Las Canciones Del Corazón III [Malec]

La Fiesta de Max.

POV. Anna.

¿Por que respirar, era necesario?

Nos separamos, jadeando, necesitando aire.

— Tengo que irme!— mordi mi labio, ocultando mi disgusto.

— Apenas son la doce.—

— Debo de salvar a Magnus de una cituacion.— explique.

— De acuerdo!— acepto y comenzamos a caminar hacia el auto.

En una mano, llevaba mi oso enorme y la otra, estaba unida a la mano de Mark.

¿Por que parecía estúpida, pero me encantaba?

Mientras manejaba, le llego una llamada.

—Hola!— atendió.

— Cristina!!!?— añadió nervioso, no se si era una afirmación o una pregunta.

No tardo mucho y colgó.

Para entonces, ya habíamos llegado. Le pedí que mejor me llevará a mi casa.
Que se vaya al carajo Magnus y su hermanastra loca.

Cuando baje, coque con el. Y entonces, de nuevo lo bese, pero ahora con mas pasión.

— Tengo que irme.— me separo, rompiendo el beso.

Mi estómago comenzó a retorserse, dando tirones.
¿Acaso no había respondido a mi beso?

— Te veré mañana?— pregunte antes de que subiera al auto. — Le harán una fiesta al bebe de Magnus, mañana en el dia. Sera en la casa de los Lightwood!— explique.

— Me encantaría!— sonrió, coquetamente.

POV. Magnus.

Ya se habían ido Asmodeus y Lydia.
Alec estaba arrullando a Max.

— Creo que tiene razón mi padre ¿No lo crees?— pregunte.

— Sobre...?—

— No haría daño tener otro bebe.—

— Quieres otro hijo?— sonaba un tanto indiferente.

— Que!? Tu no??— pregunte

— Apenas podemos con Max!— respondió.

— Por que siempre haces esto?—
Sone molesto.

— Acabamos de reconciliarnos hace tres días Magnus y tu ya estas pensando en tener otro niño, no sabes nada acerca de un bebe, solo has pasado unos cuantos días cerca de Max.— respondió alzando la voz.

— Tu no me permitiste estar cerca de mi bebe.—

— ¿Donde estabas cuando Max lloraba todo el día los primeros días que llego? Oh, claro lo olvide. Estabas con tu amante.—

POV. Alec.

Estaba tan molesto que había hablado sin pensar. Magnus comenzó a irse.
Baje a Max para acostarlo en su cuna.

— Magnus! No! Espera...! ¡Perdon!— decía mientras lo perseguía.

Entro en la habitación, cerrando me la puerta en la cara.

— Magnus, Bebe! Perdón.— toque la puerta.

Espere una respuesta y como no la obtuve, fui a la Cosina a buscar la llave. Regrese y abrí la puerta.

El estaba sentado en la cama, llorando.

— Ahora entiendo que tu jamas vas a superar esto. Toda mi vida vas a estar reprochandome y yo no puedo vivir con eso, Alec.—

— No, no! Mi amor, perdón. No quise decir eso.—

—Soy tan estúpido!— se tapó el rostro con las manos.

— Magnus, por favor Perdoname! ¡No quería herirte de esta forma! No hablaba enserio.—

— No puedo vivir así, Alec.— se levanto y comenzó a tomar su ropa.

— Magnus! No...— solo pude decir.

Era un estúpido, yo era un idiota, al haber lastimado a Magnus de esa forma.

— Magnus, por favor. No quiero perderte.— lo detuve. — Se que me moriría sin ti. Siempre intente no amarte de esta manera, pero sucedió. Estoy alterado por que tu hermanastra loca casi asesina a Max. Te amo, y no quiero perderte de nuevo, así que si Ya no me amas, esta bien, lo entiendo, por que soy un idiota sin sentimientos y Anna y tu, tienen razón, esas pastillas me afectaron el cerebro. Y el motivo por el cual las tome, fue por que yo no podía vivir sin ti. Y yo intente odiarte, pero no podía, por que yo te amaba, yo te amo. Y solo logre odiarme a mi, por ser tan patético, por amarte de esta manera. Y me odiaba, por haberte hecho daño por lo de Sebastian. Ambos cometimos errores, y si el amarte de esta forma en la que te amo, es un pecado, entonces lo acepto. Iría al infierno uno y mil veces si me lo podieras. Yo haría lo que fuera por ti Magnus.— me acerque a el, y tome su rostro en mis manos, limpiando las lágrimas que recorrían sus pómulos. — Y si decearas la luna, lanzaría el látigo de Izzy, y la arrastraría hasta tu ventana.—

Saco una sonrisa tímida. — Eso es patético! Pero lindo.— comenzó a reír.

Junte mis labios con los suyos, y entonces el teléfono comenzó a sonar.

Me moleste y Magnus rodó los ojos y contesto.

— Era tu madre!— dijo después de colgar. — La fiesta sera en la casa de los Herondale.—