Capítulo 2

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Embriaguez.

♥♥♥

— Una copa más de Whisky por favor —le dije al camarero que tenía enfrente cuando me bebi el último trago que me quedaba en la copa.

Había pasado una semana desde que recibí ese mensaje con la foto del manuscrito adjunta y todavía no había logrado averiguar quién lo había mandado ni de dónde. Me sentía debastada, sin oportunidad, sin esperanza. Y lo mejor para olvidarme de todo por unas horas era beber, beber hasta acabar insconciente en el suelo, o en el hospital. Daba igual donde fuera, el caso era acabar con todos los problemas.

— Ya lleva cuatro señorita, ¿está segura? —escuché que decía el camarero cuando logró hacerse paso entre mis pensamientos.

— Seguiré bebiendo hasta que no recuerde quién soy —le aseguré y él enseguida me volvió a ofrecer la copa llena. 

— Eso le podría mandar al hospital —volvió a decir.

Como si eso me importara pensé, pero no se lo dije, no iba a discutir con un miserable camarero que se dedicaba a servir copas a las 4 de la mañana en un bar medio vacio, puesto que los únicos clientes que tenía eran 3 personas, contándome a mi. Había un chico al final de la barra que parecía no hacer nada y una chica en la mesa de la esquina bebiendo un refresco mientras hacía cosas en su portatil. Yo era la única que bebía descontroladamente en silencio.

Cuando pedí otra copa, el camarero me advirtió que era la última que me iba a servir y que después llamaría a un taxi para que me llevara a casa. Yo asentí sin más, esperando por mi copa. 

— No se preocupe por la cuenta, invita aquel caballero —señaló con el dedo indice al chico que estaba al final de la barra.

— Bien, dígale gracias de mi parte.

Realmente no me importó que me hubiera invitado, apostaba a que solo quería ligar conmigo y por eso le ignoré aunque me estuviera mirando todo el tiempo. Me tomé la "última" copa de un trago y le dije adiós al camarero, cuando me fui a levantar del incómodo taburete en el que había estado sentada gran parte de la noche, noté como mi cabeza empezó a dar vueltas, provocando que perdiera el equilibrio. Por suerte no me caí al suelo. Y era gracias a alguien que me estaba sosteniendo desde atrás, di a suponer que era el preocupado camarero.

— ¿Quiere que le lleve a casa? Ahí fuera no es seguro para alguien que está ebrio como usted.

A pesar de que creía que era el camarero, no era su voz. O al menos ahí dentro no sonaba de esta manera.

— No, gracias —fue lo único que dije antes de comenzar a caminar lentamente para no caer al suelo entre la oscuridad de la noche.

— Vamos señorita, soy de fiar, se lo prometo —escuché de nuevo su voz. Estaba caminando detrás de mi como si estuviera siguiéndome a ningún lado.

— ¡Deje de seguirme! —aunque estuviera ebria, todavía me quedaba voz para gritar.

El chico empezó a reír ante mi comentario.

— Si quisiera hacerle algo creame que ya se lo habría hecho, está ebria e indefensa y no hay nadie en las calles —me aseguró, haciéndome parar en seco al escuchar la palabra "indefensa". 

Yo nunca estaba indefensa y eso iba a demostrarselo. Al tener todo nublado me costó un par de minutos abrir el bolso que colgaba de mi hombro, pero cuando lo logré abrir saqué un revólver mod. 36, un tipo de pistola bastante fácil de manejar, incluso llevando un par de copas en el organismo, como era mi caso.

— ¿Me vas a dejar en paz ya? —le dije de forma lenta para que me escuchara.

Cuando me volteé apuntándole con la pistola no pareció importarle lo más mínimo y no entendía el por qué, mi pulso no era demasiado firme pero si disparaba, iba a darle de todas formas. A cualquier persona normal le habrían temblado las piernas o incluso se pondría a gritar pero a él parecía no asustarle.

