Capítulo 14.

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La chica estaba destrozada. Casi no podía consigo misma. Acababa de renunciar a sus sentimientos justo frente a él, cuando ella misma sabía y tenía muy claro que, era casi imposible quitarse ese sentimiento molesto y tan hermoso del corazón. Ese sentimiento que había roto la mejor relación que había construído con Niall.

Corría con sus ojos cubiertos por lagrimas, los cuales mantenían su vista nublada. Por ello no pudo ver a quien llevó por delante.

- ¿Mía? -. Alzó una ceja mirando a la pequeña contra su pecho. La tomó por los brazos suavemente -. ¿Estás bien?

Mía levantó su mirada para mirar a su tío. Trago en seco y corrió su mirada hacía un lado.

- Lo estoy -. Intentó seguir su paso pero el mayor se lo impidió, sujetandola por su brazo.

- No lo creo -. La miro de reojo.

- Ese es tu problema... -. Se soltó del agarré y subió las escaleras.

- Adolescentes -. Negó rodando sus ojos.

El tío la quedo mirando hasta que la perdió de vista, al voltear vió como su hermano venía del mismo lugar, sobando su nuca y con un semblante depresivo, sin exagerar.

- ¿Le has hecho algo tú? -. Preguntó Louis. Niall lo miró -. ¿La regañaste o algo así?

- ¿A quién?.

- Tu hija, acaba de subir casi arrazando con el mundo. Y aun que no lo admitió, note que lloraba. Sus ojos brillaban más que mi futuro.

Niall rodo sus ojos ante el comentario de mal gusto que lanzó su hermano mayor.

- Probablemente todo brille más que tu futuro -. Negó y siguió su camino, subiendo las escaleras.

- ¿Ah?... -. Alzo una ceja -. ¿Acaso todo el mundo vive de malas aqui? -. Rodó sus ojos al ver que su hermano lo ignoró y siguió su camino a la cocina.

El rizado solo abrazaba a su querida amiga firmemente, sabía que este momento no era el indicado para aconsejar o regañar sino para escuchar. La chica se aferraba más a los hombros de Harry, mientras este la abrazaba. Lo único que se oía en el cuarto eran los sollozos de Mía contra el pecho de su mejor amigo.
    La pequeña Mía lloraba y lloraba porque simplemente sabía que todo lo que le había afirmado a Niall eran falacias, puras mentiras para no seguir alejando a su padre más de lo que ya estaba. Aun que intentará llevarlo como una simple relación de padre e hija sería agoviante para ella. Ver a su padre día a día y... no poder abrazarlo como antes, llenarlo a besos o simplemente reir a su lado porque, todo esos momentos se habían congelado en el tiempo cuando le confesó todo lo que ella sentía por él realmente, y que... no era un simple amor de padre e hija. No, era mucho más que eso, mucho más.

Niall estaba en su cuarto matrimonial, sentado al filo de su cama, apoyando sus codos sobre sus rodillas, mirando al suelo, a la nada misma con un solo pensamiento atormentando su mente, Mía.

" me di cuenta que .. no te amo"

Frotó su rostro con el dorso de sus manos y llevó estas a su cabello, agitandose el mismo  para terminar echandose hacía atrás, mirando el techo.

- Por que... me inquieta tanto -. Negó y luego  pensó que eso era lo mejor. Que su hija recapacitará y se diera cuenta de cual era su lugar en esta vida.

Mientras tanto...

- ¿iré a prepararte algo para que comamos si? -. Dijo el rizado mientras se levantaba de la cama.

- No hazz... no quiero bajar -. Murmuró cubriendose con las mantas.

- No dije que bajaremos a comer allá. Subiré algo aquí -. Dice acercandose a la puerta -. ¿Algo en especial?

Mía | Niall Horan /EditandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora