# 7

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Muy temprano por la mañana, cuando aún el sol no daba señales de aparecer, una sombra pasaba por debajo de las puertas de cada habitación deteniéndose en una en específico. Abrió la puerta con suavidad evitando hacer un ruido mayor y se adentró dentro del oscuro cuarto hacia una de las camas en la esquina.

—. Aaron… hey, Burr, despierta.— colocó su mano sobre el hombro del contrario y lo agitó un poco. —. Vamos amigo. Necesito que despiertes.—
El jóven que aún se encontraba acostado abrió un ojo con dificultad y se posicionó boca arriba para poder ver a la persona la cual lo estaba llamando. —. ¿Thomas?.— Bostezó. —. ¿Qué sucede?.—

—. Lamento despertarte a estas horas, pero creo que algo… raro y malo está pasando.—

Para esto, el menor ya había tomado asiento en la esquina de la cama. —. ¿A qué te refieres? ¿Es acerca de Lafayette?.—

Thomas negó con la cabeza. —. Afortunadamente no ha pasado nada con él. Pero… no puedo decir lo mismo de Madison. Se ha estado quejando toda la noche, como si algo le molestara o doliera. Parece que está enfermo.—

Aaron se mantuvo en silencio mientras terminaba de despertar y de procesar lo que había entrado en su mente en ese momento. No tardó mucho y finalmente le dio una mirada al contrario al frente suyo. —. ¿Realmente crees que esté enfermo? Quiero decir, no es por que tenga nada en contra de él; al contrario. Pero… sabes como es él y no creo que haya porque de preocuparse tanto si aún no sabemos bien si es verdad o no.—

—. Lo sé, pero a pesar de tenerle miedo a las enfermedades y que la mayoría del tiempo se esté quejando por alguna “enfermedad” que tuviera, esta vez no creo que haya estado exagerando y menos si estaba dormido.—

El pelinegro  desvío su mirada del mayor y giró su cabeza hacia un reloj que se encontraba sobre un pequeño taburete junto a la cama. Acto seguido removió las sábanas de su cuerpo y se levantó saliendo con Jefferson del cuarto; cerró la puerta. —. Ya, dime claramente lo que pasa. Quizá podamos tranquilizarlo.—

—. Honestamente, no lo sé. ¿Por qué no lo ves tú mismo?.— Aaron alzó una ceja dudoso para momento seguido seguir al mayor hacia el cuarto donde él se hospedaba junto con el hipocondríaco. Abrieron suavemente la puerta y entraron encontrándose con un Madison acostado en posición fetal y con las sábanas hasta la cabeza. Burr se acercó a este y le colocó la palma de la mano en la frente. No duró mucho y la quitó. —. Fiebre no tiene.—  Puso sus dos manos en el brazo de James y lo movió un poco. —. Madison, ¿Estás bien?.— No hubo respuestas de su parte más que un quejido.
Apartó las sábanas destapando su cabeza y volvió a colocar su mano, esta vez en su cuello comprobando la velocidad del pulso; algo rápida pero no fuera de lo normal.
Los dos compañeros parados siguieron tratando de examinar a su tercero para descubrir si algo le ocurría o solo era otro episodio de su paranoia acerca de las enfermedades. Debían admitir que James era la persona en todo el lugar que no se enfermaba o por lo menos no tanto como los demás; se cuidaba demasiado.

Finalmente al no poder encontrar algo anormal, Thomas se acomodó en la orilla de su propia cama y Aaron se apoyó en la pared cruzando los brazos. —. Lamento haberte despertado. De haber sabido que en realidad no era nada no me hubiera levantado.—

El contrario sonrió suspirando. —. Yo también lo he hecho, ¿Recuerdas? Yo sigo diciendo que no eran todas las noches, pero tú dices que mis primeros días aquí eran de caminar por los pasillos toda la noche sin dejarte dormir de la manera correcta. Supongo que me merecía que me despertaras.— Llevó su mirada hacia el jóven acostado. —. A él también se lo debía, aunque supongo que él nos debe más.—

El jóven con corbata río un poco.

Se recargó en el respaldo de la cama y relajó la mirada observando el suelo.
—. ¿Crees que hay que quitarle todas las pastillas y esas cosas? Quiero decir, Ninguna de las Schuyler sabe que James sigue consumiendo pastillas de todo tipo sin razón, y sabes que eso podría dañarlo de alguna forma. Son sustancias de todas formas.—

Aaron se encogió de hombros. —. No podemos hacer nada si él no lo desea.—

—. Pero si ya está aquí se supone que es porque quiere ser ayudado.— Burr volvió a una mirada neutro. —. No todos entramos aquí por querer ser ayudados.—

SICK...? [Hamilton AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora