Habían pasado dos meses desde el beso, y no había un sólo día en que Charles hubiese dejado de pensar en eso.
El Duque jamás había vuelto a mostrar indicios de que algo así hubiese ocurrido entre ellos. Se limitaba a sonreír, a conversar, inclusive le permitía pasar tiempo con los niños en el gran jardín. De hecho esa había sido su única condición para que los pequeños pudiesen jugar en el exterior, que Charles los vigilase meticulosamente. Así que no sólo era entrenador de Azazel, si no que también participaba del cuidado de los gemelos. Algo que le encantaba. Pero el Duque... bueno, el Duque era otro tema.
- ¡Charles! ¿Qué tienes? ¿Estás triste? - Wanda inquirió preocupada, dejando de lado su muñeca para ponerle atención a él.
- ¡No, cariño! ¿Por qué dices eso? - Debía dejar de sentirse mal por Erik o su propia hija terminaría por descubrir que algo extraño ocurría. Le dedicó la mejor sonrisa que pudo.
- Es que suspiras todo el tiempo, y Emma, nuestra niñera, dice que cuando alguien suspira mucho es porque está enamorado! Pero tu cara está triste... ¿Es un amor malo? - Un destello de tristeza opacó sus bellos ojos y Charles sintió una infinita ternura por ella. En poco tiempo ambos niños se habían ganado su corazón y le resultaba imposible no quererlos como los quería.
- El amor no es malo, cariño. El amor sólo es amor, sólo que a veces las personas nos equivocamos al elegir de quien enamorarnos. -
- ¿Y tú te equivocaste? - La niña lo observó con pesar en su regordete rostro y Charles estaba a punto de improvisar una respuesta cuando la voz del Duque llamándolos se hizo oír a lo lejos. Wanda salió corriendo alegremente y Charles tomó aire para enfrentarlo. Cada día se le hacía un poco más difícil ocultar que sentía algo por él. Su amabilidad, sus largas conversaciones sobre cualquier tema, su encanto... sentía como si lo conociera de toda la vida. Y si bien al principio le resultó arrogante, Charles ahora sabía que esa era una máscara que utilizaba para mantenerse distante, algo que en propias palabras de Erik era necesario cuando se tenía un cargo como el que él tenía.
- ¡Charles! - Erik lo saludó luego de dejar a la pequeña en el suelo, y el domador le dedicó una amplia sonrisa.
- Milord, bienvenido. - Hizo una leve reverencia bajo la mirada reprobatoria del Duque.
- Oh, por favor Charles. Llámame Erik, ya te lo he dicho. Y no es necesario que hagas una reverencia cada vez que aparezco. - El Duque sonrió, con esa sonrisa que podría derretir hasta una escultura de hielo, y Charles tuvo que respirar para serenar a su intrépido corazón.
- Lo lamento mil-... Erik! ¿Cómo está? -
- Muy bien, gracias. ¿De qué conversaban? - Preguntó amablemente. La primera en responder fue Wanda.
- Del amor, papi. Creo que Charles está enamorado, pero su amor lo lastima. Suspira tanto... - De pronto los ojos de la niña se llenaron de lágrimas y antes de que ninguno de los dos adultos pudiese decir algo, ella corrió y abrazó a Charles llorando desconsoladamente.
- ¿Cariño? ¿Cariño, qué tienes? - Charles la rodeó entre sus brazos, agachándose a su altura. El Duque lo imitó y ambos la miraron preocupados.
- Hija, querida... ¿qué sucede? - Erik interrogó acariciando el fino cabello de su pequeña. Miró de reojo a Charles que intentaba consolar inútilmente a Wanda y un indeseable malestar se instaló en sus entrañas. ¿Charles estaba enamorado? ¿Quién demonios era el maldito que había atrapado su corazón? Y además lo tenía sufriendo... podría matarlo en ese mismo instante.
- Es que... Emma dijo... - La niña habló entre hipidos. Charles comenzaba a detestar a Emma. - Dijo... que si una persona suspira mucho, el alma se le puede escapar. Y no quiero que tú alma se vaya, no quiero que te mueras Charles! - Otro sollozo salió de su pequeña garganta y él la rodeó con más fuerza contra sí para reconfortarla. El amor que Wanda le tenía lo llenaba por completo.
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Educando al Duque (CHERIK - AU)
FanfictionSiglo XIX. Charles es un granjero con una vida sencilla y amena, su único sueño es encontrar el amor. Grande será su sorpresa al encontrarlo de la mano de Erik Lehnsherr, el frío, amargado y viudo Duque de Westminster. - AU. Sin mutaciones. Portada...