Las Canciones Del Corazón III [Malec]

Hasta que te perdí...

POV. Alec.

La puerta del Loft estaba abierta, se escuchaba completo silencio. Había cosas tiradas. Fui a la habitación, pensando que Magnus Estaba ahí.

— Donde esta Magnus?— pregunte a Anna, que estaba parada al pie de la cama, con una hoja de papel en la mano.

— Dime tu!!!— me entrego la hoja de papel.

No eres nada sin nadie.

Decía la hoja.

— Se fue?— pregunte buscando sus ojos chocolate.

— Tu que crees? — rodeo los ojos.

Los cajones estaban vacíos, había ropa esparcida por el piso.

¿Por que apenas me había dado cuenta de eso?

— Que significa?— preguntó, refiriendoce al mensaje de Magnus.

— No lo sé! — cambie al otro brazo a Max. — ¿Y que estas haciendo aquí?—

— Vine a ver a Magnus.— contesto, sentándose.

— ¿Para Delatarme?— la mire enojado.

— Me ofende que digas eso! Jamas te haría algo así.—

Me acerque a ella, agachandome para estar a su altura.

— Lo siento!— le acarisie la mano.

— A donde fue Magnus?— pregunto, poniendoce de pie, haciendo sonar sus tacones.

— No lo sé.— la seguí. — Esta portandoce como un niño, haciendo todo esto.—

— ¿Como puedes decir algo así?— dijo molesta. — El es uno de mis mejores amigos, y se que dijiste o hisiste algo mal, para que el hisiera esto.—

— Ahora yo tengo la culpa?— espeté.

— Cuando vas a darte cuenta Alec? Darte cuenta de el daño que le estas causando a Magnus.—

— Y el daño que el me causo?— grite, enfadado.

— Eres un maldito egoísta!— murmuro saliendo de la habitación.

— Por que? ¿Por ser justo? ¿Por intentar no sentirme mal?—

— ¿Y como lo haces? ¿Mintiendote?—

— Tu me mientes a mi.—

— ¿Enserio? ¿En que? — me miro incrédula.

— Sé que estas enamorada de mi.— su semblante palideció.

— ¿Como es que...

— Jace me lo contó!— la interrumpí.

— Maldito Idiota!— la escuche decir, en un tono bajo, como un murmullo.

— Hay que... concentrarnos en buscar a Magnus.— dijo, un poco aturdida.

— Tu has lo, yo no voy a jugar al juego de las escondidas.— dije en tono frío.

— Bien! Entonces creo que tendré que hacerlo sola.— salió, azotando la puerta.