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Mi teléfono comenzó a vibrar. Apenas estaba despertando y estaba aturdido. Tallé mis ojos y contesté la llamada.
—diga.
—¡MIN YOON GI!—gritó por el teléfono y yo retrocedí.
—mi tímpano.—dije sobando mi oído.—. ¿Hara?
—sí, lo siento. Sabía que acababas de despertar y bueno...
—un momento, ¿de donde sacaste mi número?
—es un secreto. Mi punto es que quería despertarte, tienes que estar listo a las doce.
—sí, ya lo sé. No tenías que recordarlo.
—sí, sí tenía. Te veo entonces.Colgó. Dejé mi teléfono en la mesilla de al lado de la cama y me estiré en la cama para después levantarme. Salté mi desayuno y me metí al baño. Me di una ducha.
Salí y me vestí. Nada extraordinario. Tomé mis llaves y el encendedor y salí del departamento, miré mi reloj, todavía faltaba tiempo para las doce.
Caminé hacia el hospital, el recorrido me quitaba unos minutos. Cuando llegue sólo faltaba poco para las doce, me senté en la banca en frente de la entrada al hospital y esperé a Hara.Era realmente puntual, ya que a las doce en punto estaba ahí. Me sorprendió. Traía el estuche de su guitarra y una gran sonrisa en la cara. Me levanté de la banca y caminé hacia ella.
—eres puntual—dije.
—por supuesto. Eso es importante.
—bien, ¿lista?—pregunté.
—tengo nervios—dijo agitando las manos.
—solo vas a cantar y ya.—me golpeó en la cabeza—. ¿A que se debe el golpe?—dije sobando mi cabeza.
—tonto, no es solo eso. No he estado en frente de gente en mucho tiempo y me preocupa.
—todo va a estar bien, no te preocupes.
—está bien, te creeré.Entramos al hospital. Jungkook salió del edificio a lado de un doctor. Doctor que reconocí a pesar de tanto tiempo.
—y aquí están—dijo acercándose a ambos—. Min, no te había visto. ¿Donde estuviste?—dijo mirándome.
—en ningún lado y en todas partes.—rió.
—¿tú eres la que se ofreció a cantar?—preguntó mirando a Hara.
—claro.—hizo una reverencia—. Im Hara. Mucho gusto.—Jin imitó su acción.
—bien, te presentarás hoy y ya veremos si volverás. ¿Te gustaría?
—no tengo mejores cosas que hacer, entonces sí—dijo riendo.
—entonces prepararemos todo. Min—lo miré—. ¿Me puedes ayudar?Asentí. Fui con él, le ayudaría a conectar cables y el micrófono. Además de mover las bancas para los enfermos, los doctores y enfermeras del hospital.
Im Hara ←
Fui a sentarme con Jungkook en una banca. Esperábamos a que las cosas estuvieran listas. Me senté en la banca abrazando el estuche de la guitarra. Jungkook avanzó y paró en frente de mí.
—¿hace cuanto conoces a Yoongi?—preguntó.
—no lo sé, mucho tiempo. Siempre ha vivido en el mismo vecindario, la misma calle. Y lo veía muy seguido.—miré sus piernas en la silla de ruedas—. ¿Te molesta si pregunto que...?
—oh, fue un accidente. Yoongi me atropelló por accidente.—siguió debido a mi cara de confusión.—. Él me estaba buscando y por accidente me atropelló, no me vio y esto pasó.
—¿y cuánto tiempo llevas aquí así?
—creo que cumpliré un año. Me faltan unos meses para irme.
—¿fue muy grave?
—bastante. Por eso Yoongi se la pasa pidiendo disculpas. Lo agradezco, pero en el fondo no sirve de nada. No hay vuelta atrás. El hubiera no existe.
—se ha de sentir muy muy mal.
—yo creo. No me gusta verlo triste.—dijo negando con la cabeza—. ¿Como es que Yoongi te arrastró hasta acá?
—reí.—. ¿Por qué deduces que me arrastró?—rió—. Bueno, le pregunté por el encendedor blanco que siempre carga. Él me explicó que era de un amigo suyo que no había visto desde hace tiempo y que estaba en el hospital. Después lo animé a que viniera a verte. Y aquí estamos.
—¿entonces tú lo arrastraste a él?
—básicamente.—asentí.
—¿aún sigue teniendo ese encendedor?
—si supieras. Lo trae a todas partes. Él de verdad lo aprecia.
—guardó silencio por un rato—. Oye...¿y él te gusta?
—me sonrojé—. ¿Disculpa?
—¿te gusta Yoongi?—preguntó sonriendo.
—me agrada, pero no me gusta. ¿Por qué preguntas que me gusta? ¿Crees que me gusta? ¿Por qué me gustaría? Pff—pregunté nerviosa.
—me miró unos segundos contendiendo varias palabras y la risa de mi nerviosismo—. Sí te gusta—sentenció antes de mirar a otro lado e irse.
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Cigarette ; M.yg
FanfictionHara encontró algo muy preciado entre sueños grisáceos, encendedores blancos, balas rojas, caramelos, fresas y cigarrillos. ¿Qué hace falta para que un par de almas rotas se encuentren? Solamente una serie de eventos desafortunados podrán desencaden...