— Está bien, está bien —susurró queriendo que me calmara mientras se acercaba con precisión y seguridad.

No estaba nerviosa, por eso no dije nada y le observé teniendo que entrecerrar los ojos para ver mejor, los efectos del alcohol me estaban dificultando a la hora de ver con claridad, lo veía todo borroso. Esto era una mierda. Sus brazos comenzaron a rodear mi inestable cuerpo y no hice nada por impedirlo, me quedé quieta, pero todavía apuntándole con el arma, por si se le ocurría hacer alguna locura de última hora.

Empezó a avanzar cuidadosamente manteniendo el agarre para que de alguna manera siguiera sus pasos, ¿me estaba ayudando? Estaba demasiado mareada como para pararme a pedir explicaciones, incluso no me sentía lo suficientemente fuerte como para pensar o hacerme alguna pregunta más, así que solo caminé junto a él en silencio, dejando que me ayudara. A lo lejos escuché un suave pitido que indicaba que había abierto el coche.

— ¿A dónde me llevas? —pregunté antes de llegar a aquel coche.

— A casa —me sonrió.

No sé si me estaba volviendo loca pero podía jurar que era la sonrisa más bonita que jamás había visto y no me gustaba que fuera así, esperaba que al día siguiente me diera cuenta de que solo era a causa del alcohol.

Abrió la puerta trasera del coche y me ayudó a entrar, una vez estaba dentro me tumbé en los asientos e intente que el movimiento del coche no me mareara más de lo que estaba. Todavía no lograba creer como había hecho ese chico para "convencerme" de ir con él, pero tampoco tenía otra opción, era esto o volver de la misma forma que había venido, andando.

 — Hemos llegado —susurró después de 10 minutos conduciendo, deteniendo el motor del coche.

— Pero yo quiero ir a mi casa...

— Estamos en el aparcamiento de tu casa —me aseguró.

Me levanté del asiento y miré por la ventana para ver si decía la verdad. Estaba en lo cierto, estabamos en mi casa.

— ¿Sabes donde vivo? —le pregunté sin quitarle la mirada de encima. 

— Ha sido un placer conocerla —fue lo único que dijo, volviendo a encender el motor para irse. Yo enseguida salí del coche para que no arrancara el coche conmigo dentro.

— Maldito desgraciado —le maldije por lo alto aunque ya se hubiera ido y me dirigí hacía la entrada.

No tenía ganas de buscar ni de sacar las llaves y como siempre había un guadia despierto toqué al timbre, eperando a que me abriera. Cuando me abrió, al ver en el estado que estaba enseguida me cargó en brazos para llevarme a mi habitación. Era un hombre alto, grande, muy musculoso y por eso no me soprendió que me cojiera en brazos como si fuera un bebé. Me deseó dulces sueños cuando me dejo en mi habitación y yo le agradecí con una sonrisa.

♥♥♥

Antes que nada quería decir que muchas gracias por todos los votos y comentarios, de verdad, me hace tener muchas más ganas de continuar y de seguir escribiendo, por eso estoy subiendo tan seguido porque la gente que ha leído novelas mías saben que me demoro mucho subiendo :) y lo segundo decir que hay gente que me ha preguntado acerca de los tesoros, y SÍ, son reales, esos tesoros existen en la vida real y son tesoros perdidos de verdad, lo único que yo hago es cambiar la historia acerca de esos tesoros <3 GRACIAS POR LEER.

PD: Si alguien tiene alguna duda sobre como es el revolver que lleva Keisy (la pistola) os dejo una foto en multimedia (a la derecha de la novela, debajo) y si no la ven ahí también dejo el link en un comentario.

PD2: Todavía no entiendo porque dicen "tu novela no es de mi tipo de libros" cuando recién comienza, no saben lo que puede venir, esto es solo la punta del iceberg. :) Pero ya aviso que la acción no llega hasta el 4 capítulo así que paciencia.

CAZATESOROS Justin Bieber FanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora