Prólogo

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Un fuerte golpe en la pared sonó.

-. ¡Ya estoy harto de ti! ¡¿Por qué no puedes dejarme solo?! ¡SOLO QUIERO QUE TE VAYAS Y ME DEJES VIVIR!

Gritos y sollozos eran lo único que sonaba en aquella descolorida habitación.
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Se escucharon pasos acercándose rápidamente hasta que el sonido de la puerta hizo que la joven del otro lado de esta volteara.

-.¡LO SIENTO! ¡LA ALARMA NO SONÓ Y YA ERA TARDE!-. La castaña entró agitada y disculpándose por su tardanza.

-.Vamos Angélica, no hay problema. No tienes por qué preocuparte-. La joven solo le sonrió y la invitó a sentarse  y le dió algo para beber.

La castaña hizo un puchero y obedeció.

-. Aunque a ti no te moleste, a mi si lo hace.. no soporto tener que llegar tarde por culpa de un aparato-. Plantó la mirada en el vaso que ahora se encontraba en sus manos para después darle un sorbo.

-.Bueno, entonces puedes pedirle a Peggy que te despierte cuando ella lo haga. Así sería más fácil y llegarían las dos a tiempo para que no llegues molesta.- Le brindó una sonrisa y la recién llegada solo asintió levemente.

-. Bueno, ¿Qué te parece si dejamos eso de lado y comenzamos?-

-.Me parece bien-.

La pelinegra sacó una carpeta llena de papeles con nombres y datos escritos en estos, ubicando uno en específico y poniéndolo sobre los demás.

Angélica se acercó a ella y se puso a su lado para poder ver los papeles con su hermana.

-. Entonces.. según el registro, su nombre es Alexander Hamilton, 21 años, llegó sangrando de la mejilla por un corte algo profundo y lo que parece ser un caso de esquizofrenia paranoide-.

La mayor, que se encontraba tomando otro trago del agua servida, estaba a pocos pasos de atragantarse con esto.

-.¿¡ESQUIZOFRENIA?!

-. Angélica, no hace falta gritar. Sé que no hemos tenido un caso de esquizofrenia en el tiempo que hemos estado trabajando. Pero, vamos-. Le brindó una sonrisa y puso su mano en su hombro. -.Será algo nuevo y entretenido de tratar.- 

Eliza se dirigió hacia la puerta y antes de salir volteó hacia su hermana.

-. Si logramos ayudarlo... Habrá valido la pena.-

Angélica sólo le sonrió y fué con ella hacía a la puerta.

-.Entonces yo iré a ver cómo están los demás.-

Después de esto, cada quien fue por su lado.  Eliza con el nuevo paciente y Angélica con los ya internados.

Samuel Seabury, John Laurens, Aaron Burr. Estos eran los principales a cargo de Angélica.

En cambió, Eliza estaba pendiente de todos por igual. Para ella, todos necesitaban el mismo cuidado y atención.

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En este momento estaba frente a la puerta de aquel individuo. ¿Qué pasaría después de entrar? No podía negar que estaba un poco nerviosa. Siendo está su primera vez tratando con un Ezquisofrenico, no podía saber con certeza la forma en la que iba a reaccionar.

Decidida, comenzó a ir hacia el jóven que se encontraba sentado en el suelo con la mirada baja. Estaba inmóvil y el silencio que inundaba la habitación era tal, que se podía oír el pobre sonido del aire acondicionado.

Al quedar a una distancia razonable de él, se agachó hasta quedar a su altura y extender su mano algo nerviosa hasta tocar su hombro.

-. ¿Alexander?

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Wow, mi primer fanfic.. no pensé que me animaría a escribir uno.

En fin, espero que pudieran disfrutarlo o aunque sea entretenerlos un poco.
Nos vemos~

SICK...? [Hamilton AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora