Los Sueños

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Los Sueños

Como empezó todo no lo sé claramente, lo que si se es que nadie esperaba que las cosas ocurrieran de esa manera, a veces el padre destino tiene buen humos y disfruta de enredar las cosas y hacer que los imposibles dejen de serlo.

Aunque claro que hay cosas que nunca cambian, Luna siempre estaría con sus pensamientos dispersos es otros planos,  buscando esos seres mágicos que desde niña creía que existían y aun después de comprobar con cierta decepción que no todo era real no dejaba de creer en la posibilidades que le daba su imaginación y el hecho innegable que así como no tenía pruebas para demostrar que era verdad todo en lo que creía, tampoco había pruebas que demostraran lo contrario.

Solo aquellos que tenían el privilegio de conocer a Lovegood podían entender que era lo que habían hecho que Theodore Nott se enamorara perdidamente de ella. Si bien Luna era una muchacha de cuerpo esbelto sin muchas curvas y no era especialmente bonita, tenía una belleza tan extraordinaria que rara vez podía verse algo igual.

Esa rubia de apariencia distraída siempre hablaba con suma franqueza, que siempre soltaba a quemarropa y de tal manera que nadie se podía molestar ante la sinceridad de sus palabras por bochornoso que fuera, podría parecer que siempre estaba distraída con la mente en otro lado, pero eso no era del todo verdad, esa rubia podía darse cuenta de aquellas cosas que nadie más veía porque con solo verlos a los ojos era capaz de adivinar las cosas que atormentaban a sus amigos, mucho mejor que si usara Legeremancia.

Nunca se enojaba, ni sabía de rencores o resentimientos a pesar de que si alguien debía saber de ellos era precisamente ella que sufría las bromas crueles de aquellos ignorantes que la tachaban de Lunatica porque simplemente era diferente.

Era hermosa porque con una sonrisa suya podía transmitir tanta paz y dulce inocencia como nadie más podría, lo era porque tenía las palabras justas para consolar aunque fueran solo disparates a los oídos escépticos, pero para aquel al que fueran dirigidas esas palabras tenía un gran significado.

Luna Lovegood era una criatura extraordinaria que contagiaba su paz interior, que era capaz de arrancar una sonrisa con sus comentarios locos y convencer a cualquiera de que sus teorías de conspiración eran ciertas solo por la seguridad con la que hablaba, incluso Hermione había aprendido mucho de ella, de la fe, de creer incluso en las cosas que no puedes comprobar y en creer que todo es posible si no pierdes la esperanza.

Esa rubia cautivo el corazón de Nott, porque lo amo desde el principio con todo y sus defectos y pudo ver en lo profundo de su alma que estaba solo y que aunque no lo admitiera en voz alta necesitaba ayuda.

Nott se sabía afortunado, era dicho a su lado, podía ver las cosas de otra manera, aprendió en creer en las personas, en confiar en que todo estaría bien, en sonreir sin motivo aparente y disfrutar de un silencio prolongado en compañía de la persona indicada.

Se perdía en el azul profundo de su mirada y se sentía tranquilo, satisfecho de encontrar a alguien tan autentico como ella y la amaba tanto por esa sencillez que rayaban en la locura y que le hacia sonreír y ser feliz de solo estar a su lado.

Nunca la dejaría ir porque ella era su complemento, se casaron después de que terminaran sus estudios. Luna Nott se convirtió pronto en mama de un par de gemelos castaños de ojos azules, tenían el carácter tranquilo de sus padres, Lorcan y Lissarde eran sus tesoros más grandes.

Alguna vez Theo soñó con un futuro, soñó con alejarse de las influencias y el rencor de su padre, que lograría evitar convertirse en un mortifago, que sobreviviría a la guerra y también creyó en ese entonces que con un poco de suerte podría ser relativamente feliz, que se casaría con una mujer de buena posición de sangre pura, por supuesto una esposa digna de alguien de su abolengo, rica, fina y hermosa. Nunca se vio como padre pues el suyo no era buen ejemplo por lo que habría creído que lo mejor era no tener hijos.

Sus sueños no se cumplieron del todo, su padre murió, el término con la marca en el brazo y a penas logro salir ileso, pero ese sueño de una familia feliz se vio superado con creces, jamás en sus más locos sueños se imagino poder ser tan feliz como lo era y por eso estaba agradecido. No le importaría pasar por lo mismo, con tal de que la vida le premiara de nuevo con esa adorable mujer rubia y sus dos ángeles tan parecidos a ella.

Luna también había tenido sueños, soñaba con tener amigos, buscar a esos seres en los que creía ciegamente, formar su propia familia y ser feliz, todo lo cumplió y aun estaba viviendo su más grande sueño, su existencia a lado de su esposo e hijos.

Pansy aprendió muchas cosas, aunque le llevo tiempo tomar la decisión de cambiar, toda una vida llena de frivolidades no podían cambiarse de la noche a la mañana, pero iba por buen camino. En el fondo siempre seria esa muchacha de cabellos negros y cuerpo de ensueño caprichosa y voluntariosa, pero nunca más permitiría que la utilizaran con un objeto.

La princesa de Slytherin ya no se entregaría a cualquiera, en búsqueda de un afecto que se había vuelto autodestructivo y dejaría de ser esa muñeca que buscaban por su apariencia sin preocuparse por sus sentimientos. Y eso mismo se los dejo claro a sus padres cuando buscaron el beneficio de un nuevo compromiso, al que tajantemente se negó a cumplir, ya era mayor de edad y sus amenazas de desheredarla no le hicieron cambiar de opinión.

Parkinson se hizo fuerte al lado de Zabini, quien se convirtió en su mejor amigo, quizás uno de los pocos hombres que buscaban a Pansy la persona, al ser humano y no el cuerpo de campeonato que veían el resto, y eso lo agradecía profundamente la chica. Los dos Slytherin comenzaron a cultivar una amistad, una verdadera que posiblemente no habian tenido antes en ese grado de compenetración que no tenia que ver nada con lo físico.

Zabini reconocia que Parkinson era una chica hermosa, pero a partir de ese dia que pudo ver el lado vulnerable de la morena, vio mas allá de la apariencia y le gustaba aun mas lo que veía en lo escondido de la esencia de la chica

El amor que surgió entre ambos no es de esos amores a primer vista donde saltan chispas o se sientes fuegos artificiales en el estomago, no habia sido un afecto que se diera de manera inmediata, por el contrario el amor que fueron descubriendo se tomo su tiempo para madurar, para acrecentarse con el trato diario, con el conocimiento y la identificación, pero sobre todo por el respeto.

El muchacho ya no busca solo el placer de disfrutar el cuerpo tentador de la morena, el también había cambiado y ya no le llenaba pasar el rato con alguna incauta, el buscaba algo más profundo, el quería tener un amor como el que tenia Malfoy y Granger. Deseaba que lo amara y amar, entregarse al sentimiento y descubrir en unos ojos todo lo que veía en los ojos miel de la Gryffindor cuando veía al rubio.

Por tanto la historia entre Blaise y Pansy no era de esos amores épicos de antología, habían pasado muchos años de sus vida conociéndose sin sentir nada mas allá del vago compañerismo que existía entre las serpientes, el moreno también fue uno de los muchos amantes de la chica, pero desde que se encontraran aquella noche en la sala común de Slytherin vulnerables antes sus propios fantasmas las cosas cambiaron. Sus deseos carnales pasaron a segundo término, pues se sorprendieron al descubrir que así como podían disfrutar de un momento pasional entre las sabanas, eso no era lo único que los hacía sentirse felices de estar en su mutua compañía.

Los años fueron nobles con ellos, terminaron juntos y felices, compartiendo un lecho, pero aun mas importante compartiendo sus vidas y la complicidad de dos personas que habían carecido del verdadero afecto hasta que se encontraron y lo buscaron juntos.

Una hermosa heredera de piel de ébano, ojos de un azul intenso y risos negros completo su felicidad, su pequeña Astrid.

Pansy soño que el innombrable ganaba la guerra, en llegar a ser la señora Malfoy, no aspiraba al amor, pero si al poder y la fortuna de ese codiciado puesto, soño en tener un caudal inagotable de recursos, en preocuparse solo con lucir bella y ser envidiada.

Blaise soño ser poderoso y respetado más aun que Draco, tener su lecho caliente todas sus noches sin importar quien fuera quien se enredara en sus sabanas.

Ninguno de los dos cumplieron sus sueños, pues es esos prototipos de su vida perfecta el amor no entraba en ningún momento, y por tanto ese tipo de dicha que experimentaban al tener más de lo que nunca pensaron los hacía en extremo felices.

Draco Busca EnamorarseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora