N e u n

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Min YoonGi

De nuevo frente al piano. Quería seguir con la canción pero no me salía ni una idea. Mi cerebro era un desierto, tampoco sabía si enojarme, llorar o simplemente no hacer nada. No tenía nada en la cabeza, todo era blanco. Llevaba un largo rato con el lápiz en la mano y el papel vacío.
Sentía que el piano me miraba enojado otra vez. Solo lo ignoré, ¿como era posible que no se me haya ocurrido nada todavía? Mi cerebro debe tener telarañas.

Alguien llamó a la puerta seguido de varios golpecitos en la madera. Dejé el lápiz entre el espiral de la libreta y me levanté. Abrí la puerta, Hara estaba parada en frente, parecía feliz.

—hola—dijo.
—hola—me recargué en el marco de la puerta—, ¿que necesitas?—crucé mis brazos.
—¿estás ocupado?—preguntó asomándose al departamento.
—ciertamente—cerré la puerta—no.—recargué mi espalda en la puerta.
—quería que saliéramos a caminar—agachó la cabeza, tímida y jugó con sus dedos—. ¿Quieres?—levantó su mirada.

Mi piano podía esperar...

—está bien.

[...]

—¿de donde sacaste la idea de salir a caminar?—pregunté.
—solo tenía ganas. La monotonía es aburrida, desde luego.—se encogió de hombros.—¿que estabas haciendo?
—ah, trataba de seguir escribiendo una canción. Pero tengo la mente en blanco.
—que mal—posó su mano en mi hombro—. Llegará inspiración, ya verás.
—suspiré—no salía a caminar solo porque sí desde hace tiempo—metí mis manos a las bolsas de mi pantalón.
—yo no, caminar es parte de mi monotonía.—se volteó y comenzó a caminar de espaldas—. Caminar con alguien más, no.

Sonreí. Seguimos caminando varias cuadras, yo iba guiando a Hara para que no se golpeara o tropezara con algo o alguien. Nos sentamos en la banqueta de la calle. La tarde comenzaba a obscurecerse.

—¿estabas ebrio?—preguntó. La miré confundido—. Cuando atropellaste a Jungkook.
—¿t-tú como sabes eso?—levanté una ceja.
—me lo dijo él. Pero se me hace ilógico lo que me contó. Por eso pregunto si estabas ebrio.
—pues no. No estaba ebrio. Solo no me fijé en la calle.
—es raro que después de tanto tiempo no se haya recuperado—dijo con el ceño fruncido.
—es que no es solo un problema de las piernas, que de por sí es un problema grave; también hay que tratar la columna y un montón de cosas más—dije cansado.

Ya era casi noche. Comenzaba a hacer frío.
Ella me observó atenta. Yo también analicé su mirada, creo que entre más la miro más me gusta. Mi corazón se alocó por un segundo. Basta, cálmate. Es mi turno, yo quiero preguntarle a ella.

—¿por qué te llevas bien con Jongdae?—pregunté.
—bueno, siempre ha sido mi amigo y, él siempre escuchó mi versión de la historia y fue de las pocas personas que me apoyaron cuando tenía problemas.—jugó con una piedra de la acera—. Muy pocas personas entienden mi historia y mi persona.
—sí—suspiré—, te entiendo.
—todos te inventan una historia falsa, una que queda a su conveniencia y no quieren escuchar la tuya. Si supieran qué hay testigos...

Creo que el tema lo ameritaba.
Lo que decía me estaba haciendo que confesara todo lo que había visto. Y no sabía si sería bueno o malo, yo soy esa minoría que entiende su historia y no sabía si era bueno o malo. Pero con ella debía ser honesto siempre, entonces le dije.

Cigarette ; M.yg Donde viven las historias. Descúbrelo ahora