Cigarette ; M.yg

F ü n f z h e n

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—trata de estirarla de nuevo—pidió Jin tomando la pierna de Jungkook. Jungkook con un poco más de fuerza debida extendió su pierna tratando de empujar un poco a Jin.—. Muy bien, Kookie. Hemos acabado.

Jungkook bajó su pierna lentamente para evitar lastimarse y suspiró cansado. Jin le ayudó a levantarse y a acomodarse las muletas.

—tienes un buen progreso, Kookie. Vas muy bien.—dijo Jin viendo que la postura de Jungkook no estuviera deteriorada por el uso de la silla de ruedas.—. Ahora vas tú, Hara.—volteó a verme.—. Por favor sube a la báscula.—obedecí, Jin tomó mi peso y estatura en un papel y me pidió que bajara.—. Vas bien, estás subiendo un poco de peso, todavía estás muy delgada pero en poco llegarás a lo normal. Préstame tu mano—Jin tomó una de mis manos y con un aparato picó la llama de mi dedo sacándome sangre para medir mis niveles de azúcar.—. Deja de comer dulce, Hara. Tus pulmones e hígado ya están bien pero si no quieres iniciar un problema de diabetes, consume otra cosa con azúcar natural. Como una fruta.

Creo que ya sabía qué fruta comer. Jin se sentó en la Camilla donde anteriormente se encontraba Jungkook y yo me senté en la camilla en frente de esta, Jungkook estaba parado a un lado mío. Tiene que acostumbrarse a andar en muletas y no puede sentarse demasiado o se acostumbrará más de lo que ya está.

—ambos progresan, pero ya les he dicho las cosas a tomar en cuenta—dijo Jin frente a nosotros.—. Puedes retirarte, Jungkook, hemos terminado por ahora.

Jungkook asintió con la cabeza y se despidió con un movimiento de mano. Salió de la habitación y una enfermera cerró la puerta apenas vio a Jungkook salir. Jin regresó su vista a mí y sonrió, imité su acción.

—Yoongi no ha estado fumando, ¿verdad?—preguntó haciendo unas anotaciones en una libreta pequeña.

—no, no lo hace. O al menos no seguido.—Jin sonrió ante mis palabras.

—siento que fuiste la mejor medicina que él pudo haber recibido para sentirse mejor. Como un antidepresivo.—bromeó.

—¿él tenía depresión?—pregunté con asombro en mis palabras.

—no, claro que no. No la tenía, pero parecía como si la tuviera. Siempre tuvo una vida difícil y prefería andar sólo. Jungkook era su único amigo hasta que conoció a esos chicos que le dieron un supuesto empleo. Aunque él diga que no son sus amigos, por un momento lo fueron. Sus padres nunca fueron un apoyo para él, su hermano siempre fue el que se preocupaba, por eso se alejó. Había encontrado algo bueno cuando conoció a Jungkook casi al terminar sus estudios y cuando sucedió el accidente, su vida volvió a ser gris. Cuando te conoció a ti, creyó haber encontrado Luz, y cuando Sungjae desapareció su vida no había cambiado del todo. Y míralo ahora, cuando esta contigo se ve feliz. Creo qué hay un gran cambio entre sus primeros días aquí y estos días.

Sonreí. Que dijera eso, que su vida había sido mala hasta que llegué yo, me hacía sentir especial. Creo que me sucedía lo mismo, durante mucho tiempo sentí un gris en el cielo todo el tiempo y las nubes amenazando con llorar hasta que una mañana con él salió el Sol después de mucho tiempo.

Jin se levantó de la camilla y caminó hacia el buró de la camilla donde yo estaba sentada, encima del buró yacía un jarrón con distintas flores, pude distinguir entre ellas una flor de smeraldo. Jin tomó delicadamente la flor que admiraba y comenzó a tomar sus pétalos delicadamente, dejando el tallo de la flor calvo para después tirarlo a un cesto de basura cercano. Los pétalos los colocó en lo que parecía una vieja y pequeña farola, con un encendedor prendió fuego a los pétalos y cerró la pequeña farola. Observó cómo los pétalos se volvían cenizas.