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Charles volvió al establo con el alma a los pies y la mirada perdida. Se sentía afligido, preocupado y no sabía como resolver las cosas. Por un lado deseaba hablar con Erik, y preguntarle qué sentía por él... si había amor aparte de deseo, pero por el otro se sentía sin el derecho a hacerlo.

Y si realmente Erik lo amara... ¿Qué tenía él para ofrecerle más que problemas? Siendo el hombre de deber que el Duque era, Charles sabía que lo suyo no tenía posibilidad de fructiferar. Al menos no sin un escándalo mediante debido a su condición social. 

- ¿Charles... estás bien? - Logan se acercó a su amigo con gesto preocupado. Apenas notó el semblante pálido en el rostro de él, dejó de lado al caballo que estaba cepillando.

- Creo que... que mi trabajo aquí ha terminado, Logan. Tú tenías razón. Yo no quise pensar en las consecuencias pero dadas las circunstancias... la Condesa tiene razón, yo no puedo ofrecerle nada a Erik. Soy un granjero. Entiendes? - Su voz sonaba rota, pero Charles ni siquiera intentó disimularlo. Se sentía miserable.

- Charles... creo que estás precipitándote. - Logan advirtió, mirándolo con el ceño fruncido. 

- No. Lo pienso hace semanas pero no me di cuenta si no hasta hoy de como eran las cosas en realidad. Yo... no quiero ser un amante secreto, pero tampoco puedo pedirle que blanqueé públicamente lo nuestro porque no sería justo. Somos hombres y de clases diferentes... No estaba destinado a funcionar de ninguna manera. - Charles rió amargamente bajo la triste mirada de Logan. - ¿Qué tienes? Creí que me dirías "Te lo dije", o algo así. Siempre tuviste razón... - Charles intentó sonreír a pesar de que la tristeza estaba atenazándole la garganta.

Logan se acercó a él y lo rodeó con un brazo.

- No estoy en contra de tu felicidad, Charles. Jamás lo estuve. Sólo no quería verte sufrir. Y si el imbécil de Erik te hace feliz... ¿por qué mierda no hablas con él antes de tomar una decisión? -

- Porque él dirá que todo está bien... pero él no está viendo los riesgos. Lo mejor que podría pasarle sería encontrar a una buena mujer que cuide de los gemelos, y de él... y yo... yo no puedo quedarme a ver como eso ocurre. Amo a Erik con todo mi ser, Logan... y como lo amo no puedo destruir su reputación de esta manera. - Charles repuso con firmeza. Logan se sorprendió, con lo sensible que era su amigo, que ninguna lágrima estuviera cayendo por su rostro. Era evidente que estaba conteniéndose.

- Charles... - Logan comenzó pero su amigo lo silenció.

- Es una decisión tomada, Logan. Le informaré sobre mi renuncia y volveré a mi hogar, el cual nunca debí haber abandonado. -

Charles caminó hacia la salida del establo y se giró para darle una sonrisa al hombre que siempre lo había ayudado.

- Gracias por ser mi amigo, Logan. -

Logan gruñó en respuesta y antes de que su amigo se fuera, habló.

- ¿Sabes que él no siente nada por la Condesa, verdad? -

- Supongo que no. - Charles contestó cabizbajo, y se marchó dejando a su amigo viéndolo partir.

*   *   *

Charles encontró a Erik sentado frente a su escritorio, leyendo muy concentrado los amplios cuadernos de contabilidad.

Absorbió cada detalle de su apuesto rostro, ese que había visto por primera vez cubierto de lodo. Una sonrisa intentó asomarse por sus labios al recordar ese día, pero el dolor no le permitió salir a la superficie. Probablemente esa fuese la última vez que pudiera admirar al hombre que amaba.

Educando al Duque (CHERIK - AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora