4: Trabajo

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—¿Y?

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—¿Y?

—¿Qué? —preguntó Yuuri saliendo de su sueño mientras sostenía entre sus manos el muñeco que Otabek le había regalado minutos atrás. Era un pókemon, sólo conocía al pókemon que tenía entre sus manos porque era el más conocido en Asia y el mundo. No le gustaba aquella serie, de hecho solía mirarla sólo porque era lo que más daban en su país.

—¿Le pediste su número? —insistió Phichit con emoción mientras miraba fijamente a su mejor amigo, el cual mantenía una mueca en los labios.

—Eh... ¿a quién? —Estaba confundido.

—A Otabek, Yuuri —exclamó con desesperación Phichit.

—¿Por qué iba a hacerlo?

—No lo sé —confesó un poco frustrado el moreno. Fue en ese momento cuando decidió dejar de insistir y comenzar una nueva plática, una más interesante.

 Fue en ese momento cuando decidió dejar de insistir y comenzar una nueva plática, una más interesante

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Yuri caminaba dando grandes zancadas, llevaba las manos echas puños y la mandíbula apretada. Estaba furioso. Otabek era un idiota y de eso no había duda.

—¡Eres un tonto, Otabek! —gruñó y se detuvo. Le mostró sus dos dedos medios.

—¿Por qué estás enojado? —preguntó Beka.

—¡¿Por qué?! —gritó—. Le diste el pókemon, Otabek. —Se dio la vuelta y siguió caminando.

—Tú tenías el tuyo —le dijo en busca de tranquilizarlo, lo cual sólo empeoró la situación.

—¡Pero también quería el tuyo! —chilló.

—Pero él estaba jugando con el pókemon y seguramente sabe más de esa serie que nosotros dos juntos —comentó y luego se quedó pensando.

Scary love ❅ Otayuuri ❅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora