Capítulo V

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Aiden entró a la cafetería/restaurant, el lugar seguía intacto, tal y como lo recordaba,  inhaló aquel familiar aroma a comida picante y grasosa, y buscó su sitio favorito al final de la hilera de gabinetes

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Aiden entró a la cafetería/restaurant, el lugar seguía intacto, tal y como lo recordaba,  inhaló aquel familiar aroma a comida picante y grasosa, y buscó su sitio favorito al final de la hilera de gabinetes.

Riley... Seguía en las nubes, él pensó que estaba absorbiendo toda la información nueva del Congreso, por lo que la dejó tranquila y en silencio mientras caminaban hasta el local. Pero cuando llegaron, aún seguía distraída.

—¿Qué quieres comer? —le preguntó una vez instalados en el gabinete.

Ella mostró una suave sonrisa.

—Lo que tú ordenes me parecerá bien.

No sabía porqué, pero se sentía cómodo con ella, más que con cualquier otra persona, incluida su hermana. Había una extraña conexión entre ellos, como si se conocieran desde mucho más antes, lo veía en el brillo de sus ojos cada vez que la miraba.

Ordenó al mesero dos hamburguesas de doble queso y cebolla, dos gaseosas y dos cubos de papas fritas.

"¿La trajiste a un Mc'Donals?" el leopardo sonó ofendido. Pero tenía hambre.

—Huele bien —dijo cuando tuvo su comida en frente.

—¡Aiden! —chilló una voz conocida.

Buscó con la vista al dueño de esa voz, y lo encontró, la encontró.

Leah Brown. Su amiga de la infancia. Apenas la reconoció con ese cabello negro y largo, y esa ropa tan... Llamativa, que revelaba demasiada piel para el clima que vivían. 

La mujer hizo sonar sus tacos sobre las baldosas marrones mientras caminaba con elegancia en esas cosas.

–—¿Me conoces?

—¡Claro que sí! —le dio un beso en la mejilla y se dispuso a sentarse en el asiento contrario, pero se detuvo al ver a Riley—.  Oh... ¿Y quién eres tú?

De pronto sus ojos destellaron con enojo, alzó la barbilla y le sonrió de manera falsa a Leah.

—Ella es Riley —interrumpió a Leah que estaba a punto de abrir su bocota—. Mi compañera de clan.

La postura de Leah se relajó cuando escuchó sus palabras ¿En qué estaría pensando?

—Es un gusto conocerte —le dijo y sin pedir permiso se sentó a su lado, Riley se movió pero Leah no le prestó atención—. Mira cómo has cambiado, te ves tan... Bien.

Su leopardo se molestó, y él también, Leah le estaba prestando demasiada atención. Una vez fueron grandes amigos cuando eran niños, en la época en la que él vivía en la ciudad, pero tan solo habían sido eso, nada más.

—Tú también has cambiado —le dijo con poco interés.

—¿Qué estás haciendo aquí? ¿Has vuelto a vivir a Nueva York?

Pasiones Ocultas [Serie Ice Daggers 4]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora