5: Sushi

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El jueves había llegado con la misma lentitud de siempre y estaba a punto de irse con la rapidez que le caracterizaba

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El jueves había llegado con la misma lentitud de siempre y estaba a punto de irse con la rapidez que le caracterizaba. Él estaba agotado. Si bien la universidad no había sido un caos aquella semana, Phichit sí. No paraba de quejarse de lo difícil que era cursar la universidad y lo complicadas que eran las clases y las tareas. Yuuri no le escuchaba hasta el final, solía ponerse sus auriculares y comenzaba a estudiar sin tomarle mucha importancia a los comentarios del tailandés. Phichit podía ser su mejor amigo pero a veces llegaba a desesperarle.

—Vamos a comer algo, Yuuri —dijo el moreno mientras tiraba de los auriculares del nipón y besaba su mejilla, lo cual causó que todo el rostro de Katsuki se pintara de un bonito rojo.

—¿Ya terminaste la tarea?

El tailandés lo pensó un poco y luego respondió:

—Es para el lunes, no hay de que preocuparse.

Katsuki clavó su mirada en la de Chulanont y éste la apartó.

—Vamos, Yuuri, tienes hambre y yo también. Hay que comer algo —suplicó—. Con el estómago vacío no conseguiré concentrarme.

Yuuri puso las manos sobre su regazo y apretó los puños. Tenía muchísima hambre. Estaba seguro de que había bajado un par de kilos en los últimos días, aunque solo era exageración suya porque seguía igual. Phichit no le permitía saltarse ninguna de las comidas importantes del día.

—Yuuri —siguió suplicando. Katsuki podía jurar que su amigo estaba a nada de ponerse de rodillas y llorar.

—Está bien, está bien —cedió y se levantó. El moreno sonrió ampliamente, tomó su chaqueta y salió disparado de la habitación. Yuuri le siguió sin muchas ganas.

Chulanont amaba las hamburguesas, lo sabía de sobra y, para qué mentir, él también lo hacía

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Chulanont amaba las hamburguesas, lo sabía de sobra y, para qué mentir, él también lo hacía. Aunque después de un par de días se volvía asquerosa sólo la idea de tener una frente a él y tomarla con ambas manos para luego morderla y sentir el grasoso jugo que soltaba en sus labios y barbilla. En definitiva, ya estaba cansado de las hamburguesas. Con un poco de temor decidió hacerle saber su disgusto a Phichit:

Scary love ❅ Otayuuri ❅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora