3: Hamburguesas

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Se dejó caer en su cama mientras sentía como su estómago se revolvía

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Se dejó caer en su cama mientras sentía como su estómago se revolvía.

—Te dije que no tomaba, Chico de los Hámsters —gruñó y miró su móvil. Tres de la madrugada. ¿Realmente había valido la pena quedarse despierto tan tarde?

—Yuuri, Yuuri —susurró el moreno con voz pícara—, sé que te gustó.

Yuuri soltó a reír.

—La verdad es que sí. Amo el alcohol pero debo controlarme —comentó y se dio la vuelta para poder mirar el blanco techo de su habitación—. Pero... eso sí. Cerveza no tomaré jamás. No preguntes. Simplemente no es lo mío, ¿sabes?

—Lo sé.

—Me alegra.

Guardaron silencio por un par de minutos hasta que Yuuri pudo escuchar los ronquidos de Phichit y soltó a reír. Realmente estaba ebrio.

—Phichit, me alegra haberte conocido —juró el nipón y cerró los ojos, esperando poder dormir y así hacer desaparecer todo malestar que en él había.

—Phichit, me alegra haberte conocido —juró el nipón y cerró los ojos, esperando poder dormir y así hacer desaparecer todo malestar que en él había

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Lunes. Levantarse temprano, ir a clases, ir por algo de la cafetería, regresar al dormitorio y hacer sus tareas. Esa era su rutina, siempre lo había sido desde su llegada a la universidad, sin embargo algo se había roto en aquel patrón. La cafetería no abrió en todo el día y él no soportaría mucho sin comida. Así que Phichit, al ver como su amigo buscaba en sus cajones y debajo de su cama comida, le invitó a comer algo, Yuuri denegó de inmediato y le dijo:

—Mi tarjeta sólo funciona para la cafetería de la universidad.

Phichit no pudo evitar reír ante tal ocurrencia para luego decirle:

—No te pregunté si tenías dinero o no. Te invité, Yuuri. —Katsuki sonrió al escucharlo decir aquello y se sintió aliviado. Realmente amaba a su mejor amigo y no era porque siempre le salvaba de morir sino por otros motivos: era un chico amable y generoso con todos.

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Scary love ❅ Otayuuri ❅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora