V i e r

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→Im Hara←

Me encuentro en la bañera.
Solo vistiendo un blusón y fumando. La ceniza del cigarrillo cae al agua. He estado llorando. En la mañana lo pensé y no fue mala idea. Quería llorar y lo hice. Me quería calmar duchándome pero no funcionó. Tomé un cigarrillo y me calmé. Y quería estar tranquila para intentarlo.

Tomo una y otra vez del cigarrillo y la cenizas van decolorando el agua haciéndola grisácea. Observo este cambio de color. Vuelvo a tomar del cigarrillo y saco el humo, desvío con mi dedo el humo tratando de dibujar alguna figura. Este se sale bailando por la ventana.

Volteo a ver la ventana. Está un poco abierta. La mañana es gris y el humo del cigarrillo se confunde con el vapor del agua. Me levanto del agua con cigarrillo en mano y subo los escalones para poder mirar por la ventana. La abro por completo, no hay casi nadie en las calles. La ventana da la vista de mi cintura para arriba.

Me asomo. Como dije no hay casi nadie. Veo más o menos a cuánta altura estoy. Sería una buena caída. Mi corazón comienza a latir de solo pensarlo y yo tomo del cigarrillo para calmarme. Bajo de los escalones y tomo un pequeño banco y me subo en él además de pararme de puntillas.

Asomo casi todo mi tronco, mi cuerpo se inclina hacia el vacío. Y en ese momento en el que ya estaba lista para echarme me entra el miedo y me retracto. Pero estoy a punto de caer. Lo primero que veo es el cigarrillo en mi mano y rápidamente lo estrello contra mi pecho cerca de mi clavícula.
Gruño de dolor y retrocedo, mis pies tocan el banco, bajo lentamente de él y los escalones aún con mi mano presionando el cigarrillo contra mi pecho y caigo en la bañera.

Finalmente en el agua separo el cigarrillo y lo tiro afuera de la bañera. Respiro. Sumerjo mi pecho en el agua tratando de aliviar el dolor de la quemadura. Una buena cicatriz me va a quedar. Trato de relajarme, mi pecho sube y baja con mi respiración. Mi mirada se pierde en el techo mientras mi corazón trata de latir con normalidad.

Cierro mis ojos, tomo una bocanada de aire y me entierro en el agua esperando no salir.

Min YoonGi

Entro al lugar. Está obscuro pero puedo ver a Taehyung sentado en una silla leyendo. Buscó con la mano el interruptor de la luz pero no lo encuentro. Saco el encendedor de mi bolsillo y enciendo la llama, busco el interruptor y lo encuentro. Enciendo la luz. Taehyung despega su vista del libro y voltea a mirarme.

—oh, llegaste—dice sonriendo.
—¿puedes ver sin luz?—pregunto tomando una silla y sentándome.
—no puedo encender la luz cuando se me da la gana. El recibo es caro, y si me encuentran aquí valdré mierda.—volvió su vista al libro.
—entiendo, cálmate.—me crucé de brazos.
—Min—me miró. Alcé mi mentón dándole la palabra—. Supe que has estado saliendo con Hara.
—no estoy saliendo con ella.—me encogí de hombros.
—me refiero a que se han juntado. Se les ha visto juntos. ¿Es cierto?
—¿como lo sabes?
—¡ha!—rió—. Tengo ojos en todas partes, Min.
—ciertamente la he visto en estos días.
—oh—cerró el libro—. Te recomiendo que te alejes, Min. No quieres en verdad relacionarte con ella.—dijo negando con la cabeza.
—¿por qué no?—fruncí el ceño.
—porque está loca.—incliné mi cabeza—. Es una perra loca. Todos la han visto desnuda, no tiene nada que ocultar. La desaparición de Sungjae le dejó una enorme necesidad de atención.
—¿como sabes eso?
—todos lo saben, Yoongi. Todos conocen a la perra de Sungjae. Es una fácil.
—¿tú la has...?
—sí, no es nada nuevo. Raro sería si no.

Eso me daba mucho en qué pensar. Después de todo la gente no se le acerca, no por el aroma del cigarrillo sino por lo que hizo. Porque es conocida como la chica que se saltaba clases, la que asistía ebria a los salones y la que salía con un grupo de cinco chicos a fumar marihuana. Y quién sabe a qué más.
Como dije, yo vi muchas cosas que quizá no debí ver. Y por eso se como se siente.
La veía llorar detrás de los botes de basura donde nadie la pudiera ver. La veía fumando en la azotea cuando se sentía cansada.
Yo vi cuando su madre la echó de su casa y le dijo cosas terribles. También la escuchaba cantar y tocar la guitarra desde su habitación.
La veía ir y venir de la tienda de Jongdae. Y casi siempre que la veía estaba fumando. Casi nunca crucé una palabra con ella porque sentía que tenía demasiados problemas como para distraerla.
Pero si algo puedo decir en su defensa. Es que yo nunca la vi con otro chico que no fuera Sungjae. Ni siquiera con él la vi tendiendo algo íntimo. Y nadie nunca me dijo que se había metido con fulanito y menganito.
¿Pero por qué Taehyung decía lo contrario?

—al fin llegan, pelmazos.—dice Taehyung levantándose de la silla y saludando a los otros dos chicos del grupo.—. Tenemos cosas que hacer. Iré por los papeles y vuelvo.

Hoseok y Jimin se sentaron alrededor de la mesa y hablaban de algo. Quería preguntarles. Si Taehyung decía que todos sabían lo que había hecho ellos sabían. Y a veces confío más en esos dos que en Taehyung.

—chicos—me miraron—. ¿Por qué es tan malo estar con Hara?
—se miraron entre sí. Su mirada tenía cierto miedo—. Es una perra, Yoongi—dijo Jimin después de discutir con la mirada a Hoseok.—. Quién sabe con cuántos chicos ha estado.
—es mejor que te alejes de ella, Yoongi. Lo digo en serio—dice Hoseok palmeando mi hombro.
—a ver, estúpidos. Aquí está el plan y cuánto dinero cobraremos.—dice Taehyung saliendo del almacén y arreglando los papeles para después dejarlos en la mesa.
—me tengo que ir.—digo levantándome.
—pero te necesito para esto.—dice señalando los papeles.
—estoy fuera esta vez. Quizá a la próxima.—cierro la puerta detrás de mí.

Reviso que nadie me vea salir de ahí. Camino hacia la tienda de Jongdae. Dicen que es bueno dando consejos y además es amigo de Hara. Él debe saber algo sobre todo esto.
Entro a la pequeña tienda y suena la campanilla de la entrada. Me acerco al mostrador y recargo mis antebrazos encima de este. Jongdae sale de la puerta del almacén de la tienda y se acerca.

—¿que necesitas, Yoongi?—dice limpiando sus manos con una toalla.
—¿cuál es el precio de un consejo?—pregunto sacando unas monedas de mi pantalón.
—¿que quieres que te diga?
—en verdad quiero preguntarte algunas cosas.—golpeo levemente una moneda contra el mostrador.
—habla.
—¿sabes si Hara se metió con muchos chicos?
—se quedó callado un rato—. Escucha, es mejor que eso lo hables con ella o me castrará si te lo digo yo. Pero supongo que un poco de información no te hará daño.—suspiró—. Hara nunca se metió con ningún chico que no fuera Sungjae. Y según yo tampoco con él. Te podría asegurar que es virgen pero en realidad no lo sé. Nunca se ha metido con tantos chicos como lo cuenta Taehyung si es él quien te lo dijo.
—de hecho—asentí con la cabeza.
—Taehyung se encargó de hacerle esa mala reputación.
—¿por qué?
—discútelo con ella, me gusta ser hombre.—rodé los ojos.
—está bien. ¿Cuánto te debo?
—nada, Yoongi. Ella preferiría que te dijera la verdad a que te quedaras con la idea de que es una puta.
—bueno. Muchas gracias. Quizá te vea después.—me di la media vuelta y comencé a irme.
—Yoongi—me llamó antes de que pudiera abrir la puerta. Voltee mi cabeza y le miré—. Cúbrete, está lloviendo.

Sonreí. No me importaba mojarme. Además la cazadora que traía me mantenía un poco seco cuando llovía.
Caminé hacia mi casa. No iba ni rápido ni muy lento. A veces me gustaba que lloviera. Miraba a mi alrededor observando cómo caían las gotas en todos los objetos y en todas las calles. Observando el paradero de las gotas la encontré.
Estaba sentada en la acera en frente de un muro. Abrazando sus rodillas y llorando. Su cabello mojado junto con todo su cuerpo.

A la mierda si me enfermaba.

Cigarette ; M.yg Donde viven las historias. Descúbrelo ahora