la espalda al descubierto.

—White, ¿qué estás haciendo?—le pregunto a White, pero parece no contestarme.
White ahora sigue desvistiéndome del pantalón, y se quita su pantalón, me desviste incluso de la camiseta y el bóxer, mi ropa interior, ¡y se desviste también de su ropa interior!

—¡White, esto es raro! ¡No sigas, por favor! ¡No me gustaría "hacerlo" ahora!
Pero White seguía sin contestarme, hasta que me carga hacia la cama real, me acuesta, nos tapa con las sábanas de la cama, entre las sábanas se posiciona arriba de mí, chocando nuestros cuerpos desnudos, cuando, poniendo su cabeza en mi pecho, me responde.

—..cuando querías empezar a llorar, empezaste a levantar un poco la tierra.

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nwn
(PD: Seguiré con la historia, más información en mis conversaciones.)

Un Brillo Blanco y Negro (Furry/Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora