¿Otra cita normal?

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          (Mark Blackthorn)

POV. Anna.

El tiempo se había ido volando, pero también las horas se habían vuelto eternas. Era una mezcla extraña, así como la combinación entre tantas prendas y tantos zapatos que había probado.

¿Por que tenia que revolver mi armario entero solo para algo casual? No iba a ir a cenar con Obama o la reina de Inglaterra.

Ya estaba cansada de buscar "el atuendo perfecto" y todo para que el no lo notara.

Di una última mirada en el espejo de mi reflejo.

Entre tantas cosas, decidí ponerme un vestido, rosa palo, algo casual. Con tacones blancos y una chaqueta de mezclilla.

Y entonses... Se escucho el timbre.

¿Por que estoy nerviosa?
Anna Ramirez jamas se pondría nerviosa.

Tome mi bolso y mi celular y salí.

Me alegraba ver que el también venia vestido casual.

—Wow!— lo escuche decir, muy bajo.

¿Por que tienes que verte tan sexy, con algo tan simple, Mark Blackthorn?

— Nos vamos?— pregunte.

POV. Magnus.

Sonó el timbre y en ese momento, maldije a Anna, por interrumpir mi sesión de besos con Alec.

— Papa?— me sorprendí.

Atrás de el venia Amber, su esposa hace cuatro años.

— Que haces aquí?— pregunte.

— Vinimos a ver a mi nieto! ¿Donde esta?— pregunto, entrando.

— Asmodeus.— saludo Alec, con cierta sorpresa.

Un chillido comenzó a provenir de la habitación de Max.

Mi padre fue corriendo, con Alec detrás de el.

Volvió a sonar el timbre. Camine para abrir.

— Lydia!— exclame, de sorpresa.

— Cariño, llegaste!— le dijo Amber.

Entro tímida a la casa. Tenia vendadas las muñecas, y había un vendaje en su clavícula, al igual que en su mano derecha.
Su piel parecía mas pálida y su ojos tenia unas enormes ojeras.

POV. Anna.

— En nuestra primera cita, me traes a una feria?— pregunte, evitando reír.

— No te gusta?— preguntó, con la cara llena de preocupación.

— No venia a una feria desde que era niña. — explique. — Me encanta!— solté.

Caminamos a un lugar de esos, donde tienes que dispararle a pequeños objetos, desde una distancia.

— Una competencia?— tomo una escopeta de el juego, viéndome con una sonrisa picará.

— Que gane el mejor.— asegure.

POV. Alec.

Tragame tierra.
Rogue en ese instante.

Cuando Magnus Bane y Lydia Branwell estaban juntos, mi muerte se aproximaba.

— Que Bello es! ¿Puedo cargarlo?— pidió Lydia.

Busque la aprobación de Magnus en sus ojos y el acepto.

Lydia cargo en brazos a su sobrino, mirándolo con fascinación.

POV. Anna.

— Que se supone que hagas?— dije siguiendo, mientras me arrastraba a un lugar.

Era de esos juegos, donde te ganabas premios. Tenias que lanzar dardos.

Mark comenzó a arrojarlos y los dardos dieron en el blanco.

— Que premio quiere reclamar?— le pregunto el vendedor a Mark.

— Ese!— señaló un peluche color caramelo con un listón en su cuello, del color de mi vestido y el peluche, era enorme.

Cuando me lo entrego, lo abrace, era tan suave.

Era algo muy cliché, pero era lindo.

Caminamos y encontramos a varias personas bailando.

— Baila conmigo!— le tendi la mano, sentando al peluche, en un lugar donde nadie se acercaría a el.

Sonrió y me dio la mano.

Rodee su cuello con mis brazos, y el mi cintura, con sus manos.

— Ese vestido hace resaltar tu piel, y tus mejillas, perfeccionan tu rostro al esbozar una sonrisa.— dijo.

POV. Mark.

Dios, eres tan hermosa.— musité.

Ella solo me miraba, con su ojos chocolate.

Subí una mano a su cabello, y se sentía como seda.

POV. Anna.

Mi cabeza daba vueltas, mi corazón latía como tambor, mi pecho dolía, mis piernas temblaban, y en cualquier momento, me desvanecería a sus pies.

Los dedos me temblaban y cuando el, comenzó a trazar, sobre mi labio inferior, mi piel comenzó a estremecerse.

Y entonses, me deje llevar, haciendo que el mundo se desvaneciera a nuestro alrededor. Y sus labios siempre eran suaves pero fríos. Y sus besos iban mas allá de los limites que todos conocíamos.

Algo explotaba dentro de mi y se renovaba.

Y no solo se sentía como si nuestros labios bailaran, si no que también nuestros corazones lo hacían.

Y entonses, tenia tanta sed de el, por que solo con un toque de el, podía estallar mi mundo entero.

Sus manos acercaban mas mi cuerpo al de el, y no me importaba que mis pulmones murieran ese día, por que lo necesitaba mas que la misma vida. Y ahora, el me había traído devuelta a ella.

¿Esto era amor?
¿Asi se sentía?

Las Canciones Del Corazón III [Malec]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora