Draco Busca Enamorarse

Justicia Divina

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Justicia Divina

Definitivamente estar en brazos de Malfoy la descolocaba, tanto que ni siquiera se acordó que el rubio le había quitado su varita, nerviosa caminaba tan rápido como le permitían sus piernas, lo que no fue una buena idea considerando que era un tanto torpe en cuestiones físicas.

Pero no contemplo ese pequeño detalle, en su desesperada huida ni siquiera había reparada en que unos pasos la seguían de cerca, pero un ruido la hizo voltear repentinamente para ver el origen y ese descuido fue suficiente para pisar una saliente roca del camino y hacer que terminar en el piso con el tobillo lastimado.

Draco movido por el instinto se acerco rápidamente, su primer pensamiento había sido el de burlarse, pero al encontrarla en esa posición tan vulnerable no tuvo el valor para reírse de su desgracia, solo justifico su actitud pensando en que si ella se había tomado la molestia de salvarle, porque no pagar el favor ayudándola. Se inclino para ver de cerca la pierna de la leona y esta estaba tan desconcertada por su cercanía que le permitió tocarla.

Si decir nada le entrego su varita, ese sería el pretexto usado por seguirla y tomándola en sus brazos la cargo como si fuera una pluma y continuo su camino de regreso al castillo.

Hermione tenía el rostro enrojecido y temía encontrarse con la mirada gris del descolorido muchacho, no podía apartar de sus mente las imágenes de su cuerpo desnudo y eso la tenia muda por el momento, sin comprender que motivaba a su enemigo a llevarla en peso a la enfermería y no solo eso, a sentarse en la cama de un lado después de que la enfermera se retirara a traer un poción para desinflamar, un tanto confundida al ver la actitud pasiva del Slytherin.

-Este es el trato Granger, yo no diré nada de tu estupidez, si tú no dices nada de lo que paso ayer, después de todo he saldado mi deuda al ayudarte. -Le dijo lo más seriamente posible.

Hermione cayó en cuenta de los motivos del hurón para ayudarla, solo deseaba que guardara el secreto de que lo había ayudado, por algún motivo eso la hizo sentir decepcionada, una punzada en su pecho la saco del letargo mental en que se encontraba. Hubiera deseado estar en otro lugar y demostrarle a ese niñato lo imbécil que era, pero sin remedio solo se limito a contestar de la misma manera frían en que el le hablara.

-No diré nada, si eso quieres, pero que sepas que aun me debes un favor, esto no se compara con haber salvado ayer la vida. -Dijo señalando su tobillo. -Pero te doy mi palabra que nadie sabrá de lo ocurrido ayer, eso solo queda entre los dos, y ya que tienes lo que quieres lárgate.

El resentimiento era palpable en la voz de la Gryffindor, que desvió la mirada a la ventana para no ver más a ese insoportable muchacho. Draco hubiera preferido permanecer en el lugar pero no tenia mas escusas para seguirla molestando, al menos no, si no quería que la enfermera lo castigara.

Malfoy salió de la enfermería evadiendo la realidad que se mostraba frente a el, pero alguien imparcial podría decir que era normal esa actitud evasiva cuando el nada sabía de sentimientos.

De alguna manera era como explicarle a un invidente los colores del arcoíris, este no podría entender cuando sus ojos jamás han visto como es el intenso azul del cielo, el blanco algodonoso de las nubes, el verde de los árboles o el colorido multicolor de las flores. Draco no podría entender por si solo la profundidad de sus emociones, no  tenía la capacidad en esos momentos, porque simplemente nunca había experimentado nada similar.

Que podía saber un Malfoy lo que era sentir la calidez de una mano tomar la suya y la corriente eléctrica traspasar la piel con una sola caricia. Cuando se le había enseñado a ser frio y jamás demostrar sus débiles emociones.